Fracaso diplomático para Petro: la cumbre Celac–UE se queda sin líderes
Lo que debía ser una cita de alto perfil se ha convertido en un encuentro de bajo impacto

Gustavo Petro, presidente de Colombia, escupió hacia arriba y la saliva le cayó en la cara con su crítica a la posposición de la X Cumbre de Las Américas, que tiene de anfitrión a la República Dominicana.
La cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), convocada por la presidencia pro tempore de Petro, en Bogotá, arrancará mañana, en Santa Marta, con una asistencia mínima y sin la presencia de las principales figuras políticas del continente y de Europa.
- Lo que debía ser una cita de alto perfil se ha convertido en un encuentro de bajo impacto, marcado por ausencias notables y una agenda diluida.
Hace apenas unos días, Petro calificó de "fracaso" la posposición de la X Cumbre de las Américas que debía celebrarse en República Dominicana, decisión tomada de forma consensuada por los países organizadores. Sin embargo, su propia convocatoria ha tenido una respuesta fría: apenas una docena de jefes de Gobierno y de Estado confirmaron su asistencia, entre ellos Luiz Inácio Lula da Silva, Pedro Sánchez, António Costa, Mia Mottley y Yamandú Orsi.
La mayoría de los Estados estarán representados por cancilleres, viceprimeros ministros o delegados de segundo nivel. Celac tiene 33 miembros y la UE, 27.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, canceló su participación a última hora mediante comunicación diplomática, debilitando aún más el perfil político del evento. Tampoco acudirán varios mandatarios de peso ni el alto representante para Asuntos Exteriores de la UE.
El encuentro, que debía relanzar la cooperación birregional tras la cumbre de Bruselas de 2023, llega en un momento de fragmentación interna en la Celac. Ni siquiera los aliados ideológicos de Petro —Cuba, Venezuela, Nicaragua y México — enviarán a sus presidentes, lo que evidencia su creciente aislamiento regional.
- Petro buscaba consolidar su liderazgo y proyectar una visión latinoamericana autónoma frente a Washington. Pero la realidad diplomática le pasa factura: la cumbre que debía exhibir su protagonismo termina revelando los límites de su influencia y el desgaste de la Celac.


