Las consecuencias
Consecuencias comienzan a imponerse en RD
Lo peor que puede pasar en una sociedad es que la anarquía se adueñe de todo y que las inconductas y los ilícitos pasen desapercibidos, algo parecido a perder la capacidad de asombro.
Por fortuna, la sociedad dominicana, al menos aparentemente, ha comenzado a dar señales de que tiene la intención de cambiar algunas cosas y de que exista un régimen de consecuencias.
A pesar de que una encuesta reciente del Ministerio de Economía mostró que al dominicano no le molesta la corrupción si se resuelven los problemas, comenzamos a ver al final del túnel que no siempre "ná e ná y tó e tó".
La reacción ante el caso de Maxy Montilla es una señal de ello. Montilla devolvió RD$3 mil millones obtenidos de forma irregular en un fraude contra las Empresas Distribuidoras de Electricidad, pero la gente pide más consecuencias para el cuñado del expresidente de la República, Danilo Medina.
Luego vemos lo ocurrido en Santiago, donde agentes de la Policía Nacional acribillaron a cinco personas, incautaron vídeos de seguridad para encubrir los hechos y fabricaron una historia de una banda peligrosa. Los involucrados en estas muertes fueron sometidos a la justicia.
A su vez, la situación del Seguro Nacional de Salud (Senasa) tiene en el candelero al jefe del sector externo del Partido Revolucionario Moderno, Santiago Hazim, y a otros funcionarios de la administradora de riesgos de salud.
No sé si estoy pecando de iluso o de más optimista de la cuenta, pero ver que existan consecuencias para hechos que en otras ocasiones se pasaban por alto, me parece positivo para el país.
El mensaje del presidente Luis Abinader, diciendo que tiene amigos y no cómplices, es claro para los demás funcionarios, como ya ha pasado con Hugo Beras, Luis Dicent y Leonardo Faña, entre otros: no hay tolerancia a la corrupción.
Eso es bueno para el país, bueno para los que vienen subiendo. Lo mal hecho tiene sus consecuencias.