Decretos, gabinetes y comisiones: la ruta inconclusa del rescate de los ríos Ozama e Isabela
Desde Trujillo hasta Abinader, seis administraciones han intentado ordenar las riberas, con resultados parciales y discontinuos

En los últimos 66 años, seis gobiernos distintos han prometido el rescate de los ríos Ozama e Isabela, vitales recursos hídricos que enfrentan un grave deterioro ambiental causado por la contaminación y la urbanización desordenada en sus alrededores.
Las iniciativas comparten varios aspectos: continuidad en los anuncios, pero poca ejecución sostenida; casi todos los decretos crean comisiones o planes, y los proyectos urbanos se limitan a segmentos puntuales.
Los primeros intentos estatales de "ordenar" las riberas del Ozama–Isabela se remontan a 1959, cuando el gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo ordenó la reubicación de los residentes de los barrios La Ciénaga, Los Guandules y Guachupita.
Balaguer: Cinturón Verde y Resure (1990–1994)
A inicios de los años noventa, el entonces presidente Joaquín Balaguer combinó la construcción de viviendas (por ejemplo, Las Caobas para familias de La Ciénaga y La Zurza) con una arquitectura legal y urbanística destinada a contener la expansión en las riberas.
Emitió el Decreto 183-93 (Cinturón Verde de Santo Domingo) y el Decreto 76-94, que dio origen al proyecto Resure, concebido para integrar barrios, abrir una vía perimetral y sanear cañadas críticas. De ese paquete solo se completaron acciones parciales y discontinuas. Un informe técnico de la Unidad Ejecutora para la Readecuación de Barrios y Entornos (URBE) sintetiza esa trayectoria y sus limitaciones.
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Leonel Fernández: reformulaciones y Plan Cigua (1996–2000; 2004–2012)
Durante su primer gobierno, Fernández reactivó el "rescate" con una reformulación de Resure y promovió el Plan Cigua (Desarrollo Urbano Participativo para La Ciénaga y Los Guandules), impulsado por organizaciones barriales.
La prensa reseñó entonces que Resure planteaba saneamiento y reubicación masiva, pero quedó trunco; Cigua marcó la alternativa del mejoramiento con fuerte componente comunitario.
Hipólito Mejía: promesas masivas y propuestas privadas (2000–2004)
El presidente Hipólito Mejía prometió en su toma de posesión construir 10,000 viviendas para sanear las márgenes. En 2001 se firmó un contrato por 368 millones de dólares para levantar 12,000 viviendas y obras asociadas; sin embargo, el Senado lo rechazó al calificarlo como "oneroso".
En paralelo, surgieron ofertas privadas (por ejemplo, Southern Cross) para "liberar" las riberas mediante plantas de tratamiento y reubicaciones, pero ninguna se concretó.
Danilo Medina: URBE, La Barquita y la ruta de plantas (2013–2020)
En 2013, el Decreto 16-13 declaró de alta prioridad la readecuación de La Barquita y creó la Unidad Ejecutora para la Readecuación de La Barquita y Entornos (hoy URBE). En 2014, el Decreto 260-14 elevó a "alta prioridad nacional" el saneamiento integral de las cuencas Ozama–Isabela y creó una Comisión Presidencial. En 2015, el Decreto 87-15 enfocó la cuenca alta.
Como parte del enfoque en infraestructura sanitaria, se levantó la Estación Depuradora de Aguas Residuales Mirador Norte–La Zurza, diseñada para devolver 27 millones de galones de agua limpia por día a los afluentes.
También se empezó el proyecto Nuevo Domingo Savio, que tiene por finalidad liberar y recuperar la margen del río Ozama, conectar a Los Guandules y La Ciénaga y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Luis Abinader: del "Gabinete Ozama–Isabela" al nuevo decreto (2020–2025)
En 2020, el Decreto 622-20 actualizó la Comisión de 2014. En 2021, el Decreto 360-21 transformó la figura en un "Gabinete" interinstitucional para la rehabilitación y el saneamiento.
Este jueves 11 de septiembre de 2025, el Decreto 531-25 volvió a colocar el tema en la agenda: declaró de "alta prioridad" la intervención y recuperación de los ríos, delimitó el polígono de actuación y encargó la ejecución a URBE, bajo la supervisión técnico-ambiental del Ministerio de Medio Ambiente.
Ríos Ozama e Isabela hoy
A principios de septiembre se lanzó una nueva alerta sobre la contaminación en el Ozama–Isabela. El Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI) advirtió que la presencia de bacterias resistentes a antibióticos en estos y otros afluentes representa un riesgo para la salud pública.
En los ríos Ozama e Isabela se hallaron bacterias resistentes relacionadas con descargas domésticas e industriales.

En respuesta, el Ministerio de Salud Pública instó a la población a utilizar con normalidad el agua potable que llega a través de los sistemas de acueducto, ya que este líquido es tratado mediante cloración y sometido a la vigilancia sanitaria de las autoridades.
Los afluentes también son destino de toneladas de plástico de un solo uso, capturadas por biobardas que acumulan cada una alrededor de 15 toneladas de basura al día.
De esos desechos, el 55 % corresponde a "foam", usado en vasos y platos, y el 45 % a tereftalato de polietileno (PET), empleado ampliamente para botellas plásticas, según informó personal del Fideicomiso DO Sostenible, entidad que impulsa el proyecto.
Durante un recorrido realizado por reporteros de este medio el año pasado, se observaron montañas de residuos en las orillas de los afluentes. Según las autoridades, estos "microvertederos" son generados por las personas que viven en zonas elevadas y arrojan desechos que terminan en los ríos; muchas de ellas no tienen acceso a los sistemas de recolección habituales.