"Me quedé en shock", crónica del disparo de un policía a un portero de fútbol en Brasil
Souza, de 22 años, aún no tiene una previsión exacta sobre cuándo podrá volver a jugar
El portero brasileño Ramon Souza recuerda que se quedó "totalmente en shock" cuando vio el agujero en su pierna. Un policía le acababa de disparar casi a quemarropa con una escopeta de balas de goma al poco de finalizar un partido de fútbol de categoría regional.
"El tiro fue cerca de la rodilla. El médico me dijo que podía haber acabado con mi carrera", afirma el guardameta del Grêmio Anápolis en una entrevista con EFE.
Souza, de 22 años, aún no tiene una previsión exacta sobre cuándo podrá volver a jugar. Se habla de cuatro meses. La herida es profunda. El policía disparó a pocos metros de él.
"Llegó, empujó a un compañero y apuntó el arma en dirección a su cara. Cuando lo vi, le dije que bajara el arma, que no era necesario. Y en ese momento cargó el arma, me dijo que retrocediera y, cuando estaba dando un paso atrás, disparó", relata.
El episodio ha indignado a Brasil, un país que, además de fabricar los mayores talentos del fútbol mundial, tiene una de las policías más letales del mundo. Las imágenes recorrieron medio mundo.
Ocurrió la noche del pasado miércoles en el estadio Jonas Duarte, en Anápolis, en la 12ª jornada de la División de Acceso al Campeonato Goiano. Se enfrentaban Grêmio Anápolis y Centro Oeste, que remontó en los últimos minutos para llevarse la victoria (1-2).
El encuentro terminó en trifulca. Según Souza, todo se desencadenó cuando el portero adversario hizo un gesto ofensivo a uno de los recogepelotas.
El equipo acudió en su ayuda y se lió. Cuando la situación se había "apaciguado", con el rival ya en el vestuario y ellos saliendo del campo, entró la Policía.
"Llegaron ya apuntando para todo el mundo", cuenta Souza.
Y uno de ellos abrió fuego. "Nadie se lo podía creer, mis compañeros se quedaron mirando sin entender nada", recuerda.
"Me puse en lo peor"
En ese momento, vio el agujero en su muslo manando sangre y se alejó corriendo, cojeando, sin tener noción de lo ocurrido.
"Me quedé totalmente en shock. Usamos nuestro cuerpo como herramienta de trabajo y cuando vi esa situación me desesperé totalmente. Me puse en lo peor", confiesa.
Souza se fue al otro lado del campo "casi sin ver" y se tiró al césped con "mucho dolor".
Los primeros en atenderle fueron los médicos del club. Luego le pusieron en una camilla y le metieron en una ambulancia dotada con equipos de cuidados intensivos, donde le pusieron anestesia y le cosieron.
De la ambulancia se fue directo a comisaría. Sus compañeros le han dicho que el agresor, tras dispararle, les apuntó y les preguntó "si también querían un tiro".
"También dijo que a él no le iba a pasar nada porque fue una bala de goma. 'Las balas de verdad están aquí', les comentó señalándose la pistola de la cintura", asegura.
Ninguna aclaración de la Policía
Afirma que nadie de la Policía se ha puesto en contacto con él, ni con el club, para explicar lo sucedido o disculparse.
El Grêmio Anápolis anticipó que acudirá a los tribunales ante un acto que tildó de "horrible y criminal". El Gobierno de Brasil condenó igualmente los hechos y pidió una investigación rigurosa y transparente.
La Policía Militar subrayó en una nota que el disparo se realizó con una pistola de balas de goma, "que es menos letal", y reafirmó su compromiso con la ley.
Souza, que juega cedido en el Grêmio Anápolis por el Aparecidense, no está muy confiado en que su agresor sea castigado, pero espera al menos un cambio en los protocolos de actuación de la Policía.
"Dentro del campo no se necesitan armas", señala.
Ahora, está centrado en volver "lo más rápido posible". Aún sueña con jugar algún día en el Flamengo, en la selección brasileña y también en un gran equipo fuera de Brasil.
Sus mayores referentes bajo los palos son Ederson, Ter Stegen y Manuel Neuer. "Juegan bien con los pies, a mí también se me da bien", afirma orgulloso con sus cinco puntos en la pierna.