Un delito que EE. UU. no olvida: los dominicanos que han desfalcado al Medicaid
Programas para los más vulnerables, saqueados por médicos corruptos

La salud, concebida como un derecho humano y un servicio esencial, se ha convertido en escenario de escándalos que trascienden fronteras.
Mientras en República Dominicana el Seguro Nacional de Salud (Senasa) enfrenta denuncias de graves irregularidades, en Estados Unidos —donde este tipo de crímenes se castiga con severidad— varios médicos dominicanos han sido condenados por fraudes millonarios contra Medicaid y Medicare. Uno de ellos incluso figura en la lista de los más buscados del FBI.
Dos contextos distintos, un mismo patrón: la corrupción médica que desvía fondos destinados a los más vulnerables.
Fraudes en EE. UU.: médicos dominicanos bajo la lupa
Tras el escándalo de Senasa, han resurgido los casos de médicos y empresarios de origen dominicano que defraudaron los programas de salud gubernamentales en Estados Unidos.
El caso más reciente es el de Julio Arsenio Rodríguez, residente en Hialeah, Florida, condenado a 87 meses de prisión por conspirar para presentar reclamaciones fraudulentas a Medicare y Medicaid.
Rodríguez facturó millones de dólares por equipos médicos que no entregó o que eran innecesarios, causando un perjuicio de más de 3.7 millones de dólares al sistema de salud estadounidense.
Su historia no es aislada. Otros médicos dominicanos han sido vinculados a fraudes similares, repitiendo como fórmula la manipulación de facturas y servicios inexistentes para robar recursos de programas creados para garantizar atención a personas de bajos ingresos.
El caso del doctor González Pantaleón
El médico dominicano y exembajador ante las Naciones Unidas, Rafael González Pantaleón, cumplió 78 meses de cárcel en Estados Unidos por un fraude de 25 millones de dólares contra Medicare.
Fue arrestado en abril del 2000 en Ámsterdam, Holanda, por la Interpol, y posteriormente extraditado a Estados Unidos a solicitud de las autoridades de ese país. Tras cumplir su condena, fue deportado a República Dominicana en 2016.
González Pantaleón había sido también director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales, lo que aumentó la atención pública sobre su caso.
El doctor Melgen
Otro escándalo resonado es el del doctor Salomón Melgen, quien fue declarado culpable en 2017 de 67 cargos por desfalcar al sistema de salud estadounidense. Durante su juicio en West Palm Beach, Florida, fiscales demostraron que diagnosticó y trató fraudulentamente a decenas de pacientes para obtener millones de dólares del Medicare.
En 2021, antes de concluir su primer mandato, el entonces presidente Donald Trump lo indultó.
Daniel Guzmán
El FBI busca a Daniel Guzmán, de 65 años, por su presunta participación en un esquema de fraude a la atención médica que le costó millones de dólares al programa Medicaid.
La justicia estadounidense alega que Guzmán conspiró con otros en un plan para defraudar al sistema de salud pública mediante la obtención fraudulenta de reembolsos por medicamentos recetados que no fueron despachados, según detalla su ficha de búsqueda.

El documento agrega que Guzmán trabajaba en una farmacia ubicada en Washington Heights, en el distrito de Manhattan, Nueva York, donde recibía recetas de beneficiarios de Medicaid y luego presentaba solicitudes falsas solicitando el reembolso total por medicamentos no entregados.
El dominicano fue arrestado el 13 de agosto de 2008 tras emitirse una orden por parte del Distrito Sur de Nueva York. Fue liberado bajo fianza y posteriormente no se presentó ante el tribunal.
El espejo dominicano: SeNaSa en crisis de confianza
En República Dominicana, el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa) enfrenta denuncias por sobrefacturación, servicios no prestados y redes de prestadores que manipulan procesos de autorización. Clínicas y médicos inflan cuentas, cobran por procedimientos fantasmas y erosionan la sostenibilidad de un programa diseñado para proteger a la población más vulnerable.
Aunque se trate de sistemas distintos, los casos revelan un patrón común: profesionales de la salud que, en lugar de ser garantes de la ética, utilizan su conocimiento para explotar los vacíos de control y enriquecerse a costa de los fondos públicos destinados a garantizar la salud.