Por ahí no es...
Alguien tendrá que hablar de Educación
Alguien tendrá que hablar de Educación.
Algo chirría. El curso escolar ha comenzado con titulares que hablan de basura: 15,2 millones de botellas plásticas recogidas, más del doble que el año pasado. O de alimentación: el INABIE detalla el menú del primer día con mandarinas de postre. O de campaña electoral: los funcionarios se despliegan por el territorio en el inicio de curso. O de obras públicas: faltan escuelas y la ADP denuncia el deplorable estado de miles de aulas por falta de mantenimiento. O de corrupción: anuladas por presumible colusión licitaciones del INABIE.
La Educación dominicana da para hablar de todo menos de cómo lograr que los niños aprendan a leer, que es por donde empieza todo. Y si nos ponemos ambiciosos, que entiendan lo que leen.
Cuarenta mil millones de dólares después de la aprobación de la ley del 4% las familias recogen botellas y hacen colas para obtener mochilas y útiles. Colas como las de toda la vida pero con confetis y música bailable. Avanzamos.
Se siguen regalando tablets (¿serán las que sobraron de la pandemia?) en pleno debate mundial sobre el daño que hacen las pantallas en las aulas porque se aprende menos y peor. Se extrema la caridad pública (ahora se llama obra social) que revela para quien lo quiera ver las carencias de un modelo de desarrollo fallido con una educación estancada en la mediocridad de los resultados.
Ni el Minerd ni la ADP se atreven a desnudar un sistema que cuesta el 4% del PIB pero no enseña. Es una estafa a los que deberían encontrar en la educación la vía para salir de la pobreza. El sindicato y las autoridades de turno practican un populismo que les impide resolver el problema educativo. (¡Ah! Regístrese en www.bonoamil.gob.do; le dan mil pesos.)