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La educación auténtica de Einstein

Cómo despertar la motivación intrínseca en los estudiantes

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La educación auténtica de Einstein
Albert Einstein creía en la importancia de la pasión y el interés personal como motor fundamental para el aprendizaje verdadero. (FUENTE EXTERNA)

Según Albert Einstein la pasión por el estudio es lo que determina el éxito. Hay que, según él, elegir lo que a la persona le guste y pueda pasar el tiempo en eso sin darse cuenta de que el tiempo pasa, sea la carpintería como el piano o la filosofía. El objeto de estudio no importa, pero si la pasión verdadera, el interés, el entusiasmo por el aprendizaje de esa rama del saber.

Para aprender se requiere la motivación necesaria y la misma no proviene necesariamente de las asignaturas del currículo establecido, sino del interés personal en conocer, descubrir algo nuevo que puede no ser parte de lo que la escuela considera se debe aprender.

Esas ideas de Einstein las escribió en el 1915 en una carta a su hijo de 11 años. Hoy cobran enorme importancia dado el hecho de que el conocimiento que circula fuera de la escuela es creciente y cada vez más complejo y diverso. Cada persona puede elegir que estudiar y como lograrlo. Hacerse especialista en un campo del saber basado en su interés de descubrir, explorar en ese mundo inmenso de conocimientos, en el cual podemos mantener activa la curiosidad por aprender.

La educación auténtica como él la llamó se basa en la motivación personal por aprender, por lograr la sabiduría.

Sin embargo, alcanzar ese nivel de motivación personal supone que el niño esté en condiciones de hacerlo por sí mismo, tener bases sólidas en el dominio de la lengua materna y haber desarrollado habilidades de aprender con autonomía.

Es aquí donde entra el rol del docente. La motivación por aprender la adquiere el niño primero en el hogar con el ejemplo de los padres y la preocupación de estos para que los niños estén en contacto permanente con materiales y actividades que le motiven. Pueden ser juegos educativos o dibujos basados en la propia creatividad del niño, pero la condición es que en esas actividades el niño se sienta motivado, apasionado.

El otro actor importante es el docente. La misma pasión que el niño debe tener para aprender es la que debe tener el docente para enseñar. Debe ser el ejemplo con su entusiasmo, con su preocupación constante para que cada niño logre tener éxito en las actividades cotidianas de aprendizaje. Organizar su clase de modo creativo, desafiante, donde cada niño pueda lograr la motivación necesaria para alcanzar el aprendizaje verdadero.

En otras palabras, la escuela debe ser creativa, flexible a la incorporación del saber que existe fuera del currículo escolar para que cada niño pueda sentirse atraído por las actividades de aprendizaje.

Tal como está organizado el proceso de aprendizaje en la actual sociedad difiere poco de la época medieval donde las fuentes de saber eran extremadamente limitadas. Hoy abunda el conocimiento y cada niño tiene sus propios intereses, que en definitiva es lo que les permitirá el éxito en su proceso de aprender. La rigidez del currículo y de las actividades áulicas se oponen hoy en día a la auténtica educación, la basada en el interés y la motivación intrínseca del niño.

Los docentes deben ser formados para un ambiente de aprendizaje donde prime la autonomía del niño para buscar por sí mismo el conocimiento. Una educación basada en proyectos, por ejemplo, puede darle al estudiante la oportunidad de ser creativo en su proceso de aprender, de aplicar los conocimientos variados que están a su alcance para lograr el resultado que más satisfaga sus propios intereses. La solución no debe ser la misma para toda la clase. Cada niño, o grupo de ellos, puede utilizar su creatividad y el conocimiento diverso disponible para desarrollar el proyecto que logre fomentar su deseo de aprender, su motivación intrínseca.

La libertad de aprender debe ser la norma. Los niños deben procurar por sí mismos aquellos conocimientos que le sean más cercanos a sus intereses. El docente por su lado garantizar las estrategias y espacios de aprendizaje que conduzcan a esa finalidad. ¿Es posible esa escuela creativa y flexible conforme al currículo establecido en el sistema educativo dominicano?

Sí, pero se requiere que los docentes sean formados para un rol más activo, más orientado hacia la creatividad y el fomento del talento intrínseco de cada niño. La educación auténtica, como precisa Einstein, es viable en nuestro sistema educativo si docentes y alumnos asumen mayor compromiso con el éxito del proceso de aprender y de aplicar el conocimiento, con más entusiasmo, disciplina y rigurosidad en procurar el conocimiento verdadero.

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