Constanza (y 2)
El ansia por abrir caminos choca con la necesidad de preservar los grandes bosques
Algunos lectores enviaron comentarios a mi artículo de la semana pasada. Cito dos de ellos y elaboro algunas sugerencias. El primero dice: "Gracias Eduardo. La última vez que la visité (a Constanza) fue para ver la posibilidad de hacer una carretera hasta Guayabal, por donde ya había una trocha. Cuando me adentré en ella, a través de bosques increíbles, oliendo la yaragua (pasto silvestre de olor intenso) y hasta donde pudo llegar el vehículo todoterreno, pensé en el crimen que se quería cometer y mis pensamientos fueron similares a lo expresado por ti."
Es probable que el ingeniero se refiera a la trocha que conduce a Guayabal a través de Pinar Quemado. Todavía existe. Quedó extasiado por la contemplación de aquellos bosques ilusionantes. Es una bendición que no hayan sido tocados.
Hay otra vía que por caminos de piedra o tierra comunica con el valle de San Juan y con el propio Guayabal, a través de Los Corralitos, Yaquecillo, Los Rodríguez, Las Cañitas. Y se convierte en ruta pavimentada a partir del Tetero, El Naranjo, Las Lagunas, Padre las Casas hasta llegar a San Juan de la Maguana. En ese trayecto ya el daño ambiental está hecho, con lo cual, sin mucho que arriesgar, parecería ser la ruta más apropiada para unir a Constanza con el valle de San Juan con una carretera de categoría.
La conexión por medio de obras de calidad entre Constanza y el valle de San Juan, por un lado, y Constanza y San José de Ocoa, por otro, podría hacerse siempre que se promulguen y apliquen con severidad normas rígidas sobre daño ambiental y preservación del medio ambiente. Lamentablemente, no existe evidencia de que el país se encuentre preparado para asumir ese desafío.
El ansia por abrir caminos choca con la necesidad de preservar los grandes bosques, origen de las fuentes de agua, de la rapiña del ser humano y de su instinto de devastarlo todo. Al punto de que ya no existen campos deshabitados, donde pueda escucharse el arrullo embriagante y reparador del silencio.
El segundo comentario de los lectores dice: "Muy buen artículo Eduardo. Constanza merece la atención del Estado. Los invernaderos pueden ayudar a suplir la cada vez mayor carencia de tierras cultivables, aumentando así la productividad por área. El Estado debe auxiliar con el capital necesario para la alta inversión que esto implica. Ni que decir del costo de los insumos necesarios para una agricultura intensiva. Las soluciones están disponibles, solo falta un Estado preocupado y con visión de desarrollo agrícola. Para que se tenga una idea de lo que decimos, la productividad por unidad de superficie en invernaderos puede duplicarse y en algunos casos triplicarse. Si hablamos de sistemas hidropónicos, esta productividad puede aumentar considerablemente".
En realidad, las urbanizaciones, el cemento y el asfalto se están comiendo las mejores tierras agrícolas de los valles de alta montaña, ante la indiferencia de las autoridades municipales y estatales. En cuanto a los invernaderos ya existen por decenas en Constanza y áreas aledañas. No son la panacea, pero incrementan la productividad y el valor agregado. Debería exigirse que estén rodeados de un entorno boscoso mínimo para amainar el efecto depresivo que causa la contemplación del mar de plástico. Y se ubiquen en lugares distintos a las áreas residenciales.
En otro orden, fijando la atención en la carretera Casabito-Constanza es pertinente que el ministerio de Obras Públicas rescate la antigua costumbre de constituir brigadas permanentes de mantenimiento en carreteras de montañas y en otras similares, encargadas de resolver cada día las particularidades que las afecten en los tramos de kilómetros a los cuales estarían asignadas. Dotadas con equipos básicos y dependientes de una estación central con disponibilidad de equipos de mayor complejidad. Si así se hiciera se evitaría incomodidades a los viajeros y el alto costo que implica la reconstrucción de tramos enteros.
Otro problema es la circulación de camiones de gran tonelaje, incompatibles con los estándares con que fue diseñada la carretera, con el agravante de que ocupan todo el ancho de las curvas y se constituyen en elementos de alta peligrosidad para los viajeros. Es perentorio restringir su circulación.
Finalmente, debería ponderarse la posibilidad de convertir el Hotel Nueva Suiza en residencia de personas de la tercera edad, lo que implicaría la venta de la propiedad para ser utilizada únicamente en esos fines, con la exigencia de que los interesados presenten planes de remodelación, expansión y de dotación de servicios de salud de calidad. Ese podría ser un proyecto semilla que atraiga otras inversiones y dé mayor vida y diversidad a la comunidad de Constanza. b