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Aviación dominicana, entre proteccionismo y expansión (segunda parte)

Para encontrar el equilibrio adecuado entre proteger los empleos nacionales y continuar atrayendo inversión extranjera, debemos crear un colegio profesional de pilotos que se encargue, entre otras cosas, de equilibrar necesidad con protección

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Aviación dominicana, entre proteccionismo y expansión (segunda parte)
La aviación dominicana. (FRIPICK)

Continuando con esta segunda parte del artículo presentado la semana pasada, nos enfocamos ahora en proponer un balance entre la protección de empleos nacionales y el incentivo a la inversión extranjera.

En ese sentido, iniciamos con un análisis de la legislación dominicana, la cual subraya dos conceptos fundamentales:

  • La adquisición de conocimientos técnicos por parte de dominicanos a través de la experiencia extranjera.
  • La protección de la empleomanía nacional frente a una saturación de trabaja-dores foráneos.

Sobre la adquisición de conocimientos

Según el artículo 121, se permite la entrada de personal extranjero cuando "carezcan de nacionales debidamente calificados", y solo "por el plazo que estrictamente se requiera para formar y preparar personal técnico dominicano en la o las especialidades en cada caso".

Pero, ¿cuánto tiempo toma formar a un técnico aeronáutico? La respuesta depende del tipo de función, el nivel de responsabilidad y la experiencia requerida.

En este sector, la experiencia es clave; por ejemplo, los pilotos llevan un registro detallado de sus horas de vuelo y de los cargos que han desempeñado (primer oficial, capitán, instructor, etc.).

Por eso, el legislador deja en manos del IDAC determinar el tiempo necesario para la transferencia de conocimientos.

Sobre la reciprocidad y la protección nacional

El artículo 120 es claro: el personal aeronáutico debe ser dominicano. Las excepciones contempladas se basan en la reciprocidad, es decir, que solo se acepten técnicos de países donde también se permita trabajar a dominicanos. Esto es común en otras profesiones protegidas.

Así, dos condiciones deben cumplirse para contratar personal técnico extranjero:

  • Que cumplan una función instructiva y posean mayor experiencia
  • Que provengan de países que otorguen reciprocidad a los técnicos dominica-nos

Incluso en estos casos, la permanencia debe ser temporal.

Sin embargo, esto requiere que el IDAC tenga conocimientos actualizados de las leyes de cada país, una tarea compleja. Además, no se puede responsabilizar a los individuos por las leyes de sus países de origen.

Y claro, existe la posibilidad de que, en muchos casos, empresas (o el gobierno) necesiten técnicos de países que NO tienen reciprocidad con República Dominicana, perdiendo así la oportunidad de avanzar en lo educativo por una simple coyuntura legal.

El factor humano

Es fundamental considerar el factor humano (de suma importancia en la aviación moderna): mudarse a otro país implica enormes retos para un profesional y su familia. Muchos dominicanos han vivido esto en carne propia, emigrando por falta de oportunidades en su país.

Debemos preguntarnos: ¿queremos atraer a los mejores o solo a los mínimamente necesarios? La respuesta dependerá de nuestras metas como nación.

República Dominicana aún está en una etapa temprana en términos de formación aeronáutica. No contamos con centros educativos capaces de suplir, a la velocidad requerida, la demanda de técnicos calificados, en especial mecánicos aeronáuticos.

En otras palabras, la inversión va más rápido que la educación. Nuestro objetivo debe ser mantener el auge y abrir oportunidades para más dominicanos en el sector. Para lograrlo, es esencial atraer más inversión, nacional e internacional.

¿Pero cómo protegen otros países a sus trabajadores nacionales?

Para contestar a esta pregunta, nos enfocaremos en el área de pilotos. En el caso de los EE. UU. y Chile (dos de las industrias aéreas más avanzadas del hemisferio), esta defensa es lograda a través de los sindicatos.

Chile vivió un crecimiento exponencial de su aviación civil durante la primera década de este milenio, con la rápida expansión de su aerolínea bandera, LAN Airlines.

LAN negoció con el sindicato un tope de 10 % para el personal extranjero que la aerolínea necesitaba para su expansión (nótese que aquí no se habla de personal requerido para entrenar chilenos, pues Chile de por sí siempre ha sido uno de los países más avanzados en educación aeronáutica).

Lo mismo sucedió en EE. UU. en los últimos años, cuando finalmente llegó el esperado "pilot shortage" (déficit de pilotos).

Un punto de inflexión en la industria aérea norteamericana, donde la mezcla de retiros de pilotos antiguos, junto a la rápida expansión de sus aerolíneas, también llevó a un déficit de piloto cualificados para sus aerolíneas.

EE. UU., de la mano de sus sindicatos de pilotos, ha logrado crear facilidades como la visa E-3 para australianos, chilenos y españoles, y la EB-2 para profesionales aeronáuticos de todo el mundo.

La defensa de la mano de obra nacional se logra cuando cada año los sindicatos deben aprobar la cantidad de nacionales extranjeros que sus empresas pueden contratar, y así evitar el déficit de personal (al igual que Chile, EE. UU. no utiliza este personal solo para entrenamiento, pues cuenta con el personal mejor entrenado en el mundo).

Propuesta para República Dominicana

Por lo antes expuesto, es obvio que debemos realizar cambios a las leyes y regulaciones dominicanas para incentivar la inversión extranjera y permitir la entrada de conocimiento, pero no solo con el objetivo de entrenar a personal dominicano, sino permitir que los que quieran desarrollar sus carreras y sus familias en el país puedan hacerlo.

Por lo que proponemos estrategias más modernas en ese sentido:

1- Cambiar la ley y regulación aeronáutica dominicana para flexibilizar la entrada de conocimiento extranjero.

2- Seguir el ejemplo norteamericano y chileno, que asigna la defensa de la mano de obra local a los sindicatos. En el caso de República Dominicana, dado que no tenemos sindicatos de pilotos, proponemos la creación de un colegio de pilotos que realice esa función, tal cual se hace en Chile y EE. UU.

Dado que hablamos de realizar cambios a protecciones laborales que pueden ser percibidas como pérdidas de derechos, es importante que el proceso se haga de forma transparente y consensuada con los diferentes grupos interesados.

Para ello, proponemos la creación de mesas de trabajo que representen el ámbito laboral, empresarial y gubernamental.

Estos cambios sencillos en la filosofía regulatoria dominicana podrían abrir las puertas a un crecimiento más sostenible de la aviación civil dominicana.

Un crecimiento que sea tanto en lo laboral como en lo educativo, y con ello tocar otras industrias que seguro se beneficiarán de este tipo de apertura.

Podemos escoger entre seguir viviendo una aviación proteccionista pero pequeña, o una aviación en constante crecimiento y en camino a convertirse en un líder regional.

TEMAS -

Egresado de la licenciatura y maestría en ciencias aeronáuticas de la universidad aeronáutica Embry-Riddle, Daytona Beach, Florida. Se ha destacado como piloto de aerolínea en los Estados Unidos, logrando desempeñarse como capitán de Boeing 767 y 747. Es además presidente y fundador de las organizaciones sin fines de lucro Consejo de Capitanes,  y Asociación Dominicana de Aviación General (ADAG). Y colaborador de la recientemente creada Pilotos Dominicanos en el Exterior (DPA, por sus siglas en inglés).