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"Perdóname Danilo", consigna del PLD para reposicionarse; pero el caso Maxy Montilla lo acecha

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) comienza a mostrar señales de reacomodo interno con miras a las elecciones de 2028; pero el caso de Maxy Montilla puede ser un gran obstáculo

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"Perdóname Danilo", consigna del PLD para reposicionarse; pero el caso Maxy Montilla lo acecha
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) comienza a mostrar señales de reacomodo interno con Danilo Medina como la figura principal (FUENTE EXTERNA.)

Sectores del PLD promueven un giro discursivo que rompa con la imagen de un partido atrapado por los escándalos de corrupción. Para ellos, la estrategia es pasar de la defensiva a la ofensiva y reivindicar los años de gestión peledeísta como carta de retorno al poder en 2028.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) comienza a mostrar señales de reacomodo interno con miras a las elecciones de 2028. 

En el centro de esta dinámica se coloca una nueva generación de dirigentes y militantes que ha decidido asumir un rol más protagónico. Ya no se trata de simples relevos generacionales, sino de cuadros políticos que reclaman a los llamados "viejos robles" un cambio de estrategia: pasar de la resistencia pasiva a la confrontación abierta

El argumento es que el PLD debe salir a defender su obra de gobierno y hacerlo de manera agresiva si quiere volver a ser opción de poder.

La idea de que el PLD puede esperar a que el desgaste del gobierno actual abra automáticamente las puertas del Palacio Nacional es descartada. Para este sector, la única vía realista para arrebatar el poder es construyendo un discurso de confrontación que reivindique los años de gestión peledeísta y cuestione con dureza las promesas incumplidas de sus adversarios.

Escándalos como catalizadores

La coyuntura ofrece a este sector un terreno fértil para crecer. Los escándalos recientes en distintas áreas del Estado, el déficit millonario en Senasa, el caso Camaleón que involucra al exdirector del Intrant, Hugo Beras, o la Operación 13, son vistos como ejemplos claros de que el discurso del cambio ha quedado en entredicho. 

La narrativa que buscan instalar es que esas irregularidades son fallas individuales y no problemas estructurales de partido, desmontando la idea de que el PLD fue la única organización marcada por la corrupción.

El planteamiento es que el partido debe capitalizar estas coyunturas para salir a la calle, mostrar que el actual gobierno tampoco está exento de indelicadezas y reclamar que la ciudadanía no confunda responsabilidades personales con culpas colectivas.

Pero, en medio del intento por cambiar la narrativa, surge un obstáculo que amenaza con devolver al PLD al terreno que busca dejar atrás: el caso de Maxy Montilla, cuñado del expresidente Danilo Medina

Montilla alcanzó un acuerdo con el Ministerio Público dentro del proceso judicial de la investigación que el Ministerio Público denominó Operación Antipulpo, comprometiéndose a devolver más de RD$3,000 millones al Estado dominicano, a través de pagos en efectivo, indemnizaciones a las distribuidoras eléctricas, obligaciones fiscales, entrega de propiedades y la disolución de empresas vinculadas a los contratos cuestionados.

La figura jurídica aplicada fue un criterio de oportunidad, lo que implica cooperación con la investigación y disposición a aportar elementos de prueba sobre la red de corrupción en el sector eléctrico. 

En la práctica, esto significa que Montilla no solo admite responsabilidad, sino que podría señalar a otros involucrados de mayor jerarquía política o empresarial.

Para el PLD, este escenario representa un desafío inmediato. El relato que intenta instalar la nueva generación, que las irregularidades del presente y del pasado son actos individuales y no reflejo de un partido como institución, puede verse erosionado si Montilla, en su rol de delator, arrastra a figuras cercanas al círculo de poder peledeísta durante los gobiernos de Medina.

Amén de que hay otros casos de relevancia que todavía pesan cual espada de Damocles: los que incluyen a Donald Guerrero, Gonzalo Castillo y José Ramón Peralta; por igual el caso que involucra al exprocurador general de la República Jean Alain Rodríguez; y a los jefes de la escolta presidencial del exmandatario.

El regreso medido de Danilo Medina

En medio de este escenario, el expresidente Danilo Medina ha empezado a abandonar el ostracismo político en el que se mantuvo durante casi cuatro años. Sus apariciones en asambleas regionales, así como en espacios radiales bajo condiciones controladas, son una muestra de ello.

Detrás de este regreso también se mueve la nueva generación peledeísta, que ha impulsado una narrativa en redes sociales con gritos políticos como "perdóname Danilo". 

Este sector ha contribuido a instalar expresiones que el propio Medina ha repetido en sus intervenciones, como: "el pueblo reconoce que se equivocó al sacar al PLD del poder". Aludiendo a que en el pasado el pueblo vivió tiempos mejores.

En el PLD el expresidente es un capital político indispensable, pero su reaparición limitada no satisface del todo. La nueva generación insiste en que el partido necesita liderazgos activos, capaces de marcar la pauta del debate público, y no figuras recluidas en espacios de confort.

Gobierno bajo presión

La estrategia de esta nueva generación también se alimenta de la coyuntura económica y social que enfrenta la administración de Luis Abinader. 

A las investigaciones por casos de corrupción que pesan sobre su gobierno se suman otros factores que han comenzado a generar malestar ciudadano: una crisis eléctrica mal manejada, con apagones cada vez más frecuentes; un dólar volátil que golpea directamente a los sectores productivos y a las familias; y la persistente percepción de un alto costo de la vida que erosiona la confianza en las promesas oficiales.

Estos elementos, advierten los emergentes, son terreno fértil para que el PLD articule un discurso opositor con capacidad de conectar con las preocupaciones inmediatas de la población.

Sin duda, los escándalos del presente ofrecen insumos para un discurso crítico, la unidad interna comienza a rearmarse y el regreso de Danilo Medina, acompañado de una narrativa que busca su reivindicación, abre una puerta de liderazgo.

La historia reciente demuestra que la inercia puede ser letal.

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Periodista dominicano. Ha trabajado en los periódicos Diario Libre, El Caribe y Listín Diario donde ha ejercido cubriendo las fuentes de deportes y ciudad. Ha trabajado en radio, televisión y proyectos digitales.