Compras, I Ching y la ciudad despierta
Una tarde de supermercado en Santo Domingo

Entras en el supermercado con la intención de pasar al área de panadería. Después, pasarás al lado de la pescadería y carnes y luego, no por esto menos trascendente, al área de las bebidas. Has dicho en otra ocasión que las bebidas dan para otro acercamiento, sobre todo cuando quieres saber qué tomaba Báez y cuál era la bebida predilecta de Ramón Cáceres, el famoso patriota de la Guardia de Mon.
Dos horas después, intentas llegarle al libro de Pedro Maria Archambault donde está claramente descrita la gesta restauradora, al tiempo que miras lo que hay en un supermercado abarrotado. Intentas comprar unos productos que te servirán para pasar la noche en esta calurosa ciudad de Ovando.
En la ciudad creciente, esto es algo que hace todos los días una gran cantidad de compradores. Habitan en una capital de la República que se aparece ante tus ojos como una ciudad intensa, minuciosa, milimétrica.
Como se ve, el sitio es amplio y se parece a otros. Diez minutos después, piensas que este es más grande y ergonómico, un plus, como sucede en novelas largas o en el tratado de Jan Patocka sobre Husserl (Introducción a la fenomenología en la colección dirigida por Marc Richir), que te espera en una mesa.
En este lugar que habitan muchos, entras de un área a otra con la idea de comprar lo que consideres de mayor calidad. Un amigo lejano, iniciado en estos menesteres, te ha recomendado ciertas marcas desde California. Por ahora, en la panadería has hecho una apuesta a lo mismo de siempre: un poco de pan y algunos quesos que te recuerdan a S. que siempre compraba estos productos con aire de connoisseur. En este momento, piensas que el retorno a otros tipos de pan, te llevará por otro derrotero. Piensas en S. y su intención de revivir cada instante y perpetuarlo por los siglos de los siglos. Prueba esto, decía. Acto seguido, se preparaba para cocinar unas lentejas que había que tomar. La novela de Henry Miller esperaba en su mesa. Sus palabras estaban acompañadas con el I Ching, traducido al inglés como Book of Changes. Tenía en mente caminar hacia las olas, dirigirse hacia el mar luego de haber ido al supermercado para comprar productos celebratorios. Según la mitología china, el I Ching surgió de manos del emperador Fu-Hi, mitad hombre y mitad serpiente, "a quien se atribuye la creación de la humanidad, y la invención de la caza, la pesca, la música y la escritura". Según se cuenta éste vio el lomo de un dragón que salía del río Amarillo y en su mapa ejecutó una lectura de los tigramas. Tenemos a Lao Tsé , autor del Tao Te King entre otras lecturas arcanas.
Mirando hacia atrás, has retornado a esa imagen intensa de haber entrado en otro establecimiento con otra persona. Has llegado a meditar si esa tarde se puede comparar con la del Viaje a Italia, una memoria que permanece en la película de Michael Winterbottom que acabas de ver en Starz Cinema con la actuación de Steve Coogan como Steve Coogan y Rob Brydon como Rob Brydon. Amber Wilkinson del The Daily Telegraph le dio al film una B, diciendo que su improvisación ha legitimado todo al punto en que las bromas aterrizan de manera sólida sin perder el naturalismo y la pareja está claramente disfrutando de la dolce vita.
Con total certeza, tu acompañante te dice que ese es el mejor pescado que puedes hallar en un supermercado distrital. Lo eliges y miras al reloj: se trata de una visita rápida. Mientras suena algo de una agrupación norteamericana, lo que quieres es que te pongan algo de Post Malone, el iniciado que tiene un concierto en septiembre en Barcelona y que ya está causando problemas.
Mirando a las etiquetas, la persona que te acompaña te dice que ésta opción es la mejor. No dudas en elegirlo pero sabes bien que quieres llevarte otro. Eliges dos botellas: la que te recomendó tu amigo californiano y la que elige tu acompañante. En otros supermercados, la compra se ha hecho de manera más rápida. Con unos chocolates, has comprado en esa ocasión un grupo de frutas y una pasta para esa noche.
A la hora indicada, te das cuenta que has comprado lo necesario. La chica de la caja te saluda con una sonrisa y sabes que has hecho la mejor elección. No es tarde en Santo Domingo por lo que piensas en una película que te espera, más acá de los corchos y las etiquetas.
Como en los noventas, de lo que se trata ahora es de entrar en la noche de Santo Domingo. Habitas en el ritmo de una música que esperas, que hace de todo un sentido total, una ambición para nada desmedida, única y cronometrable en sus variantes. De lo que se trata es de salir del súper con la conclusión de que pasaremos una noche recuperada entre todas las noches de este intenso clima caribeño.
A todas luces, la libertad que algunos proclaman es algo verdadero que podemos vivir, sentir y experimentar en una economía que nos promete otras variantes para el disfrute y el confort de un desarrollo que avizoramos. Es cuestión de estar cerca de las góndolas para saber el mensaje que nos transmiten día a día a todos nosotros. Como ocurre en la película mencionada todos podemos sentirnos protagonistas con una copa en la mano. Si en una esquina de Roma nos topamos con Meloni no tardaremos en decirle: ¡la capital de Italia es Roma! Salud!