El cielo de Ohtani no es el de los terrenales
El béisbol es otro tras su aterrizaje. En la Serie Mundial promete crear récords inexistentes

El cielo es el límite. A esta oración recurren los expertos en autoayuda, los emprendedores, los muy convencidos de una idea, los CEO en las juntas de directores, los entrenadores deportivos ante un talento especial, en las artes, el espectáculo, y hasta los vendedores de humo. En fin, se usa cuando una persona, producto o mercado promete tanto como para ponerle techo.
Shohei Ohtani lleva ya ocho años reconfigurando la historia en las Grandes Ligas, confirmando la señal que indicó en cinco temporadas en su natal Japón; ha despejado todas las interrogantes, ha agotado los cartuchos de sus detractores. Si alguien dejó de seguir el béisbol en 2017 y hoy quiere reintegrarse le costaría creer lo que recoge la base de datos de Baseball-Reference sobre el fenómeno.
Ohtani no nos ha dejado cerrara la boca por casi una década, no salimos del asombro. Su bate es un garrote a la zurda que puede superar los 60 cuadrangulares en un curso, su brazo derecho ya ponchó a 219 bateadores en 166 entradas. En 2024 demostró que puede despachar 54 vuelacercas y liderar la MLB en OPS mientras se recupera de una cirugía de codo que anula por un año a todo el que se somete a ella. Y a la vez, entre algodones, robarse 59 bases.
El nipón erosionó el debate al MVP. Impuso el que mientras él respire que nadie aspire. Demasiado cuesta arriba para competir con un atleta cuyo aporte sea tan amplio. Lo de Aaron Judge en 2022 fue una excepción. Cuando arranque la temporada 2027 ya el de los Dodgers cumplirá el requisito mínimo de aparecer en 10 temporadas para calificar al filtro del Salón de la Fama. El resto será trámite. Y esta semana, mientras sigue afinando su español con Teoscar Hernández de profesor, se prepara para buscar otra Serie Mundial.
La hazaña más reciente
Lo que Ohtani hizo para liquidar a los Cerveceros es la más reciente demostración de que no se le puede poner como techo ese cielo azul que vemos los terrenales. Los suyo está más allá, en otro planeta. Ese box score oficial del viernes terminará en el museo de Cooperstown.
En 2017, Enrique Hernández (Dodgers) tuvo un partido de playoffs de tres jonrones y siete impulsadas ante los Cubs. Bob Gibson (Cardenales) abrió la Serie Mundial de 1968 con un juego de 17 ponches a los Tigres. El viernes, Ohtani disparó tres vuelacercas y lanzó seis episodios de solo dos hits, con 10 ponches. Lo nunca imaginado ni visto.
Joon Lee, un periodista surcoreano que creció en Boston y ha tenido pasos por ESPN y Washington Post, publicó un vídeo en su cuenta de X donde estima que ya los Dodgers recuperaron la inversión de 700 millones en Ohtani... apenas en el segundo año de contrato.
Cita el colosal impacto en la venta de acuerdos publicitarios en Asia y Estados Unidos, el precio en los derechos de transmisión de los juegos, así como la afluencia de fanáticos de alto poder adquisitivo y el poder a futuro de la marca.
- Si en el terreno se comporta como un extraterrestre, los depósitos bancarios responden en igual magnitud.