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Giorgio Armani
Giorgio Armani

¡Un italiano en París! Armani conquistó el santuario de la alta costura francesa

El diseñador italiano conquistó la pasarela francesa con sobriedad, elegancia y visión atemporal

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¡Un italiano en París! Armani conquistó el santuario de la alta costura francesa
El diseñador italiano Giorgio Armani conquistó la pasarela francesa con sobriedad, elegancia y visión atemporal. (FUENTE EXTERNA)

Cuando Giorgio Armani presentó sus creaciones de alta costura en Paris en 2005, no lo hizo como quien pide permiso para entrar, sino como un visionario consolidado que presentaba una declaración de principios.

Llevaba más de 20 años elevando la bandera de la sastrería italiana, por lo tanto, su conquista en las pasarelas francesas fue un triunfo del estilo sobre la tendencia, de la coherencia sobre la extravagancia, probando que la verdadera influencia no conoce fronteras.

La muerte prematura de su socio Sergio Galeotti en 1985 fue un duro revés para Giorgio Armani.

Sin embargo, la adversidad transformó al diseñador en un magnate de los negocios, forzándolo a dominar todos los aspectos de la compañía, desde las finanzas hasta las relaciones con los proveedores.

Este episodio fortaleció su independencia, un rasgo distintivo de su modelo de negocio que, hasta el final de sus días, lo diferenciaría de los conglomerados franceses.

La historia de la moda global ha estado, durante siglos, firmemente anclada en París. La capital francesa no es simplemente un centro de diseño, sino un santuario donde la alta costura se erige como una forma de arte protegida y codificada.

El término mismo, Haute Couture, está legalmente salvaguardado por la Chambre Syndicale de la Haute Couture (Cámara Sindical de la Alta Costura), una institución que impone criterios rigurosos para sus miembros, como la obligación de mantener un taller en París con un mínimo de veinte empleados y de presentar una colección de al menos 50 diseños originales dos veces al año.

"El objetivo del diseñador es mejorar la imagen de las personas, a través de la moda debe dominar su deseo de dar rienda suelta a su imaginación e intentar ver sus diseños en las calles, no solo en las portadas de revistas, no solo en desfiles de moda, sino en la realidad (2008)"Giorgio ArmaniDiseñador de moda

En las décadas de 1970 y 1980 en el ecosistema de la moda francesa destacaban el énfasis en la fantasía, la teatralidad y una ornamentación exuberante.

La estética en pasarelas y escaparates se inclinaba hacia las siluetas voluptuosas, los colores vibrantes y las telas suntuosas como el satén, sin lugar a duda, una celebración de técnica y exceso.

En 2005 Giorgio Armani, un intruso tranquilo, metódico ofreció una visión radicalmente diferente, oponiéndose al exceso.

Entró calladito, sin intención de superar a los parisinos en su propio juego de la fantasía, sino en redefinir el lujo mismo.

La esencia de su propuesta, un "lujo silencioso" que priorizaba el confort y la atemporalidad, se convirtió en una alternativa tan poderosa que finalmente forzó a la capital de la moda a reconocerlo como un maestro a la par de sus propios íconos.

Hilvanando la estrategia

Armani Privé, su firma de alta costura se convirtió en el responsable de la infiltración de los nuevos valores del estilo parisino: la sobriedad, el minimalismo y la funcionalidad. Para este momento ya había construido un imperio global y consolidado su influencia cultural y comercial, principalmente a través del prêt-à-porter.

Al utilizar el cine como plataforma, el empresario y ya consagrado diseñador, hackeo el sistema, saltándose a los críticos y editores influyentes, y llevando su visión directamente a la audiencia masiva.

El éxito de American Gigolo no fue un evento aislado, sino el inicio de una asociación a largo plazo entre su marca y la industria del entretenimiento.

"Los jóvenes actores rechazaban la teatralidad de la antigua alfombra roja de Hollywood en favor de una nueva naturalidad, y me convertí en el diseñador de referencia para este enfoque innovador. Personas como Diane Keaton y Robert De Niro tenían una idea completamente diferente de lo que debía ser la imagen del estrellato: querían ser cercanos, primero la gente y después las estrellas (Vanity Fair)"Giorgio ArmaniDiseñador de moda

El "power suit" de Armani, tal como lo llevó Richard Gere en la película, redefinió la imagen del hombre moderno en la década de los 80. Era una alternativa fluida a la sastrería rígida y pesada de la época, una "armadura" que comunicaba poder y seducción sin esfuerzo.

Este traje, que se adaptaba al cuerpo en lugar de exprimirlo, lucía hombros suaves, silueta relajada y se convirtió en un símbolo global, un antídoto al formalismo del pasado.

La prenda angular de su estrategia: la chaqueta desestructurada que también luciría James Bond junto con otras piezas que el diseñador crearía para el emblemático espía, otra conquista a la moda, pero en Reino Unido.

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Infografía
Kate Blanchet y Julia Roberts: sus musas favoritas de Hollywood. (FUENTE EXTERNA)

El diseñador se convirtió en el pionero en utilizar la alfombra roja como estrategia de promoción de su marca, vistiendo a las estrellas para los eventos más prestigiosos del mundo.

De Julia Roberts a Lady Gaga, la lista de sus musas es extensa y exquisita. Esta estrategia de marketing global fue mucho más efectiva que cualquier campaña publicitaria convencional.

Además, no solo vestía a los actores, sino que les proporcionaba el "total look" que abarcaba los accesorios e incluso la ropa interior.

París, ¡ya llegué!

Tras consolidar su imperio comercial y su identidad de marca, Armani hizo su entrada formal en la Semana de la Alta Costura de París en 2005 con el lanzamiento de Armani Privé.

Este acto simbólico se produjo tres décadas después de la fundación de su compañía y fue una declaración de intenciones.

Para entender por qué este momento fue tan importante, debemos comprender la diferencia entre ambos mundos.

Y aquí viene la lección: mientras el prêt-à-porter consiste en prendas producidas a escala en fábricas, la alta costura se refiere a creaciones únicas, hechas a mano y a medida para una clientela selecta y privilegiada.

Y así como en un club o en una fraternidad, cumplir con los estándares de la Chambre Syndicale es un rito de paso para cualquier casa de moda que aspire entrar en su territorio.

Su colección de debut consistió en solo 31 estilos, una decisión deliberada y respetuosa que contrastaba con la opulencia que ya podría haber proyectado. El paso de Armani por la alta costura fue una evolución de sus principios fundamentales, no un abandono de estos.

Su estética general, que él mismo describió con la palabra italiana "rispetto" (respeto) se alineaba con su visión de crear prendas atemporales que no cayeran en la obsolescencia después de una temporada.

En lugar de los colores llamativos de los años 80, optó por una paleta de tonos neutros, sus famosos grises, beiges y el "greige", un color que se convirtió en su sello distintivo.

Esta sobriedad y sencillez eran un antídoto al exceso, una declaración de estilo que ponía la elegancia por encima de la moda pasajera y al lujo tradicional y una parte fundamental de su estrategia para dominar el mercado.

El recibimiento de Armani en París fue significativo y perdurable. La ciudad que, según sus propias palabras, lo había recibido "como un intruso hace veinte años", lo celebraba como un veterano.

Sus desfiles se convirtieron en un punto culminante de la Semana de la Alta Costura, compartiendo el calendario con casas francesas icónicas como Chanel y Dior.

La conquista de Armani no fue solo estética, sino un triunfo de un modelo de negocio singular. El diseñador construyó un imperio valorado en miles de millones de euros, una fortuna personal que lo convirtió en uno de los hombres más ricos de la industria.

A diferencia de muchos de sus contemporáneos, que han vendido sus marcas a grandes conglomerados, Armani mantiene la independencia creativa y financiera de su compañía.

La línea Armani Privé cumplió un propósito comercial más amplio reforzar su estrategia de segmentación de marca y alcanzar una amplia variedad de públicos sin diluir la exclusividad del nombre principal.

Mientras la firma principal, Giorgio Armani, se dirige a una clientela acomodada y establecida. Emporio Armani, por su parte, apunta a un público más joven y moderno, interesado en las tendencias.

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Infografía
El equipo de Farfalle desfila en la pasarela del desfile de Emporio Armani durante la Semana de la Moda Masculina de Milán Primavera/Verano 2020. (JACOPO RAULE/GETTY IMAGES)

Finalmente, Armani Exchange (A|X) es la línea más accesible, con un estilo urbano y casual para atraer a la generación más joven.

Giorgio falleció un día antes de que su marca cumpliera 50 años, no sin antes lograr expandir su visión mucho más allá de la ropa y afianzar su compromiso con la sostenibilidad y la moda responsable.

Su imperio abarca licencias de fragancias y cosméticos con L'Oréal, líneas de decoración y mobiliario para el hogar: Armani/Casa.

Y una incursión en el hotelería de lujo con establecimientos en Dubái y Milán. También demostró su pasión por el deporte, llegando a ser dueño del equipo de baloncesto EA7 Emporio Armani Olimpia Milano y diseñando los uniformes de la selección italiana de fútbol y el equipo olímpico en más de una ocasión.

Una huella discreta como la elegancia

"La elegancia no consiste en hacerse notar, se trata de ser recordado" dijo a Martin Scorsese en su documental del 2009. Así, su legado más perdurable es el concepto de "lujo silencioso", una estética que rechaza los logotipos y la ostentación en favor de la calidad inmaculada, las telas exquisitas y las líneas impecables.

Armani creó una nueva armadura para el hombre moderno que terminó arropando el guardarropa femenino con una nueva identidad para la mujer, que se sentía empoderada sin tener que sacrificar la elegancia.

En sus propias palabras, no hacía arte, sino ropa; ropa que tenía un propósito y respetaba al consumidor. El hecho de que continuara diseñando hasta una edad avanzada y que su compañía se mantuviera fiel a su visión, incluso en un mercado dominado por los gigantes, demuestra su compromiso inquebrantable.

De hecho, el mes pasado declaró al periódico Financial Times que estaba preparando un traspaso gradual de responsabilidades a colaboradores, entre ellos Leo Dell'Orco, los miembros de su familia y todo el equipo de trabajo, después de que su mala salud le obligara a perderse, por primera vez en toda su carrera, sus presentaciones en Milán y París.

La creación de archivos digitales y exposiciones que honran su obra solidifican su lugar en la historia.

No solo como un diseñador, sino como un artista y un estratega que, con una visión singular, logró conquistar el mundo de la moda y crear un ciclo virtuoso, en que el arte financió el comercio, y el comercio consolidó el prestigio del arte.

Y fue la prueba de que la autenticidad, cuando se casa con un genio creativo y una independencia férrea, puede triunfar sobre la tradición y las tendencias más efímeras.

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 Diseñadora de moda y periodista, diseña cuando quiere, escribe cuando puede. Docente en el Instituto Técnico Superior Comunitario y Chavón Escuela de Diseño.