Gordos
Nunca fue tan caro estar delgado
Antes los ricos eran gordos. Ahora son flacos, sea porque tienen entrenador personal o porque se pinchan Mounjaro antes de desayunar pan de masa madre con chia. Así -gordos ricos y flacos pobres- los dibujaron los grandes maestros de la pintura y los burlones caricaturistas de periódico.
Hoy la obesidad se asocia a la pobreza porque está íntimamente ligada a la mala alimentación. Al abuso de comida ultraprocesada o la fritura de la esquina, según en qué sector se haga la encuesta. En cualquier caso, comer mal engorda tanto como comer mucho y comer bien forma parte de un estilo de vida educado y próspero. La "falta de cuchara" es otra cosa.
El ministro de Salud, Víctor Atallah, ha hecho bien en educar sobre la lonchera infantil, porque basta ir al patio de un colegio privado o de una escuela pública a la hora del recreo para comprobar que República Dominicana está engordando. En los años 90 podía verse algún niño gordito, dicho así... con cariño. Hoy más de la mitad son gordos, sin diminutivo que lo disfrace. Bastantes gordos y bastantes gordas. No hace falta que lo denuncie la OMS, UNICEF o la FAO; estamos superando las listas de malnutrición para caer en las de obesidad.
Es un problema de salud pública y de salud individual física y mental. Es un problema de educación nutricional que se refleja también como un factor de estamento social. Es un problema económico y social: ricos flacos y pobres gordos.
Nunca estuvo tan mal visto ser gordo y nunca fue tan caro estar delgado. La comida rápida y los alimentos ultraprocesados están ahí, a mano. Son baratos y sabrosos. Pero cocinar platos sanos, balanceados, bonitos y elaborados con productos frescos cuesta tiempo y dinero. Y no sobran ni uno ni otro.

Inés Aizpún