La Política como construcción de Estado
"La política, después de la filosofía, es la ciencia más pura y digna." Juan Pablo Duarte

En tiempos en que la política se confunde con la inmediatez, el espectáculo y la demagogia, se hace urgente devolverle su sentido noble: servir para construir Estado y desarrollo social, consolidar leyes, fortalecer instituciones y generar confianza ciudadana.
La política auténtica no se mide por la popularidad momentánea, sino por la solidez estructural que deja. Su propósito no es conquistar poder, sino garantizar que el poder funcione en beneficio del bien común. Esa es la diferencia entre hacer gobierno y construir Estado: mientras el primero administra coyunturas, el segundo diseña futuro.
El presidente Luis Abinader ha marcado un antes y un después en esa visión. Su gestión ha colocado la transparencia, la planificación y la institucionalidad como ejes de acción. Hoy, la República Dominicana avanza hacia un modelo en que el Estado recupera credibilidad, el ciudadano confía y el país proyecta estabilidad.
Defender el Estado es defender lo que pertenece a todos. No puede verse como botín partidario, sino como patrimonio común que debe preservarse y mejorarse generación tras generación. El Partido Revolucionario Moderno ha asumido esa visión con madurez histórica: comprender que gobernar implica continuidad, respeto a las normas y compromiso con el legado institucional.
Cada obra de infraestructura, cada reforma y cada política pública deben responder a una lógica de sostenibilidad. Lo que se construye con sentido de Estado trasciende mandatos; lo que se hace con visión de partido se agota en el tiempo.
Un servidor público no es un funcionario temporal: es un guardián de la estructura estatal. Su misión no se limita a ejecutar tareas, sino a dejar procesos más sólidos que los que encontró. Desde las carreteras y puentes hasta los sistemas de gestión y transparencia, la República Dominicana vive hoy una etapa de construcción institucional. Esa es la verdadera política: la que siembra confianza, la que mejora la vida cotidiana, la que consolida futuro.
Construir Estado es el acto político más elevado. Requiere vocación de servicio, visión de país, confianza en nosotros como pueblo y sentido de trascendencia. No se trata de levantar murallas de poder, sino cimientos de progreso. Esa debe ser la misión del liderazgo dominicano del siglo XXI: dejar al país instituciones más fuertes, leyes más justas y una sociedad más unida alrededor de sus más grandes propósitos.
Porque, al final, la política —cuando se ejerce con principios— es la forma más digna de construir nación y como decía doña Lucy de Silfa, profesora y esposa de uno de los fundadores del Partido Revolucionario Dominicano:
"Hacer política, es hacer Patria".

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