La estación de transferencia está casi lista, pero el paisaje ha cambiado poco en SDE
El vertedero a cielo abierto que contamina el río Ozama sigue operando y la calle es un lodazal

El director del fideicomiso DO Sostenible, Príamo Ramírez, aseguró que la nueva estación de transferencia que construyen en Cancino, Santo Domingo Este, está avanzada en más de un 90 % y será inaugurada a mediados de diciembre.
Indicó también que ya fue concluido el cierre técnico de este botadero de basura a cielo abierto que es usado para depositar los desechos que llevan los camiones recolectores para luego transportarlos en camiones más grandes a su destino final.

Para el trabajo se contrató a la compañía Green Star por 3,397,087.6 en noviembre del 2022.
Esta información contrasta con la realidad que se aprecia en la zona, donde la basura continúa acumulándose y siendo manipulada al aire libre, formando una montaña de desechos. El área permanece sucia, maloliente y en evidente desorden.
El camino hacia la nueva obra sigue siendo un lodazal hediondo en el que patinan los neumáticos de los camiones cuando tratan de moverse y la basura se riega por todas partes.
El director de DO Sostenible explica que mientras se lleva a cabo el trabajo, las operaciones han continuado de manera provisional en el terreno, pero serán trasladadas en su totalidad a las nuevas instalaciones a partir de la inauguración, cuya fecha tentativa es el 15 de diciembre.

"Lo que pasa es que todos los residuos de Santo Domingo Este llegan ahí y como no está lista, hay una estación de transferencia improvisada en lo que se termina la que se está construyendo. De ahí son trasladados al sitio de disposición final. Es decir, que permanecen ahí 24 a 36 horas", indicó Ramírez.
El alcalde de ese municipio, Dío Astacio, afirmó que su gestión redujo en un 40 % el volumen que se deposita en esa zona y negó que estos desechos estuvieran llegando al río.
Astacio informó que el ayuntamiento está sacando del área a personas que se dedicaban a llevar basura y enterrarla.
El trabajo
A pesar de lo cercana que está la nueva estación de transferencia del río Ozama, cerca de 50 metros, y de que los desperdicios actualmente llegan hasta el mismo lecho, Príamo Ramírez asegura que los lixiviados no llegarán al agua.
Para evitarlo, el suelo tendrá una capa geosintética, concreto y otros materiales, además de que la actividad ya no se realizará a cielo abierto, sino bajo una nave techada.






Balbiery Rosario