Más sabores de Arequipa
El mestizaje gastronómico, complejo, riquísimo, en todos los sentidos de la palabra, está servido y debe tener su reflejo en los diccionarios

Los que hemos tenido la suerte de probar la gastronomía peruana sabemos de su riqueza y su sabor.
En el pasado Congreso Internacional de la Lengua Española tuve la inmensa suerte de probar un rocoto relleno y un chupe de camarones, y de refrescarme con una colorida chicha, pero también de hablar de las palabras que los nombran.
La alimentación y la cocina forman parte esencial e indisoluble de lo que somos como seres humanos. En esta vinculación sustancial y estrecha, comida y palabras se parecen.
La gastronomía está de moda, no solo porque es parte constitutiva y necesaria de nuestra vida cotidiana, sino porque este tipo de contenido nos llega insistentemente a través de los medios de comunicación y de las redes sociales.
¿A quién no le gusta comer? A esto se suma la conciencia generalizada, a medida que conocemos mejor otras cocinas del mundo, de que lo que comemos y cómo lo comemos forma parte de nuestra identidad y de nuestro patrimonio.
La blanca Arequipa y las palabras
A los libros de recetas se suman cada día más los llamados «diccionarios» gastronómicos». No cabe duda de que la alimentación y la cocina son un campo atractivo para los diccionarios; sin embargo, no debemos olvidar, que un diccionario de lengua dedicado a la gastronomía no es un libro de recetas en orden alfabético.
Debe ser otra cosa, debe ayudar a encontrar el lazo estrecho que anuda lengua y cultura, lengua y tradición, lengua e innovación, lengua y mestizaje.
Imagínense lo que esto significa en una lengua de cultura histórica, internacional, pluricéntrica, como lo es la española, que expresa una cultura gastronómica ancestral, extensa, mestiza, valiosísima.
Los retos se multiplican. ¿Quién dijo miedo? Las Academias de la lengua española estamos empeñadas en la creación de un Diccionario gastronómico panhispánico.
La historia de nuestras palabras corre paralela a la de la cocina y la alimentación que se expresa en español: diversidad, mestizaje, globalización.
Las palabras del español que llegan a América, ya con su propia carga cultural, social y dialectal, arraigan, cambian, se mezclan con lo americano.
La lengua española ya no será la misma, ni en América ni en España. La culinaria tradicional española se transforma a su llegada a América con su contacto con lo americano; la culinaria prehispánica también.
La gastronomía española, y la europea, evolucionarán de forma insospechada con los nuevos productos americanos. La cocina y la alimentación se modifican, se diversifican; las palabras de las lenguas originarias, como los alimentos, los utensilios y las preparaciones que designan, se imbrican en la lengua española.
Y no olvidemos la influencia lingüística y gastronómica africana, tan a menudo soslayada por razones sociales y por la dificultad de su estudio histórico y lingüístico.
Palabras y recetas son el resultado de la combinación y la convivencia de las materias primas y las culturas amerindias, diversas y complejas, africanas y españolas, que también llevan en su seno el mestizaje de los pueblos que las forjaron.
El mestizaje gastronómico, complejo, riquísimo, en todos los sentidos de la palabra, está servido y debe tener su reflejo en los diccionarios.
De ahí la exigencia técnica y humana del trabajo que tiene entre manos nuestra lexicografía; y, no olvidemos, que el ámbito gastronómico es solo una pequeña parte de la complejidad léxica de nuestra lengua.

María José Rincón