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Anexión de Santo Domingo a los Estados Unidos (y 2)

En 1869 el presidente Buenaventura Báez envió un emisario a los Estados Unidos a fin de negociar el arrendamiento de la bahía de Samaná a cambio de $1,000,000 en oro y $100,000 en armas y municiones que necesitaba con urgencia para enfrentar la oposición armada de sus adversarios políticos

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Anexión de Santo Domingo a los Estados Unidos (y 2)
Presidente Buenaventura Báez con comisionados americanos, 1871. (FUENTE EXTERNA)

En 1869 el presidente Buenaventura Báez envió un emisario a los Estados Unidos a fin de negociar el arrendamiento de la bahía de Samaná a cambio de $1,000,000 en oro y $100,000 en armas y municiones que necesitaba con urgencia para enfrentar la oposición armada de sus adversarios políticos. 

En vista de que esa gestión no prosperó, Báez entonces concertó un empréstito en Europa, con un aventurero financiero llamado Edward Hartmont, que conllevó una operación crediticia de 420,000 libras esterlinas con garantías de los ingresos aduaneros, minas de carbón, y depósitos de guano en la isla de Alto Velo. Esa onerosa transacción no se cumplió en su totalidad, pero marcó el inicio de la perniciosa deuda externa dominicana. 

Para esa época ya la región del Caribe, conforme a la doctrina Monroe, representaba una zona de particular interés para los norteamericanos, por lo que el nuevo presidente, general Ulises Grant, retomó el proyecto de anexión de la República Dominicana, cuyo territorio se pensaba aprovechar para instalar una base naval en Samaná y asentar negros libertos del sur de Estados Unidos

A mediados de 1869, autoridades dominicanas y norteamericanas llevaron a cabo las negociaciones y suscribieron sendos tratados: uno para la anexión de la República, y el otro  destinado al arrendamiento de Samaná.  Si fracasaba el primero, entonces se pondría en práctica el segundo. 

De producirse la anexión, la República Dominicana renunciaría a su independencia política, cedería todas las propiedades del gobierno y se acogería a la constitución norteamericana. Mientras que los Estados Unidos, por su parte, pagarían al gobierno de Báez un millón y medio de dólares como compensación por las propiedades entregadas. 

En caso de que el congreso norteamericano rechazara el tratado, entonces entraría en vigor la cuestión de Samaná mediante un pago de unos dos millones de dólares, de los cuales $150,000 fueron adelantados al gobierno dominicano.

El Tratado de anexión fue firmado el 29 de noviembre de 1869  y ratificado a principios del siguiente año por el senado de República, que lo consideró necesario "para la conservación de la libertad y la democracia del país". 

Sin embargo, en los Estados Unidos la pieza fue rechazada. ¿Por qué abortó el proyecto? Primero, Grant no contaba con mayoría congresual; segundo, tuvo su impacto en la opinión pública norteamericana una sostenida campaña internacional en contra de la pieza desplegada por patriotas y exiliados dominicanos; y, tercero, la oposición de varios congresistas liderados por Charles Sumner, senador por Massachusetts. 

Ante ese fracaso, en 1872 Báez insistió en el proyecto de Samaná, pero esta vez instruyó a su ministro de relaciones exteriores para que firmara un nuevo contrato de arrendamiento con una compañía privada norteamericana llamada "Samaná Bay Company", concediendo los derechos de explotación de la bahía nada menos que por 99 años. Pero ese nuevo esquema tampoco tuvo éxito. 

Hacia finales de 1869 una insurrección armada, llamada Movimiento Unionista, porque aglutinó a las dos fuerzas políticas opositoras más importantes del país, forzó a Báez a renunciar a la presidencia de la República. 

De esa manera, el 2 de enero de 1874, concluyó la cuarta administración de Buenaventura Báez -que duró seis años-, sin que fuera enajenado el territorio nacional (arrendando o vendiendo la bahía de Samaná), y sin que nueva vez la República Dominicana perdiera su condición de estado libre y soberano. 


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Historiador y ensayista. Especialista en historia dominicana.