Una letra con personalidad
Guía práctica para no olvidar la hache

La personalidad de la letra hache nos trae de cabeza con la ortografía. Si leyeron la Eñe de la semana pasada saben que eso de «muda» tiene su cocorícamo.
En una lengua en la que cada sonido tiene, casi exactamente, su correlato en la grafía, la existencia de una letra que no representa ningún sonido inevitablemente tiene que provocar dudas ortográficas.
Muchas veces la hache está relacionada con la etimología de la palabra, otras con la tradición gráfica del español, otras veces podemos elegir si usarla o no. Nada que no se pueda solucionar con un poco de interés, un poco de práctica y de sentido común, y un buen diccionario a mano.
Porque, en lo que a la hache se refiere, solo la consulta del diccionario puede solucionar nuestras dudas. Para que la inseguridad no nos mate, les propongo repasar las orientaciones que nos brinda la Ortografía de la lengua española para el uso correcto de la hache.
Son reglas con muy pocas y raras excepciones; reglas productivas que aprendemos y ponemos en práctica con poco esfuerzo y que nos darán buen resultado.
Se escribe hache siempre que tengamos un diptongo /ua/, /ue/, /ui/, ya sea a comienzo de palabra o de sílaba en el interior de la palabra. Apréndanse un par de ejemplos y acudan a ellos cuando surjan las dudas.
Recuerden por ejemplo la frase Se armó el huidero por un huacal de huevos. Ahí tienen los tres diptongos a comienzo de palabra. La misma regla se aplica cuando los encontramos a comienzo de una sílaba interior: rehuir, alcahuete, arahuaco.
También se escribe hache delante de las secuencias /ia/, /ie/ cuando encabezan una palabra, como en hiato, hialurónico, hielo, hiedra, hierba, hiel o hierro.
El hecho de que cuando pronunciamos espontáneamente esa i inicial puede llegar a convertirse en un sonido /y/ está detrás de que algunas de estas palabras (¡ojo, no todas!) puedan escribirse con hie- o con -ye: hiedra o yedra, hierba o yerba, hierbabuena o yerbabuena, hierbajo o yerbajo.
Cuando escriban un texto, si eligen una de las variantes, siempre manténgase fieles a ella. Y ante la duda, recurran al diccionario.
Siempre llevan hache las palabras que empiezan por hum- seguida de vocal; sin excepciones. No se olviden de la hache cuando escriban palabras tan hermosas como humanidad y humano, humanista y humanitario, humildad y humilde, humor y humorista; tan incómodas como humedad, humo y humazo; o tan feas como humillar y humillador.
Renombrar la realidad
Y hablando de hermosura, se escriben con hache las palabras que empiezan por herm-: hermoso, hermano, hermanamiento, hermandad, hermético o hermosear.
Las palabras que empiezan por hog- también se escriben siempre con hache inicial. Merecen que las escribamos correctamente; tienen un aroma muy especial a pan recién hecho: hogar, hogareño, hogaza, hoguera, hogaño.
Un poco más feas son algunas de las que empiezan por horr-, pero no por eso vamos a escribirlas mal: horror, horrendo, horrible, horripilante, horrísono u horrorizar.
Escribió una vez Martín de Riquer Morera, uno de los más insignes estudiosos cervantinos, que «la guerra contra la hache es muy antigua y ha sido acaudillada por gramáticos fantasiosos y utópicos y aplaudida por reacios a la ortografía».
Nosotros no somos ni lo uno ni u otro; es más, le tenemos aprecio a esta letra díscola y chivirica, por eso nos gusta darle su sitio.