El narco domina
La riqueza fácil seduce, pero destruye el tejido moral del país
Aunque estamos echando el pleito y países como los Estados Unidos y Francia nos consideran un referente de la lucha contra el narcotráfico en el área, no podemos negar una realidad y es que el flagelo ha permeado gran parte de la sociedad dominicana.
Ha encontrado un nicho en los partidos políticos y ha comenzado a sacar sus garras, aunque las autoridades se emplean a fondo para tratar de desmantelar redes que se han enquistado en la vida diaria del dominicano.
¿Estamos haciendo lo suficiente para impedir que eso suceda?
Esa es una pregunta compleja de responder, si miramos cómo algunos sujetos, que no tienen forma de justificar sus bienes, se ufanan de ser millonarios en dólares, con inmuebles suntuosos y vehículos de alta gama que no todos los millonarios, que se han hecho ricos legalmente, se dan el lujo de adquirir. Solo basta con mirar las calles de Santo Domingo para darse cuenta.
Y el principal problema con todo esto es cómo esa realidad se expande como si se tratara de una enfermedad extremadamente virulenta.
Muchos jóvenes en los barrios lo ven como una salida rápida de la pobreza y una vía para escalar a lo más alto (económicamente hablando) de la forma más acelerada.
Algunos empresarios, a su vez, lo usan como un instrumento para fortalecer sus ganancias, sin importarles que incurran en el lavado de activos.
No podemos dejar que la premisa de que lo más (y único) importante es hacerse rico para "meter mano". El dinero es importante, obviamente, pero no es lo único que vale.
Sino pregúntenle a todos esos que han caído, sometidos a la justicia por narcotráfico, si realmente vale la pena llegar a una cima tan alta, para desplomarse en un tiempo relativamente corto.
Los dominicanos debemos demostrar lo que realmente somos en relación a este tema: un pueblo de gente trabajadora que no premia los malos ejemplos.

Dionisio Soldevila