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Carlos Cortés y la travesía interior

Su escritura nos invita a entrar, reconocernos y, de algún modo, salir distintos

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Carlos Cortés y la travesía interior
La escritura de Carlos Cortés transforma la experiencia del lector. (FUENTE EXTERNA)

Carlos Cortés tuvo la fortuna de crecer rodeado de libros. Su madre y sus tías eran maestras en una época en que la cultura letrada era esencial en la educación.

Desde entonces, la página se convirtió para él en un espacio íntimo, un lugar donde el recuerdo se entrelaza con la imaginación para dar forma a su literatura.

Estudió Periodismo y Comunicación porque lo que le interesaba era escribir. Durante veinte años fue periodista, editor y editorialista; la experiencia lo mantuvo cerca de la realidad cotidiana.

Afirma que este oficio es una plataforma de observación extraordinaria, pues te convierte en cronista de tu época y en historiador del presente.

Su camino literario, sin embargo, comenzó en la poesía, género que reconoce como implacable, donde un mal verso desploma un poema, y, de esa experiencia, conserva la atención al ritmo y a la musicalidad. Más tarde se volcó a la narrativa, donde afinó su voz.

Sus novelas tienen un trasfondo autobiográfico y, en muchos casos, están conectadas entre sí. Aunque no se repiten los nombres de los personajes, suele aparecer una figura que observa y da testimonio de sus obsesiones: el asesinato de su padre, la decadencia familiar y la búsqueda de identidad.

Esta última considerada por él como el gran tema del siglo XXI: la necesidad de saber quiénes somos y cómo podemos compartirlo en un mundo cada vez más individualista.

Su obra en general oscila entre lo político y lo intimista, vertientes que concibe como vasos comunicantes, con una preocupación constante por el lenguaje y la creación de atmósferas capaces de envolver al lector.

En Larga noche hacia mi madre, su estilo se muestra con mayor claridad, con capítulos independientes ensamblados en una estructura fragmentaria, múltiples voces y un narrador testigo que acompaña el viaje del hijo hacia sí mismo.

Es también la obra que más se aproxima a su idea de literatura, pues busca que el lector entre en ella no para recibir datos, sino para vivir una experiencia que lo conmueva y lo interpele.

Hoy, además de dedicarse a la escritura, es catedrático en la Universidad de Costa Rica, donde enseña Comunicación y Lenguaje.

Es un fiel creyente de que la educación debe forjar ciudadanos comprometidos y que, sin ese ejercicio activo, la democracia –único reducto posible– se debilita.

En su literatura no busca juegos de lenguaje, sino un uso del idioma capaz de construir mundos. Para él no se trata solo de narrar hechos; para eso están las noticias y las redes sociales.

Su escritura, en cambio, nos invita a entrar, reconocernos y, de algún modo, salir distintos.

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Abogada especialista en derecho administrativo, entusiasta de la cultura y la palabra escrita.