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La política del ruido vs. la realidad de los hechos

El poder de los resultados en tiempos de incertidumbre

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La política del ruido vs. la realidad de los hechos
Luis Abinader y el deber de transformar frente a la política de la duda.

En la conducción de un Estado existen dos fuerzas que definen el carácter de una era: la voluntad de transformar la realidad y la vocación de sembrar la incertidumbre. El gobierno del presidente Luis Abinader ha asumido su mandato con un claro sentido del deber: gobernar para transformar. Cada decisión, cada política pública y cada esfuerzo por fortalecer nuestra nación se inscribe en esa visión de futuro.

Sin embargo, frente a ese impulso transformador se levanta una estrategia tan predecible como global: la de una oposición que, carente de una visión alternativa, ha hecho del oficio de la duda su principal herramienta. Es un manual político que busca desacreditar el acto mismo de gobernar. Cuando los hechos son irrefutables, la única opción que les queda es intentar cambiar su significado.

Ese libreto, aplicado por oposiciones debilitadas en todo el mundo, se compone de varios capítulos: primero, se minimiza el logro ("es algo sin importancia"); luego, se siembra la sospecha ("¿a qué costo se hizo?"); y finalmente, se apela a una nostalgia selectiva ("antes estábamos mejor"), borrando convenientemente las razones por las cuales el pueblo dominicano eligió un cambio.

Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país. Es un eco de las corrientes políticas globales. En democracias consolidadas vemos cómo grandes reformas económicas, diseñadas para proteger a la ciudadanía, son tildadas de "apocalípticas". De igual modo, leyes de gran calado social, que buscan ampliar derechos y oportunidades, son reducidas por sus opositores a un supuesto "despilfarro clientelar". El guion es el mismo: atacar la intención para impedir que se valore el resultado. El objetivo es sembrar miedo al progreso.

¿Cuál debe ser nuestra respuesta? No es descender a esa arena ni enredarnos en la telaraña de la desinformación. Nuestra respuesta ha sido —y seguirá siendo— la dedicación absoluta al trabajo y a la transparencia. La política del ruido se combate con la contundencia de los hechos.

A cada intento de fabricar una crisis de confianza respondemos con la publicación de datos, con rendición de cuentas y, sobre todo, con resultados que impactan directamente la vida de la gente. Frente a la crítica destructiva oponemos la obra constructiva en su sentido más amplio. Mientras otros invierten su tiempo en conferencias de prensa para atacar, nosotros lo invertimos en planificar y construir un futuro más próspero para todos.

Creemos en una política que se mide en hechos, no en palabras. Se mide en la recuperación récord del turismo; en la estabilidad económica ante tormentas globales; en los niveles históricos de empleo y exportaciones; en la reducción sostenida de la mortalidad materno-infantil y en los avances tangibles en materia de seguridad ciudadana.

Un esfuerzo integral que combina modernización tecnológica, presencia policial efectiva, formación ética de nuestros agentes y acciones preventivas en los territorios más vulnerables. Se mide también en la dignidad que otorgan decenas de miles de títulos de propiedad a familias que por fin son dueñas de su tierra; en la defensa firme de nuestra soberanía en la frontera y en la independencia real del Ministerio Público, que garantiza el fin de la impunidad.

Se mide, además, en las grandes obras de infraestructura que conectan el país; en el desarrollo turístico de Pedernales, que creará miles de empleos y transformará la región Sur en un nuevo polo de progreso sostenible; y en proyectos de impacto como las circunvalaciones de Azua y Baní, o el distribuidor de Pintura en Santo Domingo, que mejora la movilidad y agiliza la conexión del Sur con la capital.

En la ampliación y modernización de carreteras que integran comunidades antes aisladas, impulsando el comercio y la producción nacional. Se mide, en definitiva, en la confianza recuperada de un pueblo que ve a un gobierno que trabaja con honestidad y construye, cada día, un futuro mejor para todos.

Por eso reitero nuestra posición: no nos distraeremos. El gobierno del presidente Abinader no detendrá su marcha para responder a cada sombra de sospecha, porque nuestro compromiso es con la luz de los hechos. Invitamos a la ciudadanía a juzgarnos no por las narrativas de quienes apuestan al fracaso, sino por las realidades que construimos juntos.

La decisión de una nación siempre será entre avanzar con determinación o retroceder en un mar de dudas. Nosotros hemos elegido, sin vacilación, seguir avanzando.

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