Escuelas que sí enseñan
46,790 razones para creer en la formación técnica y el futuro del país
Calladamente, sin alardes y con una eficacia que a veces pasa desapercibida, las escuelas vocacionales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional realizan una labor de dimensión nacional. En un país donde la transición de la juventud hacia el empleo suele ser un tramo incierto, estas instituciones han construido un puente directo entre la formación y el trabajo. Lo han hecho con disciplina, constancia y un profundo sentido de servicio público.
La reciente graduación de 46,790 nuevos técnicos es la confirmación de que cuando la educación responde a las necesidades reales de la economía, se convierte en herramienta de movilidad social. Esos miles de jóvenes salen preparados para integrarse de inmediato como técnicos medios, emprendedores o trabajadores especializados en áreas donde la demanda crece y la oferta no siempre logra acompañar.
El país necesita precisamente eso: manos capaces, mentes entrenadas y oportunidades que no se queden en discurso. Las escuelas vocacionales han demostrado que es posible formar talento útil, disciplinado y competitivo sin rodeos ni burocracia excesiva.
Esta última promoción consolida a estas escuelas como garantía —y esperanza— de mano de obra calificada en sectores productivos que sostienen el crecimiento. En cada graduado hay una posibilidad de futuro. En cada futuro, una apuesta acertada por el desarrollo nacional.
