Justicia en tiempo real
Colombia da una lección de justicia rápida y rigurosa en el caso del asesinato del senador Miguel Uribe Turbay
En la República Dominicana, los procesos judiciales suelen enredarse en un laberinto de plazos, aplazamientos y tecnicismos que acaban diluyendo el sentido mismo de la justicia. Cada expediente parece condenado a la eternidad burocrática. Los años pasan, los testigos se olvidan, las pruebas se pierden y la sociedad se resigna.
Por eso asombra mirar hacia Colombia y ver cómo, en apenas unos meses, su justicia ha logrado condenar a dos de los responsables del asesinato del senador Miguel Uribe Turbay, ocurrido el 22 de mayo de 2025 en Bogotá. La investigación fue rigurosa, el proceso transparente y el trato a los acusados, irreprochable. No hubo espectáculo mediático ni dilaciones innecesarias. Hubo método, decisión y respeto por la ley.
Algo deberíamos aprender de ese proceder. La justicia no es también una demostración de que el Estado funciona, que la verdad importa y que el crimen tiene consecuencias. En un país donde los expedientes duermen, la rapidez con que actuó la justicia colombiana suena casi a ciencia ficción.
Si en lugar de aplazar, se resolviera; si en vez de sospecha hubiera rigor, y si la ley no se midiera por la influencia de los nombres, entonces podríamos hablar de justicia dominicana. De la que llega, no de la que se espera.
