Miley Cyrus, la artista que convirtió la metamorfosis en su identidad
La cantante estadounidense ha demostrado que la reinvención puede ser una forma de coherencia

Su historia es la de una artista que se atrevió a desarmarse y reconstruirse tantas veces como fue necesario para seguir siendo ella misma. Ganadora de su primer Grammy en 2024 por ´Flowers´, Miley Cyrus, que cumple 33 años el 23 de noviembre, se encuentra en uno de los momentos más dulces de su carrera.
De la granja de Tennessee a Disney
Destinada a los escenarios, Destiny Hope Cyrus nació en Nashville, hija del cantante de country Billy Ray Cyrus y de Tish Finley. Su apodo, ´Smiley´ -sonriente-, que acabó convertido en Miley, anticipaba la energía desbordante con la que se presentaría al mundo.
La fama le llegó pronto: en 2006 protagonizó la serie ´Hannah Montana´, un éxito planetario que convirtió a una adolescente de 13 años en una superestrella mundial.
Durante cuatro temporadas, la ficción de Disney fue mucho más que un fenómeno televisivo. Se transformó en una máquina de cultura pop que mezclaba música, moda y adolescencia en dosis perfectamente medidas.
Pero el personaje de Hannah también fue una jaula. La cantante ha reconocido en varias ocasiones que aquella etapa, aunque decisiva, la dejó atrapada entre la inocencia impuesta y la búsqueda de identidad. "Era como interpretar una versión brillante de mí misma que nunca descansaba", confesó la artista años después.
Romper la imagen: de niña a mujer
La transición de niña prodigio a mujer fue uno de los procesos más mediáticos de la cultura pop reciente. Cuando en 2013 presentó ´Bangerz´, el álbum que incluía ´We Can´t Stop´ y ´Wrecking Ball´, el mundo entendió que Miley había roto con Disney.
Su actuación en los premios MTV, con un gesto provocador y un corte de pelo platino, simbolizó el fin de una era.
La crítica la acusó de buscar la provocación fácil, pero el tiempo ha demostrado que aquel episodio fue un acto de emancipación. Cyrus no solo cambió de registro musical, fusionando el pop con el hip hop y la electrónica, sino que asumió el control de su imagen.

La artista poliédrica
Si algo define a Miley Cyrus es su capacidad para mutar sin perder el pulso emocional.
En 2017 sorprendió con ´Younger Now´, un regreso a sus raíces con guiños al country y una estética más sobria. Poco después, con ´Plastic Hearts´ (2020), abrazó el rock con una madurez insólita, inspirada por Blondie, Joan Jett y Stevie Nicks.
Cada álbum ha sido un retrato de su estado vital: del hedonismo desatado a la introspección y el perdón. ´Flowers´, el tema con el que arrasó en 2023, sintetiza su evolución. Una canción de independencia emocional y autocuidado que se convirtió en himno global.
En ella no hay rabia, sino autoconocimiento. La letra, inspirada en su ruptura con el actor Liam Hemsworth, muestra a una artista que aprendió a amarse sin necesitar la mirada del otro.
Icono estético: tatuajes y aire country
Miley Cyrus ha hecho de la estética una extensión de su discurso.
Su estilo ha oscilado entre el "glam rock" y el estilo cowboy, del pelo rapado al rubio hollywoodiense, del cuero al satén, sin renunciar nunca a la teatralidad como parte de su emblema, jugando a hacer guiños a iconos de estilo de épocas pasadas en varias ocasiones.
Su relación con la moda ha sido una alianza estratégica y emocional. Ha colaborado con firmas como Gucci, Saint Laurent o Marc Jacobs, que han entendido su dualidad: entre lo salvaje y lo sofisticado. En la alfombra roja alterna transparencias con trajes sastre, lentejuelas con cortes masculinos.
Una voz que trasciende: De Dolly Parton a Metallica
Más allá de la estética, Miley Cyrus ha sabido consolidar una voz con identidad propia. Su registro grave y rasgado, capaz de pasar del susurro al grito, le ha permitido reinterpretar clásicos de Dolly Parton, su madrina artística, o de Metallica, con igual naturalidad.
En directo, su energía no depende de coreografías milimetradas, sino de una autenticidad que roza lo instintivo.
Sus versiones de ´Jolene´ o ´Heart of Glass´ en los últimos años se han viralizado precisamente por eso: porque Miley no interpreta, sino que reinterpreta desde su tono natural y desde su propio estilo musical, que ha ido readaptando a lo largo de los años sin perder su esencia.

La mujer detrás del personaje
Fuera de los focos, Cyrus ha defendido causas sociales vinculadas a la comunidad LGTBIQ++, la salud mental y la libertad sexual.
En 2014 fundó la Happy Hippie Foundation, una organización dedicada a jóvenes sin hogar y colectivos vulnerables. Su activismo nunca ha sido impostado; forma parte de su biografía. "Ser libre es mi forma de ser responsable", dijo en una entrevista.
Tras años de exposición mediática, ha encontrado equilibrio en una vida más discreta, centrada en la música y el arte.
En sus últimas entrevistas, ha hablado de la importancia del silencio, del descanso y de aprender a decir no. "Durante años creí que tenía que ser un espectáculo constante. Ahora sé que la quietud también es poder".
El arte de ser inasible
En la actualidad, Cyrus prepara nueva música mientras disfruta del reconocimiento que durante años se le negó. Su primer Grammy por ´Flowers´ no solo premió una canción, sino un proceso de maduración artística.
La niña que interpretaba a Hannah Montana y la mujer que bailó sobre una bola de demolición son la misma persona, pero reconciliadas.
A sus 33 años, la artista parece haber alcanzado un punto de serenidad creativa. Su presencia en festivales, colaboraciones y proyectos audiovisuales mantiene viva la expectativa sobre su próximo paso. Si algo ha demostrado es que no hay versión definitiva de Miley Cyrus: cada etapa es una revelación.
Convertida en referente generacional, Miley ha construido una narrativa en la que la contradicción no es debilidad, sino signo de fuerza. Su carrera es una lección sobre la autenticidad en un mundo que exige máscaras. Su voz, su imagen y su mensaje conforman una identidad que no teme al cambio, sino que lo celebra.

EFE