El sueño de un barbero que la Policía cortó a tiros
Vladimir Valerio Estévez: El joven de 25 años que levantó su negocio con un gran esfuerzo y espíritu emprendedor murió en un operativo que su familia denuncia como ejecución policial

En la avenida Olímpica del sector La Barranquita, Valerio Barbershop es un nombre, un lugar de duelo y escenario de una Policía convertida en escuadrón de la muerte. Dentro, los espejos siguen fijos en las paredes, y en el piso, en vez de cabellos olvidados, hay manchas de sangre con el polvo de días recientes. El silencio se ha vuelto más pesado que el zumbido de las máquinas de pelar que hasta hace poco llenaba el ambiente.
Ese era el reino de José Vladimir Valerio Estévez, Vladi para todos. Tenía 25 años y un plan: hacer crecer la barbería que había fundado con ayuda de su familia cuando apenas era un adolescente. El jueves pasado, su vida se detuvo con cinco disparos, fue uno de los cinco muertos en lo que la Policía describe como un "intercambio de disparos" y su familia insiste en llamar por su nombre: ejecución.
Un negocio levantado a pulso
El primo de Vladi y abogado de la familia, Rafael Valerio, lo recuerda en sus inicios, casi un niño. "Si quieres que te apoye, vete a Infotep, haz tu curso y sal profesional", le dijo. Vladi obedeció. A los 17 ya atendía clientes en un local que otro pariente le cedió. Una tía le regaló la silla, Rafael un abanico, y entre todos armaron la barbería. Años después, ya consolidado, pidió un préstamo de 300 mil pesos en una cooperativa para modernizar su espacio.

Fueron los abatidos, el pasado miércoles 10 de septiembre, en una plaza del sector La Barranquita, en Santiago. Murieron en un cuestionado enfrentamiento con agentes de la Policía Nacional, que se investiga.
Clientes de la barbería
"Era un muchacho correcto, siempre en lo suyo, trabajando y escuchando música", dice Emmanuel Reyes, cliente durante un año y medio.
David Acosta llevaba a su hijo de ocho años porque entendía que la barbería era un lugar seguro. "Pudimos haber estado en ese momento de la balacera", reconoce.
Las mujeres también iban. "Era muy bueno haciéndome las cejas", recuerda una vecina que pide anonimato por miedo.
Vladi vivía en unión libre desde hacía cuatro años con Mary Fabián. No tuvieron hijos. Compartía el local con otro barbero y negociaba con un tercero para alquilarle una silla. Su plan inmediato era seguir ampliando el negocio, convertir la barbería en algo más que un pequeño local de barrio.
La sombra de la ejecución
La familia insiste: Vladi no tenía antecedentes ni vínculos ilícitos. Reclaman justicia y señalan que la versión de un enfrentamiento es una mentira. También cayó Julio Alberto Gómez, de 28 años, cliente de la barbería, de quien sus allegados aseguran lo mismo: que no era delincuente, como señaló la Policía.
- En La Barranquita queda el eco de las ráfagas y el retrato de un joven barbero que soñaba en grande. El local que construyó con empeño se ha vuelto un mausoleo improvisado. Entre espejos y máquinas apagadas, el barrio llora a Vladi, el muchacho honesto que murió atrapado en una historia de plomo y silencio oficial.

La sangre de civiles que ha derramado la Policía este año ha salpicado el Congreso Nacional, que ayer fue escenario de una escena inusual, la de una diputada pidiendo entre sollozos justicia.
La legisladora de Santiago, Llaniris Espinal, no pudo contener el llanto durante la sesión de la Cámara Baja al referirse al caso del joven barbero José Vladimir Valerio Estévez, "Vladi", a quien ella conocía y apreciaba, según contó entre lágrimas.
Durante su intervención, Espinal exigió justicia por la muerte del barbero de 25 años y denunció el rumbo violento que ha tomado la sociedad dominicana, señalando especialmente la responsabilidad de las autoridades y cuestionando el proceso de reforma policial en que la institución se encuentra envuelta. Dijo que los que mandan a matar, siguen allí.
"No hay razón para que la Policía se convierta en una maquinaria para asesinar ciudadanos, en cuestionados intercambios de disparos". La legisladora citó la cifra, documentada por Diario Libre, de 170 personas que han muerto en supuestos intercambios de disparos, y advirtió que estos hechos no contribuyen ni al desarrollo del país ni a la construcción de una sociedad más segura. Advirtió que no proponía un minuto de silencio.
"Yo no quiero un minuto de silencio, nosotros pedimos que la muerte de Vladi no quede impune ni la de otros jóvenes que han caído en nuestra demarcación". Vladi, quien había inaugurado las remodelaciones de su barbería el pasado 15 de julio, fue descrito por Espinal como un joven comprometido con su trabajo y con su progreso personal. Su muerte también ha generado indignación en el sector donde residía.