×
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

En torno a la muerte del poeta Hernández Franco

Laureado poeta y escritor, nativo de Tamboril

Expandir imagen
En torno a la muerte del poeta Hernández Franco
Tomás Hernández Franco (FUENTE EXTERNA)

EL 20 de julio del 2014 fue inaugurado en el municipio de Tamboril el mausoleo en donde descansarían, a partir de ahí, de manera definitiva, los restos del laureado poeta y escritor, nativo de esta comunidad, Tomás Hernández Franco, autor de uno de los poemas capitales de la literatura dominicana, Yelidá (1942). Nació el también cuentista y ensayista el 29 de abril de 1904, y falleció en la ciudad de Santo Domingo el 1 de septiembre de 1952.

Por considerarlo de interés, y en virtud de cumplirse próximamente el 73 aniversario de su muerte, nos permitimos reproducir la reseña del sepelio, publicada en el diario La Información, el interesante artículo que dos días después de la muerte del poeta escribiera en su honor Máximo Lovatón Pittaluga, así como los versos de elegíaco acento del afamado maestro y poeta, Ramón Emilio Jiménez. La Información reseñó el infausto y fúnebre acontecimiento como sigue :

 «El sepelio de Hernández Franco fue manifestación de duelo. La villa de Tamboril vistió crespones ayer en honor de su esclarecido hijo. 

El cadáver de don Tomás Rafael Hernández Franco, periodista, escritor, poeta y orador de gran relieve dentro y fuera del país, fue trasladado ayer mismo, desde "Ciudad Trujillo" hasta su hogar de la villa de Tamboril, en donde los despojos mortales fueron recibidos por deudos, familiares y amigos, constituyéndose la comunidad de Peña en profundo duelo para rendir póstumo homenaje a la memoria de quien fue, indudablemente, uno de los más conspicuos de sus munícipes, tanto desde el punto social, cultural y político.

En las primeras horas de la tarde se conglomeraron en Tamboril centenares de personas, tanto de la localidad como de Santiago, Moca, La Vega, "Ciudad Trujillo" y de otras ciudades y pueblos, de donde numerosas personas acudieron a testimoniar sus afectos al desaparecido y a su distinguida familia, dando así cálida expresión al profundo sentimiento de pena que se ha producido en todos los círculos intelectuales y sociales del país con tan irreparable pérdida.

A las cuatro de la tarde se inició el acto del sepelio, partiendo la extraordinaria comitiva fúnebre desde la casa mortuoria, en la calle "Presidente Trujillo" (hoy Real), hasta la iglesia San Rafael, en donde fueron oficiados solemnes funerales.

Desde la iglesia se inició de nuevo el desfile fúnebre por la misma calle, hasta el cementerio, en donde se llevó a cabo la inhumación. En el trayecto, la banda municipal de música de la villa ejecutó varias piezas fúnebres. Sobre la recién abierta tumba fueron depositadas ofrendas florales, exponentes todas del afecto familiar y amistoso que siempre supo conquistar el intelectual desaparecido.

Nuevamente hacemos votos por el descanso eterno del compañero ido, y reiteramos nuestros votos de condolencia a todos sus deudos, muy especialmente a su viuda, doña Amparo Tolentino, a su hijito Tomasito, a sus hermanos Marino, Rafael Tomás, Villón, Melba, Mirtha y Mary Cruz, su suegro don Vicente Tolentino Rojas y demás que en una u otra hayan sido afectados por tan infausto suceso»

 LA INFORMACIÓN 

2 de septiembre de 1952.

TOMÁS HERNÁNDEZ FRANCO: POSITIVO VALOR NACIONAL (*)

Por: Máximo Lovatón Pittaluga.

 

«Para escribir despidiendo de la vida terrena a quien fuera maestro fecundo y lúcido de la expresión, se necesitaría readquirir el estro, por la muerte perdido, de aquella sublime inspiración que ya no alienta.

No es posible pasadas apenas horas, la pérdida del genial inspirado hacia lo eterno, expresar en las formas escritas de las cuales fue artífice superior cuanto el alma quisiera manifestar en desbordados sentimientos para el amigo querido que era también el admirado exponente del arte literario.

Para hablar de Tomás Hernández Franco en vida, bastaba con la descripción de su excepcional talento, de su personalidad atrayente, intranquila, de bohemio y de señor, aristócrata de la expresión y el espíritu que cubriera con alegres alardes de aldeana sencillez. Pero hoy, para evocar no la figura, el impresionante recuerdo de un Tomás H. Franco, votiva de la vida que la muerte misma recibió sorprendida, imaginamos una ceremonia solemne en estrofas mayores, en cónclaves de elegidos a donde oficiaría Darío, Verlaine, y Bazil bajo el presidiun conmovido de Honorato Balzac.

Era Tomás Hernández Franco el múltiple talento dominicano que en todas las manifestaciones del arte o ensayos de la expresión apareció triunfal sin preocupaciones ni esfuerzos porque chispazos de genio había en su tranquila personalidad.

Era Tomás Hernández Franco, el dominicano que traspasó triunfal las fronteras literarias, la más genuina expresión del talento en los trópicos de Hispanoamérica. Es el cuentista que deleita, el orador tonante en la barricada política, festivo en la charla del culto salón, de austera expresión, de seriedad en el Ateneo, la más ática y fácil de las plumas que militaron en el periodismo dominicano por espacio de más de 25 años y el mismo que nos sorprende y provoca desconcertante admiración con YELIDA, su maravilloso poema en versos, gloria verdadera de las letras nacionales, escasamente conocido en este nuestro medio a donde impera el sórdido materialismo, injusto a veces con nuestros positivos valores. Yelidá sólo consagra el nombre de Hernández Franco entre los grandes poetas de América» (septiembre, 3/1952)

(*) -   Reproducido en mi otrora columna del diario La Información el 26 de abril de 1989

 

A TOMÁS HERNÁNDEZ FRANCO (Soneto)

Por: Ramón Emilio Jiménez

«Luces de ingenio, en ocasión geniales,

fueron en él aliento vigoroso,

poesía, inquietud, todo a raudales,

bondad, locura, sueño, todo hermoso.

Brilló en la prensa, defendió ideales,

con actitud viril y ánimo airoso,

lo saludaron músicas triunfales,

y todo le sobró, menos reposo.

Reposo espiritual para ser fuerte,

serenidad de que se halló vacía,

su joven alma por extraña suerte.

Honda fiebre de mundo le absorbía,

y vivió en esa fiebre hasta que un día,

halló serenidad, pero en la muerte»

TEMAS -

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com