¿Adiós a la oficina tradicional?
Lo que dicen los expertos sobre el futuro del trabajo híbrido en Latinoamérica

En América Latina, el trabajo híbrido ya no es una moda pasajera: llegó para quedarse y está cambiando las reglas del juego.
Un estudio de JLL revela que el 72 % de las empresas en la región ya lo implementa, aunque con muchos retos por delante. Persisten las brechas tecnológicas, la rigidez de algunas normas y culturas demasiado enfocadas en la presencialidad.
"El trabajo híbrido ha dejado de ser una moda postpandemia para convertirse en el nuevo estándar. Pero su éxito depende de una reinvención cultural y educativa urgente", explica el Dr. Elio R. Acosta, experto en educación superior y negocios digitales de BIU University Miami (Broward International University).
Menos escritorios llenos, más flexibilidad
Antes de la pandemia, el 66 % de los empleos en la región eran 100 % presenciales. Hoy esa cifra se desplomó al 19 %. En cambio, el modelo híbrido crece: Brasil lidera con un 86 % de adopción, mientras que México todavía mantiene un 31 % de presencialidad total.
Eso sí, el híbrido no es una solución automática. "No se trata solo de permitir trabajar desde casa. Es rediseñar procesos, liderazgos y expectativas para un entorno que ya es mayoritariamente digital", aclara Acosta.
Y en países como República Dominicana la transición avanza despacio: según la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR) de 2022, apenas un 1.7 % seguía teletrabajando, frente al 98.3 % que regresó a la oficina.
Las razones son claras:
- Una cultura empresarial que todavía asocia productividad con estar físicamente en la oficina.
- Brechas de conectividad, sobre todo en zonas rurales.
- Normativas laborales que no contemplan el teletrabajo.
- Pocas políticas de bienestar enfocadas en trabajadores digitales.
Además, más del 90 % de las empresas en la región son pymes, muchas sin recursos para transformar sus estructuras operativas. "El modelo híbrido no puede funcionar con mentalidades del siglo XX. Requiere una base legal, tecnológica y cultural que lo respalde", advierte Acosta.
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El nuevo dilema: híbrido sí, pero sin improvisar
En algunos países la resistencia es mayor. Mientras solo el 24 % de las empresas argentinas volvieron al esquema 100 % presencial, en Perú esa cifra llega al 80 %.
Entre los obstáculos que persisten están la baja asistencia voluntaria a oficinas, la falta de criterios claros para medir desempeño y el uso desigual de herramientas digitales.
Y aunque, según Ipsos, los empleados preferirían ir a la oficina dos días por semana, en promedio lo hacen entre tres y cuatro. Es decir, el modelo todavía está en fase de ajuste.
El talento que pide el mundo híbrido
Esta nueva era no solo cambia dónde trabajamos, también qué habilidades necesitamos. LinkedIn y Coursera destacan entre las más buscadas: inteligencia emocional, liderazgo adaptable, colaboración intercultural, gestión de proyectos digitales y ciberseguridad.
"El talento debe ser autónomo, digital y emocionalmente inteligente", insiste Acosta. Pero los líderes también enfrentan retos: con menos visibilidad del trabajo diario, el riesgo de caer en el micromanagement es alto.
La clave, dicen los expertos, está en metas claras, indicadores (KPIs/OKRs) y, sobre todo, en una cultura basada en la confianza más que en el control.
Universidades: ¿listas para este cambio?
Aquí la brecha es evidente. Menos del 30 % de las universidades de la región han adaptado sus programas a las nuevas exigencias del mundo laboral. Los planes siguen siendo rígidos, demasiado teóricos y centrados en lo presencial.
"La desconexión entre academia y empresa es un obstáculo para la empleabilidad. Necesitamos formación que prepare para liderar desde lo remoto y colaborar desde cualquier lugar", señala Acosta.
Lo que viene
El futuro del trabajo híbrido en Latinoamérica pasa por reformas laborales modernas, mayor inversión en tecnología y conectividad, y un esfuerzo conjunto entre universidades y empresas para cerrar la brecha de habilidades.
Como resume Acosta: "La oficina ya no es un lugar, es un sistema. Pero para que funcione, debemos construirlo con nuevas reglas y visión compartida".