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El Ateneo Insular celebró un intercambio literario con escritores de Puerto Plata

La institución literaria celebró un intercambio con poetas y escritores de Puerto Plata

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El Ateneo Insular celebró un intercambio literario con escritores de Puerto Plata
Bruno Rosario Candelier, presidente del Ateneo Insular (FUENTE EXTERNA)

Convocados por don Bruno Rosario Candelier, el Ateneo Insular celebró una tarde literaria con escritores de Puerto Plata. Miembros del Movimiento Interiorista de esta ciudad y otros cultores de la palabra se reunieron en el salón Rafael Solano de la Casa de Cultura. Andrés Ulloa, poeta interiorista puertoplateño, dio la bienvenida al destacado intelectual, junto a los demás integrantes de la mesa, Johanna Goede, Luis Quezada, Elidenia Velásquez y el director provincial de Cultura y encargado de la Casa de Cultura, Sr. Allen Campos.

«Siéntanse bienvenidos todos en esta nuestra Casa de la Cultura. Hoy nos regocijamos ampliamente de tener la visita de don Bruno Rosario Candelier, un hombre que tiene todos los años del mundo haciendo una labor que pasará así: no hay un dominicano que haga este trabajo que pueda superarlo; todos los años del mundo yendo a cada una de las comunidades de todo el país, leyendo, compartiendo con los jóvenes escritores de la isla y más allá de la isla, allende los mares, promocionado el gusto por las buenas artes, el gusto por la palabra y el cultivo del espíritu», expresó Andrés Ulloa.

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«Cuando llamé a Andrés Ulloa para decirle que tenía el plan de tener un intercambio con poetas y escritores de Puerto Plata, él, naturalmente acogió con mucha simpatía la idea. El objetivo de este espacio es tener un conversatorio sobre el uso de la palabra, la creación literaria y sobre esa singular motivación que tenemos los escritores de hacer una actividad que es propia de los escritores. ¿Ustedes saben cuál es la actividad propia de los escritores? Lo que hacen todos los poetas, los cuentistas, novelistas, dramaturgos y ensayistas: escriben», consignó don Bruno Rosario Candelier al iniciar sus palabras.

Sobre el Ateneo Insular y la poética interiorista

Como especificó, en esta ocasión estuvo «representando al Ateneo Insular», primordialmente, institución fundada hace, aproximadamente, treinta y dos años. «El Ateneo Insular es una organización de escritores que se concibió para promover una literatura que fuese, de alguna manera, diferente a lo que se estaba haciendo; una literatura que enfatice la espiritualidad en el arte de la creación verbal», consignó el promotor cultural. Agregó que «La literatura tiene la ventaja de que cabe todo: todos los temas pueden ser un tema de la creación literaria; todas las formas de escritura caben en la literatura; todas las tendencias literarias caben en cualquier obra literaria. Entonces, tenemos relaciones intelectuales, morales, estéticas y espirituales, todo eso pasa en la literatura. En la literatura caben las singulares motivaciones de cada uno de los escritores», puntualizó.

Consignó, además, que «Cada escritor o cada persona tiene un punto de contacto con el universo y desde ese punto de contacto con el universo recibe mensajes, recibe señales, recibe imágenes y símbolos de la misma realidad o de la realidad superior, de la realidad trascendente, de la realidad sutil y puede entonces testimoniar lo que percibe de esa realidad. Lo mismo si se trata de su propia percepción de su mundo interior, porque todos tenemos un mundo interior, una interioridad por medio de la cual podemos intuir y pensar; pero también podemos dar el testimonio de lo que percibimos de la realidad material, de la realidad sensorial»: «Cada uno de ustedes está en contacto con la realidad permanentemente, primero con la realidad sensorial, que es lo que manifiestan los datos sensoriales de las cosas».

«Pero esa misma realidad es múltiple —señaló—; la realidad es infinita, la realidad no es una sola. Fíjense qué compleja es la realidad: es una sola y es infinita, como el universo». Dijo que: «Desde que el mundo es mundo hay personas que intuyen, que entienden que tienen o han tenido la capacidad para comunicar lo que ven y lo que perciben, las singulares cosas que perciben; eso lo hacen los escritores, los narradores, los poetas, todos los que tienen la capacidad estética: la sensibilidad estética tiene múltiples formas de manifestaciones, no solo es a través de la literatura, puede manifestarse a través de la música, a través de la pintura o a través de las otras artes, y de la ciencia también: esa es la riqueza de las manifestaciones, esa riqueza intelectual para nosotros que podemos fundamentar lo que concebimos».   

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Consignó que, aunque «hay circunstancias que no permiten que uno se desarrolle intelectualmente, en teoría todos los seres humanos, absolutamente todos, junto con el don de la vida reciben el don de la creatividad»: «Cuando venimos a este mundo, al recibir el don de la vida, los seres humanos». Señalo que, a excepción de las plantas y los animales, «todos los seres humanos recibimos un don, que Heráclito de Éfeso en la antigüedad griega le llamó Logos. A través de ese don, el Logos de la conciencia, podemos hacer cuatro cosas, que hacemos los seres humanos, que son intuir, pensar, hablar y escribir. El don número uno del Logos es la intuición».    

«El don del intelecto es la sede del Logos de la conciencia y en la intuición tiene la capacidad para percibir lo que no se ve de la realidad, porque lo que se ve de la realidad lo percibimos con los sentidos materiales», consignó: «Con los sentidos sensoriales entramos en contacto material con la realidad sensorial; pero la realidad oculta, lo que la realidad sensorial esconde, que los poetas saben transmitir, aunque no sepan cómo se llama, es el sentido subyacente de la realidad: el sentido es el valor que tienen las cosas».

Manifestó que «lo más importante para los intelectuales, los artistas, los escritores, es el desarrollo de la intuición, eso es lo clave». Dijo que «en función de la capacidad de creación vamos creciendo, vamos mejorando la vida, vamos mejorando el conocimiento del mundo; y algo muy importante: podemos aportar más conocimiento. Por eso las culturas van en aumento, la intelectualidad va en aumento siempre. Por eso, permanentemente, hay creación».  

Inquiriendo más en la sabiduría de este Maestro, uno de ellos preguntó: «¿La humanidad ha llegado a ser feliz con todo ese avance que ha tenido?». «El sentirse bien no depende de lo que usted tenga, depende de cómo usted vive, en armonía consigo mismo y de acuerdo a un orden que se llama paz interior […] La felicidad es un estado del alma: usted se siente en armonía con lo viviente; y sentirse en armonía con lo viviente es una clave para vivir bien», respondió don Bruno Rosario Candelier.  

Una lluvia de poesía hubo aquella tarde literaria que el Ateneo Insular celebró el 26 de marzo del presente 2022 con los escritores puertoplateños: «Soy poeta por necesidad», confesó Johanna Goede antes de leer «Cae la lluvia». Andrés Ulloa leyó «Crisantemo», Nan Chevalier leyó «No era ella» y «La mirada traspasa los objetos». Entre otros títulos estuvieron también «Nostalgia», «Mea niño», «Mi ciudad», «Patanas de alas de cielo, abuela» y «Ausencia». A la hora de partir, el cercano campanario también nos dejó su adiós con sus hermosos versos ensoñadores.

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