Un peligroso choque de oferta
Escenarios de crisis: cómo una disrupción en las tierras raras podría desinflar la burbuja bursátil

La historia enseña que la suspensión de las exportaciones de un bien clave suele generar repercusiones negativas en la economía global. En octubre de 1973, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) suspendieron las ventas de crudo a Estados Unidos y a otras naciones que apoyaban a Israel durante la Guerra de Yom Kipur. Dicho embargo provocó un retroceso de la actividad económica mundial, un aumento del nivel de precios y una caída del mercado bursátil estadounidense en un 41% durante los doce meses posteriores. El comportamiento del precio de las acciones pudo haber sido peor si, en aquel momento, hubiese existido una burbuja bursátil. Como muestra de la inexistencia de ese tipo de fenómeno financiero, el S&P 500 registró, entre diciembre de1968 y octubre de 1973, un crecimiento acumulado de apenas un 4.2%.
La reciente amenaza de China con imponer controles a las exportaciones de tierras raras podría generar un choque de oferta. En la actualidad, China es el principal productor mundial de esos minerales, con una posición dominante tanto en la extracción (69%) como en el procesamiento (90%). La respuesta inmediata del presidente Donald Trump fue anunciar un arancel adicional del 100%, así como la adopción de medidas restrictivas al comercio de software necesario para la industria china de semiconductores. Los mercados bursátiles reaccionaron a la baja y el índice de volatilidad (VIX) subió hasta 29, un nivel considerado alto.
Las tierras raras se utilizan en tecnologías avanzadas -civiles y militares-, energía renovable y productos electrónicos. Además, resultan indispensables para la fabricación de dispositivos físicos que permiten entrenar y ejecutar los modelos de inteligencia artificial (IA). Las unidades de procesamiento, discos duros de alto rendimiento, imanes y sensores para equipos utilizados en la fabricación de semiconductores, radares y drones emplean componentes que contienen tierras raras.
La disrupción del suministro de esos minerales impactaría negativamente sobre la producción, ventas y flujo de efectivo de las empresas vinculadas con tecnologías modernas e inteligencia artificial. Dado que la mayor parte del vertiginoso aumento de los índices bursátiles en los Estados Unidos registrado en años recientes se explica por la burbuja de la IA, un choque de oferta que limite la disponibilidad de tierras raras podría traducirse en una masiva corrección del mercado bursátil.
Para tener una idea de la magnitud de una posible caída del precio de las acciones, es indispensable analizar la ratio precio-beneficio ajustada cíclicamente (CAPE, por sus siglas en inglés). Esa métrica, desarrollada por Robert Shiller, profesor en la Universidad de Yale, permite determinar si el mercado bursátil está sobrevalorado o infravalorado en el largo plazo. El también premio Nobel de Economía y autor de la obra "Exuberancia irracional," calcula el CAPE como la relación entre el precio de un índice bursátil, como el S&P 500, y el promedio de los beneficios reales de las empresas durante los últimos diez años.
A octubre de 2025, el CAPE alcanzó casi 40, una cifra muy superior al promedio histórico de 22 registrado desde 1970, y solo superada por los niveles registrados durante la burbuja del puntocom, cuando llegó a un máximo 44 en diciembre de 1999. En los últimos doce meses, diez empresas emergentes ("startups") de IA, lideradas por OpenAI, han generado ganancias de valor de mercado cerca de un millón de millones de dólares, al mismo tiempo que recibían inversiones de capital por más de 200 mil millones de dólares. Ese auge ha sido impulsado por el "miedo a quedarse fuera" que supera la incertidumbre sobre la rentabilidad futura de dichas compañías.
Numerosos expertos advierten que los precios de las acciones de las empresas de alta tecnología vinculadas con la IA, denominadas "Siete Magníficas," se encuentran en niveles excesivamente elevados. Algunos pronostican una corrección a la baja, aunque no pueden precisar cuándo ocurrirá. Es importante recordar que, en octubre de 2002, tras los bruscos descensos de las acciones en la bolsa de valores estadounidense registrados en el 2000, el CAPE se redujo de 44 a la mitad. Ese resultado confirma que todas las burbujas financieras, incluida la creada por la manía de la IA, son transitorias.
Gita Gopinath, profesora de Economía de la Universidad de Harvard, señaló recientemente en la revista "The Economist" que "las consecuencias del colapso del mercado podrían ser mucho más severas que las que se sintieron cuando explotó la burbuja del puntocom."
La ex primera subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional estima que la alta exposición a las acciones estadounidenses implica que un movimiento brusco en sus precios repercutirá en todo el mundo. Según sus cálculos, una corrección del mercado de magnitud similar a la del año 2000 disminuiría la riqueza financiera de los hogares estadounidenses en unos 20 millones de millones de dólares, cifra equivalente a casi el 70% del producto interno bruto (PIB). Teniendo en cuenta que por cada 100 dólares de pérdida de riqueza financiera el consumo promedio se contrae entre tres y cinco dólares, se estima que el impacto se traduciría en una reducción de 2 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento del PIB. Simultáneamente, debido a la interconexión con el resto del mundo, se registrarían efectos negativos de gran magnitud en la riqueza financiera, el consumo y la actividad productiva de otras economías.
Ante las consecuencias derivadas de una corrección del mercado, sería conveniente impedir la ocurrencia de un choque de oferta generado por el control del comercio de las tierras raras. Un escalamiento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, en especial si se produce una disrupción de las cadenas de suministro, tendría graves repercusiones para casi todos los países. Por ello, Gita Gopinath advierte que "evitar decisiones de política caóticas o impredecibles, incluidas aquellas que amenazan la independencia del banco central [de Estados Unidos], es fundamental para prevenir un colapso del mercado."
La realidad es que, pese a esas recomendaciones, la burbuja de la IA se desinflará y se perderá mucho dinero invertido. Ahora bien, lo importante será que dicha caída se produzca de la manera más controlada posible, minimizando su impacto negativo sobre el crecimiento económico.

Jaime Aristy Escuder