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Redes Sociales

"Una casa de dinamita", el thriller del que todos hablan en redes sociales

Kathryn Bigelow regresa con una historia que combina política, miedo y decisiones imposibles, dejando un final que sigue generando debate en redes

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Una casa de dinamita, el thriller del que todos hablan en redes sociales
La actriz Rebecca Ferguson es la Capitana Olivia Walker, en "Una casa de dinamita", responsable de supervisar a los oficiales de servicio en el piso de guardia. (FUENTE EXTERNA)

Hay películas que te mantienen al borde del asiento, y luego está "Una casa de dinamita", la nueva apuesta de Kathryn Bigelow que ha incendiado las redes por su final abierto y su atmósfera sofocante. Más que una película de acción, es un espejo del caos político y moral del mundo actual.

La historia arranca con una premisa escalofriante: un misil no identificado se lanza contra Estados Unidos, y solo hay 18 minutos para descubrir quién está detrás antes de que todo termine. Desde ese momento, el tiempo se convierte en el verdadero villano.

En la sala de guerra, el presidente —interpretado por un imponente Idris Elba— intenta mantener la calma mientras su equipo, compuesto por Rebecca Ferguson, Jared Harris, Anthony Ramos y Greta Lee, lucha contra la desinformación y el pánico. Cada segundo pesa, y cada duda cuesta vidas.

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Infografía
Idris Elba interpreta al presidente en Una casa de dinamita. (FUENTE EXTERNA)

Bigelow lo define como "una mirada a la confusión que reina cuando el mundo está a punto de desaparecer". Y es justo eso lo que logra transmitir: el miedo contenido, la tensión que no se resuelve y la sensación de que, por más poder que se tenga, nadie tiene realmente el control.

¿Cómo interpretar el final?

El final, por supuesto, es el gran detonante de la conversación.

Dividida en tres actos, la película culmina con el presidente enfrentando una decisión imposible: dejar que el misil impacte en Chicago para evitar una guerra nuclear o responder con un contraataque que podría destruirlo todo.

La pantalla se funde a negro antes de saber su elección.

Ni siquiera se revela quién lanzó el misil. Esa ambigüedad —que algunos aman y otros odian— es la verdadera dinamita de la cinta. Porque más que preguntarse qué pasó, Bigelow nos invita a cuestionar qué pasaría si el poder y el miedo se enfrentan cara a cara.

El resultado: una película que no explota en efectos, sino en preguntas. Y esas, son las que más tardan en apagarse.

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