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¿Cómo es el proceso de elección del nuevo papa?

De acuerdo con la normativa vaticana, desde la muerte del pontífice no pueden transcurrir más de 20 días sin que se elija a su sucesor

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¿Cómo es el proceso de elección del nuevo papa?
Los 133 cardenales que elegirán al nuevo papa se encerrarán desde mañana miércoles en la Capilla Sixtina, ante el fresco de Juicio Final de Miguel Ángel y donde todo está ya preparado, aseguró hoy la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta. (FUENTE EXTERNA)

A partir de mañana, miércoles 7 de mayo, los 133 cardenales electores menores de 80 años se encerrarán en la Capilla Sixtina para votar y elegir a quien será el sucesor del fenecido papa Francisco. Al proceso se le llama cónclave.

La palabra cónclave proviene del latín cum clave "bajo llave", pero esto no significa que los cardenales pasen la noche bajo las bóvedas de la Sixtina.

De acuerdo con la normativa vaticana, desde la muerte del pontífice no pueden transcurrir más de 20 días sin que se elija a su sucesor. Por tanto, la decisión de los 133 cardenales reunidos en el Vaticano deberá conocerse, a más tardar, el 12 de mayo.

¿Qué ocurre el primer día

Al llegar a la Capilla Sixtina, los cardenales electores hacen un juramento colectivo, comprometiéndose a cumplir las normas del proceso. Luego, uno por uno y según su antigüedad, cada cardenal realiza su juramento individual colocando la mano sobre la Biblia, el libro sagrado del cristianismo.

Según reporta France24, si aún existen dudas sobre las reglas del cónclave, el decano del Colegio Cardenalicio tiene una última oportunidad para aclararlas tras los juramentos.

Concluido este paso, se lleva a cabo la primera votación, que marca oficialmente el inicio del cónclave.

Las tres fases del proceso de votación en el cónclave

El jueves 8, los cardenales electores deberán realizar hasta cuatro votaciones diarias: dos en la mañana y dos en la tarde. Cada jornada sigue tres fases claramente establecidas: pre-voto, voto y post-voto.

Durante el pre-voto, se distribuyen papeletas entre todos los cardenales. Estas contienen en la parte superior la frase en latín "Eligo in summum pontificem" (Elijo como Sumo Pontífice), seguida de un espacio en blanco donde se coloca el nombre del candidato propuesto.

A continuación, se seleccionan al azar nueve cardenales: tres se encargarán del conteo de votos, tres supervisarán todo el proceso y los otros tres recogerán las papeletas de los cardenales enfermos que no puedan acercarse por sí mismos.

En la segunda fase, o voto, los cardenales se dirigen uno a uno, en procesión, hacia el altar de la Capilla Sixtina. Allí, tras un momento de oración y recogimiento, pronuncian una fórmula en latín invocando a Jesucristo como testigo de su elección y depositan su papeleta en un cáliz dispuesto para ello, según informa France24.

La última fase consiste en el conteo de votos y la validación de los resultados bajo estricta vigilancia. Si ningún candidato obtiene la mayoría requerida, dos tercios de los votos, el proceso se repite hasta alcanzar el consenso necesario para proclamar al nuevo pontífice.

El conteo de los votos

Después de que todos los cardenales han depositado su papeleta, los escrutadores —encargados del conteo— cuentan las papeletas sin abrirlas, para comprobar que el número de votos corresponde con el número de votantes. Si los números no coinciden, las papeletas se queman sin abrirse y se anula la votación.

Si los números coinciden, se procede al recuento. Dos escrutadores guardan silencio mientras un tercero lee en voz alta el nombre escrito en cada papeleta. Luego, se pasa una aguja con hilo por cada papeleta; al concluir el conteo, se anuda el hilo y se colocan todas juntas a un lado de la mesa.

Si ningún cardenal ha recibido los dos tercios necesarios, significa que el papa aún no ha sido elegido. No obstante, incluso sin una elección definitiva, los revisores deben examinar las papeletas y las notas tomadas por los escrutadores para certificar que el conteo fue correcto.

Si después de tres días de votaciones; es decir, 10 sesiones, no se ha llegado a un acuerdo, los cardenales deben tomar un día completo de reflexión sin votar. Durante ese tiempo, rezan en silencio, se consultan entre sí y escuchan un breve sermón.

¡Habemus Papam!

Una vez concluidas las votaciones, las papeletas deben ser quemadas por los escrutadores, acompañados de un clérigo designado como secretario del cónclave.

A través de la chimenea instalada en la Capilla Sixtina, el mundo espera la señal: el humo negro indica que aún no hay elección; el humo blanco anuncia que la Iglesia católica ya tiene un nuevo papa.

Una vez elegido, al cardenal se le pregunta si acepta el cargo como sucesor de Pedro. Si responde afirmativamente, se convierte en el nuevo Pontífice y se le consulta qué nombre adoptará.

Poco después, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el anuncio oficial resuena en latín: "¡Habemus Papam!".

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