La derrota de Carlos Alcaraz en la segunda ronda del U.S. Open genera dudas
Pasó de la arcilla en Roland Garros al césped del All England Club y de vuelta a la tierra batida de París para los Juegos Olímpicos y ahora a la cancha dura en Estados Unidos
Todos se quedaron esperando a que Carlos Alcaraz diera un vuelta en el U.S. Open.
Alcaraz pensó que sucedería en algún momento. Lo mismo que su rival y seguramente también toda la afición que se dio cita en el Estadio Arthur Ashe y la gente viendo por televisión.
Un jugador en la cima de su deporte y que se espera que reciba la estafeta que dejarán el Gran Trío conformado por Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer. Un jugador que inició el Abierto de Estados Unidos como favorito y que alcanzó la segunda en Flushing Meadows con una racha de 15 victorias en Grand Slams tras ganar el Abierto de Francia en junio y Wimbledon en julio, además de la plata en los Juegos Olímpicos de París estte mes.
La mejor versión de Alcaraz no se materializó el jueves en la derrota 6-1, 7-5, 6-4 ante Botic van de Zandschulp (74), un resultado que sorprendió no solo por el rival, si no por la facilitad con la que ganó.
Tras este resultado Alcaraz sonaba como alguien preocupado por lo que esto significa.
"En vez de dar pasos hacia adelante, he dado pasos hacia atrás en el tema de la cabeza", reflexionó. "No entiendo por qué. Tengo que ver qué me pasa".
No es sólo que Alcaraz se veía visiblemente derrotado. Es que sonaba desconcertado.
"No veía bien la pelota. Muy pocas veces he sentido la bola en el punto dulce. No le llegaba bien. Es una sensación bastante rara", indicó Alcaraz. "Mentalmente no estoy bien, no estoy fuerte".
Alcaraz nunca pudo explicar por qué no pudo dar ese vuelto o por qué no encontró algo que le funcionara.
Hoy jugué ante un rival y ante mí mismo, mi mente", aseguró. "Muchas emociones que no pude controlar".
Después de que un reportero intento dar una explicación —cansancio por un ajetreado calendario— Alcaraz reconoció que ha tenido un "apretado" calendario que podría haberlo agotado.
Pasó de la arcilla en Roland Garros al césped del All England Club y de vuelta a la tierra batida de París para los Juegos Olímpicos y ahora a la cancha dura en Estados Unidos.
"De repente he venido sin tener la energía suficiente que yo creía iba a tener", señaló. "Pero no quiero usar eso como una excusa".
Quizá la devastadora derrota en la final de los Juegos Olímpicos ante Djokovic y que lo dejó llorando, fue difícil de procesar. En la derrota en el único partido que tuvo antes del U.S. Open ante Gael Monfils en Cincinnati, Alcaraz perdió los estribos y golpeó su raqueta contra el suelo —de lo que luego se disculpó.
Ha perdido tres de sus últimos cuatro duelos y necesita encontrar la forma de superar este bache antes del próximo Grand Slam, en Australia en enero.
Aunque tal vez no debería ser tan duro consigo mismo, por algo sólo dos hombres en los últimos 55 años han ganado París, Londres y Nueva York en la misma temporada: Rod Laver en 1969 (cuando completó el Grand Slam calendario) y Rafael Nadal en el 2010.
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