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Cáncer de mama
Cáncer de mama

Cáncer de mama hereditario: cuando la respuesta está en tus genes

Aunque solo un pequeño porcentaje de los casos de cáncer de mama es hereditario, conocer la historia familiar y actuar a tiempo puede marcar la diferencia

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Cáncer de mama hereditario: cuando la respuesta está en tus genes
Entre un 5 y un 10 % de los diagnósticos de cáncer de mama a nivel mundial tienen un origen hereditario. (SHUTTERSTOCK)

El cáncer de mama no siempre aparece por azar. En algunos casos, la clave está escrita en los genes. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), entre un 5 y un 10 % de los diagnósticos a nivel mundial tienen un origen hereditario.

No es fácil asimilar la noticia, ni las decisiones que vienen después, pero -como coinciden los especialistas- sí hay mucho que se puede hacer para reducir los riesgos y actuar a tiempo.

A pesar de los grandes avances de la medicina, todavía no se puede saber con exactitud por qué una persona desarrolla cáncer de mama y otra no.

Lo que sí se sabe es que una de cada ocho mujeres lo padecerá a lo largo de su vida, y que, de ese grupo, la mayoría de los casos se debe a factores externos. Solo una pequeña parte tiene relación con una mutación genética heredada.

"La expresión cáncer de mama hereditario hace referencia a una susceptibilidad genética", explica la Dra. Beatriz Sánchez Heras, coordinadora de la Unidad de Consejo Genético en Cáncer del Hospital General Universitario de Elche y de la sección SEOM de Cáncer Familiar y Hereditario.

"Esto significa que lo que se hereda es la predisposición. Una mujer puede ser portadora de una mutación en un gen concreto y ser más propensa, pero no necesariamente va a desarrollar la enfermedad".

Los genes que más pesan

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Infografía
Los genes BRCA1 y BRCA2 son los más conocidos por su vínculo con el cáncer de mama hereditario. (SHUTTERSTOCK)

El ADN humano contiene cerca de 20,000 genes, encargados de producir proteínas que regulan funciones vitales, como la multiplicación celular.

Cuando ambos alelos de un gen -uno heredado del padre y otro de la madre- presentan alteraciones, la proteína que debería proteger las células no actúa correctamente, y eso puede dar lugar a un cáncer.

Los genes BRCA1 y BRCA2, identificados en los años 90, son los más conocidos por su vínculo con el cáncer de mama hereditario. Sin embargo, los avances tecnológicos han permitido descubrir otros que también influyen en esta predisposición.

La importancia de conocer tu historia familiar

La Dra. Sánchez Heras aclara que la predisposición genética depende de varios factores, como las características del tumor, la edad de diagnóstico y la presencia de otros casos en la familia.

"Si a tu madre o hermana les diagnostican cáncer de mama a una edad mayor de 50 años y no ha habido más casos en la familia, es muy poco probable que sea por predisposición genética. Menos probable aún que tus hijas lo padezcan", señala.

"Pero si el diagnóstico ocurre a edades tempranas o existen más casos de cáncer de mama u ovario en la familia -o ambos-, entonces sí conviene hacer una revisión genética".

Ellos también heredan

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Infografía
Los hombres también pueden transmitir los genes mutados. (SHUTTERSTOCK)

Aunque el cáncer de mama afecta principalmente a mujeres, los hombres también pueden transmitir los genes mutados. De hecho, la presencia de cáncer de próstata o de páncreas en familiares varones puede ser una señal de alerta.

"La herencia puede ser indistintamente de hombre a mujer, de mujer a hombre, de hombre a hombre o de mujer a mujer", explica la oncóloga.

Una persona portadora de mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 puede haberlas heredado tanto de su madre como de su padre.

Por eso, los hijos de una persona portadora tienen una probabilidad del 50 % de heredar la mutación, que estará presente en todas las células del cuerpo desde el nacimiento.

Lo que sí está en tus manos

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Para prevenir el cáncer de mama hay que practicar el autocuidado, entre otras medidas. (SHUTTERSTOCK)

Tener una predisposición genética no significa un destino inevitable, pero sí exige más atención.

"Implica un mayor riesgo de otros tumores —como un segundo cáncer de mama o cáncer de ovario—, por eso estar alerta y seguir las recomendaciones de diagnóstico precoz y prevención ayuda a reducir riesgos y mejorar las expectativas vitales", subraya la Dra. Sánchez Heras.

"Es una información que da poder: te permite hacer cambios de hábitos, practicar el autocuidado y responsabilizarte de tu salud".

Las medidas preventivas van desde revisiones periódicas con mamografías y resonancias cada seis meses, hasta la opción de una mastectomía profiláctica bilateral, que busca reducir el riesgo mediante la extirpación parcial del tejido mamario (sin eliminar pezón ni areola).

Aunque el riesgo nunca es cero, es significativamente menor que el de una mujer portadora no intervenida.

Además, los cambios en el estilo de vida siguen siendo fundamentales: alimentación saludable, eliminar el alcohol y el tabaco, hacer ejercicio, controlar el estrés... pequeños pasos que suman una gran diferencia.

Porque, aunque los genes no se pueden cambiar, sí podemos decidir cómo cuidarnos para que no escriban toda la historia.


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