¿Hasta cuándo será el abuso de la ADP?
Los estudiantes, las verdaderas víctimas de los paros docentes
Como Cicerón en el Senado romano, cabe preguntar hasta cuándo la ADP abusará de la paciencia nuestra. Cada paro docente interrumpe clases, cercena derechos de cientos de miles de estudiantes que nada tienen que ver con las pugnas gremiales. El ministro Administrativo de la Presidencia, Andrés Bautista, lo recordó en días pasados: un sistema que invierte más de 300 mil millones de pesos al año en educación no puede seguir rehén de prácticas que degradan la enseñanza.
La Asociación Dominicana de Profesores olvida que el magisterio no es un sindicato cualquiera. Es depositario de un mandato social que consiste en garantizar que los niños aprendan, que los jóvenes avancen, que la escuela sea faro y no obstáculo. Cuando se juega con el calendario escolar, se juega con el futuro de un país entero.
Los recursos públicos que salen del esfuerzo de todos, exigen responsabilidad y rendición de cuentas. La paciencia de la sociedad no es infinita. Y si la ADP insiste en paralizar, el Estado no puede permanecer inerme. Consecuencias debe haber, no por castigo sino por respeto a los estudiantes.
Hasta cuándo es la pregunta que queda flotando. La educación no se negocia, la educación se defiende.