¿Es el icosapentanoato de etilo el verdadero omega 3 que funciona y todo lo demás es placebo?
Por qué muchos suplementos de omega 3 no funcionan

El omega-3 ha sido durante años el favorito en la prevención cardiovascular. Pero hay un nuevo protagonista que ha demostrado robarse el show en estudios clínicos rigurosos: el icosapentanoato de etilo, también conocido como EPA etílico puro.
Y aquí viene la pregunta que incomoda: ¿es este el único omega-3 con evidencia sólida y lo demás placebo?
El icosapentanoato de etilo es un derivado purificado del ácido eicosapentaenoico (EPA), aprobado por la FDA para la reducción del riesgo cardiovascular en pacientes con triglicéridos elevados y enfermedad cardiovascular establecida o diabetes con otros factores de riesgo.
A diferencia de los suplementos de omega-3 convencionales (que mezclan EPA y DHA), este fármaco contiene únicamente EPA en forma etílica, lo que parece ser la clave de su eficacia.
¿Y si la fuerza de tu mano pudiera predecir tu riesgo de muerte?
Estudios científicos
La evidencia más sólida proviene del estudio REDUCE-IT (Bhatt et al., 2019, New England Journal of Medicine), un ensayo clínico aleatorizado que incluyó a más de 8,000 pacientes.
Los resultados fueron impactantes: el tratamiento con icosapentanoato de etilo redujo en un 25% el riesgo de eventos cardiovasculares mayores (infarto, ictus, muerte cardiovascular) comparado con placebo. Estos datos no solo fueron estadísticamente significativos, sino clínicamente relevantes.
¿Y qué pasa con los suplementos comunes de omega-3? Aquí viene el contraste.
Estudios como el VITAL y el ASCEND, que evaluaron suplementos mixtos de EPA y DHA en población general y diabéticos respectivamente, no demostraron reducciones significativas en eventos cardiovasculares.
Algunos defensores atribuyen esto a las dosis más bajas o la calidad de los suplementos, pero lo cierto es que la evidencia no los respalda con la misma fuerza que al icosapentanoato de etilo.
En cuanto a mecanismos de acción, el EPA etílico puro no solo reduce los triglicéridos, sino que también modula la inflamación, estabiliza placas ateroscleróticas, mejora la función endotelial y tiene propiedades antioxidantes, lo que probablemente explique su efecto protector más allá del control lipídico.
Desde el punto de vista nutricional, aunque los pescados grasos siguen siendo recomendables como fuente de omega-3, no pueden compararse en potencia terapéutica con una dosis farmacológica de 4g diarios de icosapentanoato de etilo, como se usó en REDUCE-IT. Además, muchos suplementos del mercado no alcanzan concentraciones efectivas y pueden estar oxidados o mal etiquetados.
Uso personalizado
El uso de omega-3 y icosapentanoato de etilo debe individualizarse según la población.
Los suplementos de omega-3 convencionales, que combinan EPA y DHA, pueden ser útiles en personas sanas con bajo consumo de pescado, mujeres embarazadas (por el papel del DHA en el desarrollo fetal), niños en etapas de crecimiento neurológico, pacientes con dislipidemias leves y en ciertas enfermedades inflamatorias como artritis reumatoide o lupus, donde su efecto antiinflamatorio leve puede ofrecer beneficios.
También se han explorado en salud ocular, cognitiva y en trastornos del ánimo. Sin embargo, su impacto en la reducción de eventos cardiovasculares es limitado y poco consistente.
En contraste, el icosapentanoato de etilo no eleva el colesterol LDL y ha demostrado beneficios más allá de los lípidos, incluyendo efectos antiinflamatorios, estabilización de placas y mejora en la función endotelial.
No está indicado en prevención primaria en población sana ni como reemplazo de estatinas, pero representa una herramienta terapéutica de alto impacto en pacientes con riesgo cardiovascular elevado y triglicéridos moderadamente altos, especialmente cuando ya están en tratamiento con estatinas.