Colecciones patrimoniales de bibliotecas universitarias de RD: preservación y conservación
Las bibliotecas universitarias son esenciales para resguardar la herencia científica y cultural de la nación

El propósito de este artículo es subrayar el compromiso ineludible de las bibliotecas universitarias dominicanas con la preservación de sus colecciones patrimoniales, esenciales para resguardar la herencia científica y cultural de la nación.
En la era digital, la conservación y difusión de estos fondos no solo se facilita, sino que amplía su impacto histórico, académico y social.
Patrimonio documental institucional
Resulta pertinente examinar el concepto de patrimonio documental institucional a la luz de las normas internacionales de organismos como la IFLA, la ALA, la Unesco o la ISO.
Todos coinciden en que la preservación y la difusión de las colecciones patrimoniales son tareas prioritarias, que exigen proteger los originales físicos y, al mismo tiempo, garantizar su acceso mediante soportes digitales.
La digitalización, en efecto, prolonga la vida útil de los documentos, evita el deterioro y permite su consulta sin las limitaciones de tiempo y espacio propias del formato impreso.
La Unesco destaca que las colecciones patrimoniales —libros raros, manuscritos, documentos únicos— constituyen la memoria viva de las instituciones y reflejan la identidad y el conocimiento acumulado a lo largo del tiempo.
Su adecuada gestión y conservación garantizan la transmisión de ese legado a las generaciones futuras, fortaleciendo la identidad cultural y la comprensión del pasado.
Conservación documental
En el ámbito iberoamericano, las universidades españolas han sido pioneras en la conservación documental. Sus bibliotecas protegen manuscritos, primeras ediciones y archivos de alto valor histórico bajo condiciones ambientales controladas y proyectos de digitalización continua.
Este esfuerzo no solo preserva su patrimonio, sino que eleva el prestigio académico de las instituciones y las convierte en referentes culturales.
De manera semejante, la Universidad de Puerto Rico —Recinto de Río Piedras— resguarda en su Biblioteca Regional del Caribe y Estudios Latinoamericanos una colección única sobre la región, actualmente en proceso de digitalización y de acceso regulado a través del catálogo público en línea (OPAC).
Un sondeo reciente entre bibliotecas universitarias dominicanas revela un panorama alentador, aunque todavía desigual.
La Biblioteca Emilio Rodríguez Demorizi (Intec) ha iniciado su proyecto de digitalización; la Biblioteca Pedro Mir (UASD) avanza en su planificación, mientras que la Biblioteca de la Universidad Central del Este mantiene sus colecciones de acceso restringido. Todas coinciden en la necesidad de combinar preservación con acceso seguro y moderno.
En este contexto, circulan en redes sociales comentarios sobre la apertura, bajo la modalidad de anaqueles abiertos, de las colecciones patrimoniales del Sistema de Bibliotecas de la Pucmm. Tal medida —si llegara a concretarse— implicaría un grave riesgo para la integridad de los fondos.
Conviene recordar que cuando la Biblioteca Central de la Pucmm inició sus servicios en 1972 bajo ese sistema, las pérdidas y sustracciones fueron tales que se debió cerrar el acceso directo al público. La experiencia enseña que la seguridad es inseparable de la preservación.
Historia y misión
La American Library Association (ALA) advierte que las colecciones especiales de una universidad reflejan su misión y su historia cultural, por lo que su gestión debe recaer en personal especializado y bajo estrictos estándares de acceso y seguridad.
La IFLA, por su parte, sostiene que la protección del patrimonio cultural es condición indispensable para su supervivencia.
En consecuencia, las bibliotecas universitarias deben asumir la preservación no como un gesto nostálgico, sino como una responsabilidad institucional.
Merece mención especial la Sala de Estudios Dominicanos Don Héctor Incháustegui Cabral de la Biblioteca Central de la Pucmm, pionera entre las universidades privadas del país. Su acervo incluye colecciones donadas por figuras como Alejandro Gullón, Rafael Herrera, Tomás Pastoriza y José de Jesús Jiménez Almonte.
Allí reposan primeras ediciones, periódicos fundacionales, manuscritos, documentos históricos, tesis inéditas y la producción intelectual de la propia universidad. Es la sala más consultada del sistema y ha sido descrita como una verdadera biblioteca nacional de la región norte.
Gran parte de esta colección está digitalizada y disponible en el repositorio institucional Investigare, lanzado en 2013. Este espacio organiza, preserva y difunde la producción científica y académica de la universidad, cumpliendo así con los estándares internacionales de acceso abierto y preservación digital.
La Biblioteca de la Pucmm ha sido también depositaria de valiosas donaciones, entre las que destaca el Herbario Rafael M. Moscoso, cedido en 1973 por el Dr. Jesús Jiménez Almonte. E
ste fondo, con más de 25,000 especímenes —muchos endémicos de la flora caribeña—, constituye un testimonio de la riqueza natural y científica del país y un ejemplo de cómo la preservación documental se extiende más allá de los libros.
Innovar en bibliotecas significa crear valor para sus comunidades, y eso incluye el uso estratégico de las tecnologías. La verdadera innovación no consiste en abrir estanterías, sino en abrir horizontes: digitalizar, catalogar y difundir de manera sistemática. De ese modo, se protege el patrimonio físico y se multiplica el acceso al conocimiento.
La Biblioteca Nacional de España reafirma que la adopción de tecnologías digitales transforma la gestión del conocimiento y redefine la manera en que cada nación preserva su memoria cultural. En el mundo actual, donde la información circula a velocidad vertiginosa, digitalizar no es un lujo, sino una forma de supervivencia documental.
Las bibliotecas universitarias dominicanas deben, por tanto, consolidar programas de digitalización que garanticen el acceso equitativo a los recursos y fortalezcan la educación superior.
Preservar las colecciones patrimoniales es preservar la memoria académica del país. Como afirma la Comisión Europea (2005), el acceso a recursos digitales enriquece la calidad educativa y democratiza el conocimiento, mientras que la conservación y el almacenamiento evitan la pérdida irreparable de contenidos valiosos.
En una época marcada por la fugacidad tecnológica, las bibliotecas están llamadas a ser guardianas de la permanencia. En sus manos —y en sus servidores— descansa la continuidad de la historia intelectual dominicana. Digitalizar no es olvidar el pasado, sino asegurar su futuro.
Por:
- Dulce María Núñez de Taveras, Bibliotecóloga, exdirectora del Sistema de Bibliotecas de la Pucmm.
- Cecilia Medina Carpio, Bibliotecóloga, exencargada de Desarrollo de Colecciones de la Biblioteca de la Pucmm.

Dulce M

Dulce María Núñez de Taveras