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Migración dominicana: de la yola a “la vuelta”

La emisión de pasaportes en República Dominicana creció un 42% en el año 2022 en comparación con el 2019. A través de la vía aérea, los dominicanos se unen cada vez más a la ruta por América Central hacia los Estados Unidos

Migración dominicana: de la yola a “la vuelta”
Imagen ilustrativa. (FUENTE EXTERNA)

“Nos dijeron que nos ubicáramos con el GPS del celular, que fuéramos por un callejón y al final nos escondiéramos en una matita y que una persona nos iba a pitar. Esa fue la parte más peligrosa. Cuando salgo corriendo, el que iba detrás de mí cayó en un hoyo, que parece que lo hacen los mismos tratantes, y creo que se rompió una pierna. Gritaba, pero el que nos llevaba nos dijo que lo dejáramos. Más p´alante cayó otro. Llegamos a la matita, duramos un rato y llegó una camioneta a la que nos subimos”.

Antonio, nombre ficticio, relata una noche de invierno de 2016, en la que cruzó la frontera entre México y Estados Unidos, luego de trece días de una travesía que empezó en Belice, a donde llegó como turista por vía aérea desde Santo Domingo. 

Era el segundo intento de Antonio y su travesía fue similar a la de los más de 25 mil dominicanos que habrían entrado de manera irregular al país norteamericano en 2022, según declaraciones dadas en mayo por Greg Segas, en ese entonces cónsul de la Embajada estadounidense en Santo Domingo, al programa El Día.

Al ofrecer ese dato, Segas - actual ministro consejero interino de la Embajada de Estados Unidos en el país-, consideró inusual el alto número de dominicanos en esta ruta, que era “mínimo, dos o tres veces más dominicanos que en años pasados”, ya que lo tradicional es por vía marítima a Puerto Rico. 

Y aunque los viajes ilegales por el peligroso Canal de la Mona hacia Puerto Rico no menguan, con 2,241 detenidos entre enero y junio de este año 2023, de acuerdo a los datos de la Armada de la República Dominicana -una cantidad que supera el total registrado en 2018, con 1,085 personas detenidas-, hay indicios de que se hace más frecuente la búsqueda por los dominicanos de llegar a Estados Unidos por otras rutas. 

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Razones y riesgos

Las razones de Antonio, sostiene, fueron la económica y la de una mejor vida para sus hijos, uno de ellos con necesidades especiales por una discapacidad. El viaje desde Belice a la frontera con Estados Unidos no fue ni barato ni exento de riesgos.

El sistema, explicó, es que el viaje está cubierto a través de un garante, que forma parte de una red que atraviesa fronteras y que le ayuda a buscar empleo al migrante ya instalado en Estados Unidos para pagar la deuda contraída. Su deuda: 25 mil dólares. Su deuda final con los intereses: 32,500 dólares. “La pagué en dos años”, asegura.

Sobre los riesgos, relató una travesía que revela un entramado de corrupción y trata de personas que valida cualquier acción por el dinero.

“Cuando llegué a Belice, en el aeropuerto, ellos ya sabían, te sacan de la fila. Me llevaron al parqueo y pagué un dinero. Me montaron en un carro, luego en un autobús y viajé varias horas, hasta la frontera con Guatemala. Ahí te recogen”, narra en una llamada telefónica desde Estados Unidos.

Asegura que tomó otro autobús y “como después de once horas de viaje”, llegó a un punto donde lo recogieron “unos motorizados con esos motores saltamontes y esa gente te da un casco y a dar rueda. En una pista nos encontramos con migración, pero ellos andan tan rápido que a las guaguas de migración no les da tiempo de alcanzarlos”.

En Guatemala esperó varios días, alojado en un lugar del que no quiso dar señas. Cuando le avisaron que era el momento de pasar a la frontera a México, afirma que lo montaron en una patrulla. “Hasta te dan ropa como de militar. Ahí te cruzan al área fronteriza y de ahí caminando a México, unos minutos”.

En México fue su estadía más larga. “Ahí tienes que tener una clave”, dice y apunta que con ella identifican cuál red de tratantes te mueve. “Me monté en un carro, íbamos cinco o seis, pasando chequeos militares, de guardias, como si fueran retenes. El tipo andaba con un bultico, repartiendo dinero a todo el mundo. Luego te montan en un bus (…) Si se monta cualquier mara que controla esa área tú dices la clave. Después te llevan a un sitio, a una casa de alguien que está encargado de ti”.

Antonio tomó un vuelo aéreo dentro del territorio mexicano. “Después te meten en un hotel, un par de días, ahí esperan los días de paso de personas. Hay días exclusivos para pasar otras cosas que no son personas. Esperas el día que ellos te digan”. 

En su estadía en México se encontró con migrantes varados. “Uno va pasando por lugares que encuentra las personas que tienen meses esperando que el encargado de ellos pague”.

El día indicado llegó. Le tocó cruzar por el río Bravo. “Fue en un botecito inflable, seis personas, cayendo la noche”. Tras el cruce, el GPS, la matita y los dos hombres cayendo en hoyos. Ya en territorio de Estados Unidos fue alojado en una casa. Un día lo fueron a buscar. “La vuelta era una camioneta, llena de utensilios para trabajar, en una cama con un plywood arriba, lleno de gente”.

Pero lo peor no había pasado. A Antonio le tocó ir en la media cabina del vehículo, apretujado a tal punto que pensó que una de sus piernas se le rompería. El paso por San Antonio no fue posible, fueron descubiertos y perseguidos por una patrulla. El chófer desvió el vehículo fuera de la carretera. “¡Corran!”, fue el grito que escuchó mientras trataba de salir de la camioneta. 

“Caí preso. Me detuvieron. Pensé que sería el final mío”. Decidió luchar su caso. Permaneció dos meses en un centro de detención. “Eso es como una tortura”, expresa. Logró quedarse mientras se conoció su proceso judicial. No quiere ofrecer detalles de esos tres años. Comenta otras cosas, como una pareja que conoció, y que fue separada en algún punto de esa travesía. “Quizás a ella le pasaron cosas”.

Hace una pausa. Su tono de voz cambia. “Me has hecho recordar momentos difíciles”. 

Los dominicanos en el mundo

El informe “Registro Sociodemográfico de las Comunidades Dominicanas residente en el Exterior” indica que los 2.5 millones de origen dominicano que vive fuera de República Dominicana equivale al 19.5 % de la población del país. También destaca que es en su mayoría femenina, con 54.2% de mujeres. Los datos actualizados revelan, además que, luego de la pandemia, Venezuela (11,399) fue desplazada como quinto destino por Canadá (23,125). El sexto lugar lo tiene Chile (20,115)

La “cultura” de la migración

Ese “afán de irse” tuvo su repunte luego de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo. “Se abre no solamente la migración política, sino que es una migración económica. Y las personas comienzan a ver las posibilidades por las visas disponibles de juntarse con parientes en Estados Unidos”, explica Bridget Wooding, directora del Centro para la Observación Migratoria y el Desarrollo Social en el Caribe (OBMICA).

Y los datos disponibles muestran ese repunte. El principal destino migratorio de los dominicanos es Estados Unidos, donde para 1990 residían 347,858 migrantes de origen dominicano, cantidad que pasó a 1,173,662 en 2019, de acuerdo con el informe “La migración en la República Dominicana: contexto, retos y oportunidades”, editado por el PNUD en 2022. 

El informe “Registro Sociodemográfico de las Comunidades Dominicanas residentes en el Exterior”, presentado en febrero de este año por el Instituto de los Dominicanos y Dominicanas en el Exterior (INDEX), indica que actualmente la comunidad dominicana en Estados Unidos alcanza las 2,094,222 de personas; el 82.7 por ciento de la diáspora de República Dominicana en el mundo, que alcanza 2,531,618 de personas.

“Pienso que esa migración al norte, y a veces a los países del sur, es por mejores condiciones para las personas y sus familias. Ven que eso no se da en su país y hay temas como calidad de educación y de servicios de salud que tampoco las personas están viendo como un logro en su propio país, y eso entonces motiva esa idea de la migración”, apunta Bridget Wooding. 

En tanto que el sociólogo Rafael Durán apunta otros aspectos, ligados a los países receptores y expulsores de migrantes: las remesas, la mano de obra y el sostén del sistema social, en especial en países europeos.

2,531,618

Personas de origen dominicano (de nacimiento o ascendencia) viven fuera del país.

Toma de referencia el Pacto Mundial para la Migración de 2018, un acuerdo no vinculante que República Dominicana y otros países no firmaron. “Casi todos los países de América Latina han dejado eso a lo “laissez faire” (dejar pasar). No tienen presión sobre el mercado de trabajo y los servicios, y les entran remesas que van a seguir creciendo porque los flujos migratorios no se detienen”.

“Si usted se gana mil o dos mil dólares, y hace el rejuego allá desde lo colectivo y logra mandar quinientos dólares acá, son veinticinco mil pesos, que suele ser el salario promedio, y todo el que recibe veinticinco mil pesos mensuales va creando lo que se llama ideología de la inmigración. Todo el mundo quiere irse. Entonces eso hace que las expectativas se mantengan”, agrega.

Antonio conoce bien esta expectativa. Asegura que vive mejor y que sus hijos están en una mejor situación. “Estuve en varias vías antes de decidirme venir por México. México fue mi última opción. Sabía de todo lo que se pasaba”. Le pregunto por la primera vez que intento irse. 

“Un día te cuento la vuelta por Las Bahamas. Esa es otra historia de película”.

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Más viajes, más pasaportes

En el último año ha sido habitual la queja por la falta de libretas para pasaportes.

Los datos de los últimos seis años dan indicio de cuánto ha crecido la expedición de pasaportes en República Dominicana.

De los 2,459,302 de libretas expedidas entre 2017 y 2022, el 22.3 por ciento se emitieron en 2022, alcanzando las 548,930 libretas, con un crecimiento de un 42 por ciento en comparación con el total de libretas en 2019, que ascendieron a 386,439.

Un crecimiento mucho mayor al comparado entre el 2019 y el 2021 que fue de un 9.4 %, registrándose la expedición de 422,922 libretas en el año 2021, según las estadísticas de la DGP.

Y el aumento de salida de dominicanos residentes por los aeropuertos de República Dominicana parece corresponder a la de los pasaportes.

Durante el año 2019 salieron al extranjero por vía aérea 532,059 dominicanos residentes en el país, para 2021 la salida por los aeropuertos de esta población creció un 4.45 %, con el registro de 555,736 personas. Y para el 2022 esta cifra aumentó un 46.54 % en comparación con 2019, ascendiendo a 779,710 personas.

Si se compara el primer cuatrimestre (enero-abril) de estos años con el del 2023, la tendencia ascendente se mantiene. En 2019, el año anterior a la pandemia, viajaron fuera del país en los primeros cuatro meses del año 142,242 dominicanos residentes. Esa cifra descendió para el 2021 en un -16.5 %, cuando se registraron 118,765 salidas.

Pero en los dos años siguientes la salida de residentes dominicanos al extranjero aumentó considerablemente en comparación con el año 2019; un 43 % para el 2022, con 203,400 salidas entre enero y abril; y un 104.4 % para el primer cuatrimestre de 2023, con 290,740 salidas de residentes dominicanos por los aeropuertos del país.

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Destinos de ruta

“La liberación de algunos países que permiten viajar sin visa y tienen conexión con esa ruta (hacia Estados Unidos) que han tomado los dominicanos, hace posible esa demanda de pasaportes”, considera el sociólogo y experto en migración Rafael Durán Rodríguez.

Entre estos países que se incluyen como parte de la ruta terrestre hacia los Estados Unidos se cuentan Guatemala, El Salvador y Colombia.

Desde el pasado 15 de febrero los dominicanos deben gestionar visa para entrar a Guatemala, un requisito que había sido exonerado para nuestros nacionales el 1 de marzo de 2017. La medida de imposición de visado se anunció el 24 de enero de este año.

De acuerdo a un comunicado del Instituto Guatemalteco de Migratorio (IGM), la decisión se tomó ante “un incremento en el flujo migratorio irregular de personas de República Dominicana” que usan Guatemala para llegar a Estados Unidos.

Datos del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) indican que entre agosto y diciembre de 2022 salieron de República Dominicana a Guatemala 6,627 pasajeros; registrándose en diciembre de ese año la mayor cantidad, 2 mil 638 pasajeros. Entre enero y abril de 2023, la cifra total se redujo a 6,014 (un 9.25 %).

También la cantidad de llegadas de pasajeros desde Guatemala a República Dominicana se ha incrementado. Los datos del IDAC señalan que entre septiembre y diciembre de 2022 arribaron desde este país 3,624 pasajeros. Mientras que entre enero y abril alcanzó un total de 4,775 pasajeros, para un aumento de un 31.76 %.

En el caso de El Salvador, los dominicanos pueden ingresar como turistas desde el 16 de enero de 2019, al entrar en vigencia un acuerdo suscrito para estos fines en febrero de 2017.

Las estadísticas del IDAC señalan que, en el último cuatrimestre del año 2022, salieron de República Dominicana a El Salvador 7,149 pasajeros; en tanto que en el primer cuatrimestre de este año 2023 sumaron 9,867 pasajeros; para un incremento de 27.54 %.

En el caso de Colombia, cuyo paso migratorio hacia Estados Unidos es la peligrosa selva de Darién, el incremento de entrada de dominicanos ha sido constante desde 2012.

De acuerdo a la página web de Datos Abiertos del Gobierno de Colombia, de 2012 a 2022 ingresaron 273,396 dominicanos. De este total, el 32.3 % llegó en el año 2022, cuando arribaron 88,201 dominicanos, cantidad que significó un aumento de 65.8 % en comparación con el 2021, cuando ingresaron 30,150 dominicanos.

“Con vuelos medio baratos y esas rutas migratorias, pues el dominicano tiene mayor oportunidad”, analiza el sociólogo Rafael Durán Rodríguez, quien entiende que en la decisión de tomar la ruta terrestre hacia Estados Unidos pesan varios factores, como la percepción de seguridad de viajar en grupos grandes.

“Las yolas son peligrosas y caras. Estas (rutas) son peligrosas, pero con los viajes (aéreos) baratos, salen un poco más barato, y se sale en grupo”, pondera.

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TEMAS -

Periodista de amplia experiencia que recibió el Premio Joven de Periodismo, renglón Literatura y Libros, en el 2016. En 2019, ganó el Primer Concurso de Periodistas “Libertad de Expresión e Información”, Periodismo impreso. Es escritora y poeta.