Entre el deseo del fallecido y la paz de la familia: cómo vivir las honras fúnebres
En medio del duelo, las familias se enfrentan a decisiones difíciles, como elegir si cumplir con los deseos del fallecido o priorizar lo que brinde paz a quienes quedan

El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, nos recuerda que la pérdida de un ser querido es un momento tan inevitable como doloroso.
En medio del duelo, las familias se enfrentan a decisiones difíciles, como elegir si cumplir con los deseos del fallecido o priorizar lo que brinde paz a quienes quedan.
La psicóloga Karem González, directora de @lotuscentrointegral, explica que este tipo de dilemas son frecuentes y complejos. "No tienen una respuesta específica", asegura.
Sin embargo, en algunos casos, respetar las decisiones del ser querido brinda a los familiares una sensación de cumplimiento y alivio, facilitando que el duelo se procese de una mejor manera.
Pero no siempre es posible cumplir esos deseos. Por ejemplo, cuando un cuerpo se encuentra en el extranjero y no puede ser trasladado al lugar que el fallecido habría querido, la familia puede enfrentar sentimientos de culpa o fracaso.
"A veces, simplemente hay limitaciones que son circunstanciales, propias de la naturaleza del momento, y eso va a tener sus consecuencias en cuanto al proceso de duelo", comenta la experta.
El conflicto también puede surgir entre distintos miembros de la familia. González indica que lo ideal es combinar ambos enfoques: respetar los deseos del fallecido cuando se pueda y, al mismo tiempo, cuidar la armonía familiar.
Cuando esto no es factible, se deben considerar ciertas jerarquías emocionales y legales dentro del núcleo familiar.
Por ejemplo, "en caso de haber un viudo o viuda sobreviviente, y que se encuentre en condiciones de facultad mental, es él o ella quien debe darse la oportunidad de decidir qué hacer con las pertenencias, participar en decisiones de últimas horas, etc.".
En cambio, si la pérdida es la de un hijo, la autoridad de decisión recae en los padres.
"Aunque el dolor de todos es valioso, y las buenas intenciones son nobles, debemos respetar el orden y jerarquías de grupo familiar. Esto es lo más saludable y prudente de cara al manejo emocional del duelo", aclara la profesional.

Manejar los desacuerdos
¿Cómo llegar a un acuerdo cuando la familia no piensa igual? La psicóloga explica que el duelo genera una crisis familiar, especialmente cuando la persona fallecida ocupaba un rol de liderazgo. Esto puede despertar viejas rencillas, celos o resentimientos.
Lo recomendable es que la familia busque un nuevo equilibrio, priorizando el bienestar colectivo sobre los deseos individuales y entendiendo que las últimas honras también son un espacio de apoyo mutuo.
Aceptar los deseos del fallecido puede resultar difícil porque, según González, "implica aceptar la realidad. Es aceptar que alguien importante realmente murió, y el cerebro instintivamente busca protegerse del dolor a través del control. El control es una resistencia a sufrir".
Frente a este dolor, la psicóloga ofrece un consejo claro: "La única forma de superar el dolor, es atravesándolo. El duelo es lo que es, y mientras más aceptemos esta inminente verdad, más sostenible se hace el duelo".
Reconoce que el duelo es universal e inevitable, y que, aunque cada persona lo vive de manera distinta, siempre debe ser un proceso digno, humano y respetuoso. "Garantizar estas condiciones hace que el proceso de duelo no afecte nuestra salud mental, ni detone secuelas emocionales en el futuro", concluye.

Laura Ortiz Güichardo