Esta semana se discute el futuro de la anguila americana en la convención de CITES
Una decisión de CITES podría redefinir la pesca de anguilas y los ingresos de comunidades costeras en República Dominicana

La vigésima Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES CoP20), tiene entre sus temas más sensibles el futuro de las pesquerías de anguilas, incluido el comercio de la anguila americana (Anguilla rostrata), cuya distribución incluye el Caribe y la República Dominicana.
En la agenda oficial de la cumbre, que se celebra en Samarcanda, Uzbekistán, del 24 de noviembre al 5 de diciembre de 2025, figura la "Propuesta 35", presentada por la Unión Europea, Honduras y Panamá.
La propuesta busca incluir todas las especies del género Anguilla en el Apéndice II de CITES, con una entrada en vigor diferida de 18 meses, hasta el 5 de junio de 2027, en caso de aprobarse.
La propuesta para incluir a todas las especies de anguilas en el Apéndice II de la CITES ha generado una fuerte reacción de Japón, que está solicitando a otros países que se opongan de forma conjunta a esta medida.
De acuerdo con el medio de comunicación estatal NHK World Japón, las autoridades japonesas advierten que su país depende de las importaciones para cerca del 70 % de su consumo de anguila y que una regulación más estricta provocaría un estancamiento de las importaciones y un aumento significativo de los precios.
Japón considera que el impacto sobre su mercado sería severo y por ello ha iniciado gestiones diplomáticas para frenar la propuesta, que será sometida a votación este jueves en una sesión de comité que requerirá una mayoría de al menos dos tercios antes de pasar a la plenaria
RD y la solicitud de Apéndice III que luego se retira
De forma paralela a esa discusión global, la República Dominicana aparece en los registros oficiales de CITES por una vía distinta.
El 9 de octubre de 2025, la Secretaría de la Convención emitió la Notificación 2025/117, donde informa que el país solicitó incluir a Anguilla rostrata en el Apéndice III. Según ese documento, la enmienda al Apéndice III entraría en vigor 90 días después, es decir, el 7 de enero de 2026.
Sin embargo, el director del Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopoesca), Carlos Then, dijo a Diario Libre esta semana que la República Dominicana ha decidido retirar esa solicitud de Apéndice III.
Según explicó, la decisión responde a la necesidad de revisar con mayor detalle los efectos que tendría la medida sobre la pesquería local de anguilas y sobre las comunidades que dependen de esta actividad, así como a la evaluación de si la categoría seleccionada es la herramienta más adecuada para un recurso que, afirma, ya se encuentra bajo un régimen de manejo estricto a nivel nacional.
En otras palabras: mientras CITES consigna oficialmente que la inclusión en Apéndice III ha sido notificada y tiene una fecha de entrada en vigor, la autoridad pesquera dominicana asegura que el país está echando atrás ese movimiento y que trabaja en una posición revisada frente a la especie.

¿Qué supone el Apéndice II para la pesca dominicana?
Si la anguila americana entra en el Apéndice II, la pesca no quedaría prohibida, pero sí pasaría a estar sujeta a permisos internacionales más estrictos.
En términos prácticos, el pescador seguiría capturando anguilas, pero su producto solo tendría salida comercial si cumple con requisitos adicionales de documentación, trazabilidad y certificación internacional.
Esto podría traducirse en menos compradores autorizados, mayores retrasos en los procesos de exportación y una posible reducción en el precio pagado en playa.
Para pescadores artesanales que dependen de esta temporada como ingreso principal, el impacto sería especialmente sensible, ya que el mercado se volvería más complejo y menos accesible, con un riesgo real de que parte de la actividad se desplace hacia circuitos informales.
Apéndice II versus Apéndice III
El Apéndice II regula el comercio internacional de especies que podrían verse amenazadas si no se controla su explotación. Exige permisos de exportación y dictámenes científicos que demuestren que la captura no pone en riesgo su supervivencia.
El Apéndice III, en cambio, es una herramienta que un país solicita de forma unilateral para reforzar su propio control sobre una especie que ya regula internamente, pidiendo apoyo internacional para verificar el origen legal del comercio, pero con un nivel de exigencia menor que el del Apéndice II.
¿Quiénes proponen Apéndice II para las anguilas y qué buscan?
La Propuesta 35, que se debate en la CoP20, está impulsada por la Unión Europea, Honduras y Panamá, e incluye a la anguila japonesa (Anguilla japonica), la anguila americana (A. rostrata) y las demás especies del género Anguilla en el Apéndice II.
El argumento central de los proponentes es que el conjunto de las anguilas enfrenta fuertes presiones por la pesca, la pérdida de hábitat, la contaminación y el comercio internacional, y que una inclusión en Apéndice II permitiría regular mejor ese comercio antes de que las poblaciones colapsen.
En el caso específico de la anguila americana, la especie está catalogada como "En Peligro" en la Lista Roja de la UICN, con evidencias de declives importantes en el reclutamiento y las poblaciones a lo largo de varias décadas.

¿Qué pasa cuando se inscribe una especie en el Apéndice III?
El propio país que hace la inclusión debe emitir un permiso de exportación CITES para cada envío que salga de su territorio.
Cualquier otro país que exporte esa misma especie necesita, como mínimo, un certificado de origen que acredite que el ejemplar o el producto proviene legalmente de su jurisdicción.
Las exigencias son menos estrictas que en el Apéndice II, pero aun así introducen controles adicionales sobre el comercio y sirven como herramienta de cooperación internacional cuando la regulación doméstica ya es relativamente fuerte.
En el caso de la anguila americana, la solicitud dominicana de Apéndice III —posteriormente retirada, según dijo Then— se alineaba con esa lógica: reforzar la trazabilidad y el control del origen legal, sin llegar al nivel de restricción más amplio que supondría el Apéndice II.
¿Qué es CITES y cómo funcionan sus apéndices?
La CITES es un tratado internacional vigente desde 1975 que regula el comercio de más de 40,000 especies de fauna y flora silvestres para evitar que ese comercio ponga en riesgo su supervivencia.
Las especies se distribuyen en tres apéndices: el Apéndice I agrupa las especies en mayor peligro, con prohibiciones casi totales al comercio comercial; el Apéndice II incluye especies cuyo comercio debe ser regulado; y el Apéndice III recoge especies que un país, de forma unilateral, decide someter a controles adicionales, pidiendo apoyo al resto de las Partes.
Las decisiones sobre cambios en los Apéndices I y II se toman por votación en las Conferencias de las Partes, como la que se realiza ahora en Samarcanda. El Apéndice III, en cambio, puede ser modificado directamente a solicitud de un país, con una simple notificación a la Secretaría, como ocurrió con la Notificación 2025/117.
El negocio de la anguila americana y la posición del Caribe
La discusión en CITES no se da en el vacío: llega en un momento en que la anguila americana se ha convertido en una mercancía de alto valor en los mercados asiáticos.
Un estudio reciente sobre flujos comerciales indica que las importaciones de anguilas vivas juveniles (glass eels) desde las Américas hacia Asia pasaron de apenas 2 toneladas en 2004 a 157 toneladas en 2022, un aumento muy marcado en menos de dos décadas.
Organismos regionales han advertido que, aunque la anguila no es un producto tradicional de la gastronomía caribeña, sí se ha convertido en una mercancía codiciada para abastecer restaurantes y cadenas de comida asiática.
Un análisis del Caribbean Regional Fisheries Mechanism señala que las anguilas capturados en el Caribe pueden valer alrededor de 4,400 dólares por kilo en el punto de origen, cifra que puede triplicarse hasta 12,000 dólares por kilo en su destino final en Asia, e incluso alcanzar valores de 35,000 dólares por kilo, comparables al precio de la cocaína, cuando entran en redes de tráfico ilegal.
En este contexto, informes de conservación apuntan que la demanda creciente de anguila americana para acuicultura ha impulsado capturas y exportaciones de angulas en países caribeños como Haití, República Dominicana y Cuba, donde esta pesca no se realizaba a esa escala en el pasado.
Investigaciones sobre el negocio de la anguila en República Dominicana detallan que cerca del 79 % de las exportaciones dominicanas de angulas se envían a Canadá, alrededor de 19.8 % a Hong Kong y aproximadamente 1 % a Estados Unidos, consolidando al país como un proveedor emergente dentro de esta cadena de valor.
Documentos técnicos citados en la propuesta de CITES señalan que, solo en 2021, República Dominicana exportó del orden de 12 toneladas de glass eels, principalmente hacia Canadá y China.
Al mismo tiempo, estudios de mercado en Japón —tradicionalmente uno de los mayores consumidores de anguila del mundo— muestran que la anguila americana se ha vuelto cada vez más frecuente en los productos procesados que se venden en supermercados y tiendas, mientras que la anguila europea casi no aparece ya en las góndolas, en parte por las restricciones de CITES y de la Unión Europea sobre esa especie.
Una discusión que va más allá de una sigla
En Samarcanda, la discusión sobre si las anguilas deben entrar o no al Apéndice II de CITES y qué hará finalmente República Dominicana con su movimiento hacia el Apéndice III pasa por algo más que una cuestión técnica de siglas.
Lo que está en juego es el equilibrio entre una especie catalogada como En Peligro, una demanda asiática en crecimiento, un comercio donde los márgenes pueden llegar a miles de dólares por kilo y comunidades costeras del Caribe que ven en la pesca de angulas una nueva fuente de ingresos.
Desde ese ángulo, la declaración del director de Codopesca sobre el retiro de la solicitud dominicana de Apéndice III abre una pregunta clave en medio de la cumbre: ¿cómo garantizar que la anguila americana siga llegando a los mercados internacionales sin que su historia termine como la de otras pesquerías sobreexplotadas que CITES intenta, precisamente, evitar?




Marvin del Cid