Nuevas perspectivas
Las predicciones del FMI sobre la ralentización económica son función de la actual situación arancelaria, esto pudiera cambiar
El FMI acaba de lanzar su visión para 2025 titulada "Un momento crítico en medio de cambios en las políticas". El documento revisa a la baja el crecimiento de muchos países y prevé que la inflación decrecerá más lentamente en vista del actual nivel de los aranceles establecidos en reciprocidad y represalia entre las economías.
Específicamente, el crecimiento mundial fue rebajado en medio punto porcentual a un nivel de 2.8 %. Entre los grandes perdedores destaca Rusia (su crecimiento cae a menos de la mitad, afectado por la guerra). China y Estados Unidos ambos pierden un punto porcentual por la reducción en el comercio bilateral.
América Latina y el Caribe se espera decaiga -0.4 %, donde pesa la desaceleración de Brasil, junto con México, que entraría en recesión. En contraste, Canadá (-0.1 %) se ve menos afectada, reflejando la ventaja de sus exportaciones de bienes primarios petroleros y mineros cuyos procesadores en EE.UU. se cree pudieran absorber el costo de las tarifas. En el caso de República Dominicana, aunque se rebajó la proyección del crecimiento, continúa siendo de los más altos gracias a su sector de servicios.
Este sector también impulsa a España a triplicar el crecimiento de la zona Euro convirtiéndolo en líder entre las grandes economías. Economías como Sudáfrica y Arabia Saudita, así como la categoría de Países de Ingresos Bajos, aumentarían su crecimiento con respecto a 2024 no obstante las rebajas previstas. Las buenas noticias: a pesar del impacto negativo de las tarifas, la economía global no cae en recesión, que era el temor original, y se prevé una recuperación parcial para 2026.
Todas estas proyecciones están sujetas al mantenimiento de los aranceles vigentes desde hace apenas tres semanas. Pero debido a que la guerra arancelaria presenta costos que conviene a todos minimizar podría considerarse que hay posibilidades de que el estatus comercial actual no perdure. El secretario del Tesoro Bessent ya declaró que los actuales niveles arancelarios entre EE.UU. y China son ´insostenibles´.
A saber, los aranceles no son nada nuevo. Canadá, por ejemplo, ya había impuesto un 25 % a las importaciones de acero y aluminio provenientes de China que se espera reduzca a la mitad el volumen de esas importaciones y genere un billón de dólares canadienses en ingresos fiscales a 2030.
Sin embargo, el anuncio de nuevas y cambiantes reglas del comercio con el mayor mercado comprador del mundo ha generado incertidumbre y conllevado a caídas en las bolsas de valores y a la devaluación del dólar. Algunos señalan estos eventos como indicativos de algún colapso económico. Esto suele provenir de quienes no siguen cotidianamente los mercados y desconocen sus patrones de reacción además de otras fortalezas de las economías, particularmente la estadounidense.
Aunque ciertamente estamos ante un cambio de puntos de referencia el panorama aún no está definido. El FMI advierte que hay riesgos de mayor escalación, pero pudiera suceder que la guerra arancelaria al alza se convirtiese en una guerra arancelaria a la baja. Gran parte del actual pesimismo se revertiría, y con ello, las predicciones del FMI basadas en el escenario presente.
En palabras del mismo FMI, "las perspectivas de crecimiento mundial mejorarían inmediatamente si se calmaran las tensiones comerciales y se rectificaran las quejas de muchos países sobre barreras no arancelarias y distorsionarias al comercio". Esperemos así acontezca.