×
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

¿Quién llora por ti, Argentina?

El revés electoral de Milei: ¿Una oportunidad para el consenso o más polarización?

Expandir imagen
¿Quién llora por ti, Argentina?
Javier Milei

Cuando todo parecía indicar que el presidente de Argentina Javier Milei, luego de algunos éxitos económicos no desdeñables, se consolidaría en el poder, la oposición peronista le confirió una decisiva derrota en las elecciones legislativas de la provincia Buenos Aires, la cual tiene alrededor de un tercio del electorado de ese país. La noche de las elecciones, cientos de miles de personas se movilizaron en Buenos Aires para celebrar el triunfo del partido opositor Fuerza Patria, incluyendo imágenes de Eva Perón y a la expresidenta Cristina Fernández bailando llena de alegría en el balcón de su residencia donde cumple prisión domiciliaria, en medio de una euforia contagiosa que mostró claramente que el peronismo no ha muerto en Argentina.

Milei reaccionó con prudencia y temple democrático, a pesar de su desprecio por la clase política argentina y a las instituciones estatales. Dijo: "... sin ninguna duda, en el plano político hoy tuvimos una clara derrota. Y si alguien quiere empezar a reconstruir y salir adelante, lo primero que hay que aceptar son los resultados y hoy los resultados no han sido positivos. Hemos tenido un revés electoral y hay que aceptarlo". A diferencia de otros líderes de derecha o ultraderecha, quienes alegan fraude cuando pierden elecciones, Milei mostró un instinto democrático que no se le conocía que resulta positivo para el sistema político argentino.

Al salir del poder, los peronistas dejaron Argentina en una situación económica desastrosa. Una crisis fiscal persistente, insostenible, se tradujo inevitablemente en un endeudamiento indetenible y, a su vez, en una incapacidad de pago que sometía a Argentina a crisis periódicas y rescates imposibles con la intervención recurrente del Fondo Monetario Internacional (FMI). A pesar de los años en el poder, las fuerzas políticas peronistas no fueron capaces de poner la casa fiscal en orden y sentar las bases de un crecimiento sostenible.

"Algunos aspectos del programa económico de Milei tenían y siguen teniendo validez: abordar la crisis fiscal como vía inevitable para llegar a un nivel de endeudamiento manejable, así como crear un ambiente que auspicie el retorno de capitales, la inversión privada y la expansión de la capacidad exportadora de ese país. "

En ese ambiente de desolación económica, Milei ganó de manera contundente las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2023 contra el candidato peronista Sergio Massa con un 55.6 % de los votos en segunda vuelta, además de triunfar en 20 de los 24 distritos electorales del país. Uno de los distritos que perdió fue precisamente el de Buenos Aires, el cual ha sido un bastión del peronismo. En ese momento, el electorado mostró su hastío con el estado de cosas y votó por un cambio que prometió el excéntrico y destemplado Milei, quien muy pronto se articuló con la ultraderecha internacional que lo asumió como uno de sus niños mimados al punto que Elon Musk tomó como símbolo el motosierra de Milei cuando se le encomendó la tarea de aplicar recortes drásticos en las instituciones federales de Estados Unidos, de lo cual, dicho sea de paso, tuvo poco que mostrar en términos de reducción significativa de gastos cuando terminó sus funciones.

Con un pensamiento económico libertario y un discurso radical contra el Estado y la clase política, Milei pensó que podía imponer reformas unilaterales, desmantelar una gran parte del Estado, incluyendo programas y servicios sociales importantes para la población más vulnerable. Él pensó que por sí solo, a puro decretos, sería capaz de enderezar los entuertos de la economía argentina, pero las cosas, sin embargo, han salido más complejas de lo que él pensó, por lo que ahora tiene frente a sí a una sociedad en estado de agitación que ha perdido la paciencia y demanda mejoras reales en sus condiciones de vida.

Algunos aspectos del programa económico de Milei tenían y siguen teniendo validez: abordar la crisis fiscal como vía inevitable para llegar a un nivel de endeudamiento manejable, así como crear un ambiente que auspicie el retorno de capitales, la inversión privada y la expansión de la capacidad exportadora de ese país. Desde luego, este es un trabajo muy serio, que requiere liderazgo, paciencia y un esfuerzo sostenido con una visión de largo plazo, no las frivolidades de un discurso denigrante y burlón.

Por su parte, sin embargo, los peronistas, aunque hayan mostrado que todavía viven y han dado una demostración de fuerza, no tienen nada nuevo que ofrecer. Su matriz estatista les impide pensar en un plan de reformas que necesariamente tendrá que apartarse de algunos de los dogmas económicos del peronismo. La mera oposición a Milei no abre ningún camino serio para que Argentina salga de su crisis y pueda encontrar el sendero de la estabilidad y el crecimiento.

No obstante, el triunfo peronista en la provincia de Buenos Aires puede marcar un cambio positivo si ambos polos de la política argentina asumen la responsabilidad de superar la polarización extrema y deciden buscar puntos de encuentro para impulsar las reformas. A Milei le corresponde tomar la iniciativa, dejar los insultos y tratar de encontrar espacio de negociación, al menos con los líderes políticos en las cámaras legislativas más inclinados a las reformas y a la gobernabilidad. Aunque la búsqueda de consensos básicos puede resultar difícil políticamente y reducir la velocidad de las reformas, ese es el mejor camino para darle consistencia y sostenibilidad a políticas de ajustes que, ciertamente, imponen sacrificios a la población, pero que son necesarias para mejorar la salud fiscal y financiera de ese o cualquier país que requiera reformas estructurales.

Ante este escenario, los argentinos deben cambiar un poco el sentido de las letras de la canción que escribió Andrew Lloyd Webber para el famoso musical Evita y comenzar a cantar más bien "quién llora por ti, Argentina" en lugar del lamento populista de una Evita pidiéndole a Argentina que no llore por ella. Esto significa que los argentinos deben plantearse la pregunta de quiénes de sus líderes se preocuparán, de verdad, por su país y serán capaces de acordar las reformas y los ajustes económicos que se necesitan, al tiempo que se recupere el papel del Estado en la provisión de servicios a los sectores más vulnerables que ni el mercado ni los agentes privados son capaces de proveer. En otras palabras, cómo hacer para superar tanto la macroeconomía del populismo peronista como los excesos antiestatistas y libertarios de Milei que a lo único que conducen es a la disrupción institucional y al descontento social.

TEMAS -

Abogado y profesor de Derecho Constitucional de la PUCMM. Es egresado de la Escuela de Derecho de esta universidad, con una maestría de la Universidad de Essex, Inglaterra, y un doctorado de la Universidad de Virginia, Estados Unidos. Socio gerente FDE Legal.