Depósitos reguladores: garantía de suministro de agua potable en RD
Estructuras esenciales en la red hidráulica dominicana, los tanques reguladores combinan ingeniería y mantenimiento para asegurar el suministro continuo de agua potable

Los tanques o depósitos reguladores forman parte de las estructuras que se utilizan en la República Dominicana desde hace décadas para llevar agua potable a comunidades y zonas urbanas donde los sistemas de acueductos no pueden ofrecer el servicio de manera individual y constante.
Estas estructuras, también conocidas como tanques de almacenamiento o de regulación, equilibran la presión, garantizan reservas y permiten un suministro continuo. Actúan como un "resorte hidráulico": se llenan cuando el consumo baja y se vacían cuando aumenta, evitando interrupciones y fluctuaciones en la red.
Desde los primeros acueductos de Valdesia, Haina, San Cristóbal y San Pedro de Macorís, hasta el histórico depósito de Don Bosco —una estructura de hormigón con más de 80 años en servicio que abastece a las zonas bajas de Santo Domingo, desde Gascue hasta la Zona Colonial—, los tanques han sido piezas fundamentales en la infraestructura hidráulica nacional. Su permanencia demuestra que no son una solución experimental, sino una parte integral del concepto básico del acueducto.
Tanques de última generación para proyectos de viviendas del siglo XXI
En la actualidad, el uso de depósitos reguladores se ha extendido a proyectos de urbanización moderna. En la Ciudad Juan Bosch, por ejemplo, una gran estructura abastece a miles de viviendas, garantizando un flujo constante de agua potable. Lo mismo ocurre en el programa de vivienda Familia Feliz, del Ministerio de la Vivienda (Mived) que incorpora acueductos propios y tanques elevados como parte del diseño estructural, asegurando que cada hogar cuente con agua las 24 horas.
Los expertos subrayan que nada compite con un depósito regulador elevado, ya que su inversión inicial resulta más rentable y eficiente que la instalación de sistemas individuales por vivienda, especialmente en proyectos que superan las 2,000 o 3,000 unidades habitacionales.
Desafíos estructurales
Sin embargo, más allá de su valor hidráulico y económico, estos tanques plantean desafíos estructurales que deben ser atendidos con rigor técnico. La ingeniera estructural Frinet Muñoz Espinal, especialista en ciencias estructurales y diseño sismorresistente, advierte que el mantenimiento es un factor crucial en este tipo de construcciones, especialmente cuando están en contacto permanente con el agua.
"Si existe una filtración en el tanque y no se corrige a tiempo, el agua penetra el hormigón, alcanza el acero interno y lo oxida. Con la oxidación comienza la corrosión, explica. También indica que si las columnas o muros que sostienen el tanque ya no tienen la cantidad original de acero estructural, se genera una falla por pérdida de capacidad.
Muñoz Espinal señala que muchos de los tanques elevados más antiguos fueron construidos en hormigón armado, sostenidos por columnas o muros y apoyados en una platea de fundación o zapata, diseñada en función del tipo de suelo.

"Para ese tipo de estructuras, se realiza un estudio geotécnico que determina la capacidad del terreno y las características del material, y a partir de esos datos se diseña el sistema estructural. Como el agua es un agente agresivo tanto para el acero como para el hormigón, se emplean recubrimientos protectores adicionales y controles de impermeabilización", agrega.
La especialista recuerda que ha diseñado estructuras similares para empresas nacionales e internacionales, algunas con materiales metálicos o vitrificados, más resistentes a la humedad y a la presión. Sin embargo, advierte que el mantenimiento periódico sigue siendo determinante.
"Treinta años es mucho tiempo si no se le da seguimiento estructural. Las inspecciones de vulnerabilidad permiten identificar daños, evaluar la capacidad de los elementos y recomendar reforzamientos antes de que se produzcan fallas o colapsos", subraya, e indica que opina en términos generales, sin hacer referencia a ningún caso en específico.
Para Muñoz Espinal, la ingeniería estructural y la sanitaria deben trabajar de manera conjunta: una diseña la red de conducción y almacenamiento del agua, y la otra garantiza que las estructuras resistan las cargas gravitatorias, dinámicas y sísmicas asociadas. En ese equilibrio entre hidráulica y estructura radica la seguridad de los acueductos urbanos y rurales, muchos de los cuales hoy requieren intervenciones preventivas para prolongar su vida útil.



Elina María Cruz