Rodrigo Blanco Calderón, la pluma y el oído
El arte de la narrativa de Rodrigo Blanco y su enfoque en la literatura
Durante el confinamiento forzado por la pandemia del COVID-19, me apunté en un curso virtual de análisis de un clásico literario facilitado por Rodrigo Blanco Calderón.
Su enfoque de enseñanza, la voz sosegada e interés genuino en escuchar a los integrantes de la peña, se tradujo por mi parte en admiración y ansias por leer lo que él escribía.
Y así, el profesor continuó impresionando a la alumna. Además de ser un gran maestro, resultó también poseedor de una voz literaria fresca y a la vez profunda.
Blanco Calderón nació en Caracas, Venezuela y reside desde hace unos años en Málaga, España. Es escritor, editor, columnista y profesor de talleres literarios. Siendo apenas un adolescente, descubrió a través de la lectura de novelas del autor peruano Alfredo Bryce Echenique, que la literatura podía ser divertida y no necesariamente una ceremonia formal.
Su primera forma de expresión escrita —fruto de amores de la adolescencia—, fue a través de la poesía. Luego se ha centrado en cuentos y novelas. Sus historias son polifónicas, donde los personajes tienen diferentes puntos de vista.
Ha publicado varios libros de cuentos que han recibido diversos reconocimientos. En el año 2013 fue escritor invitado del International Writing Program de la Universidad de Iowa. También ha realizado estudios doctorales de Lingüística y Literatura en la Universidad París XIII.
Frank Báez, poesía y musicalidad del Caribe
Con su primera novela, The Night, obtuvo el Premio Rive Gauche à París, el Premio de la Crítica en Venezuelay el Premio III Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.
En su más reciente novela, Simpatía, el argumento se orienta hacia el mundo interior de los personajes. Amante de los perros, le llamó la atención que, paralelamente al proceso de migración masiva en Venezuela, se diera la crueldad del abandono de mascotas; que pudiendo dejarlas en mejores circunstancias, muchos migrantes escogieran dejarlas a su suerte.
Reflejando, así, un daño muy profundo de una sociedad, que va más allá de lo político y constituye un resquebrajamiento social y psicológico.
Para Rodrigo, la lectura es la experiencia más enriquecedora de un escritor. Proveniente de una familia que aprecia la literatura y los libros —su mamá y su tía eran asiduas lectoras—, está plenamente seguro de que para dedicarse al oficio de la escritura hay que leer y hacerlo de una manera muy personal.
También de que se necesita oído para captar las propias voces y la sonoridad del lenguaje escrito. A su vez, se requiere constancia y disciplina y, sobre todo, saber proteger el mundo interior de las exigencias de la realidad exterior.