¿Ashwagandha: cura natural o simple placebo?
Las personas que toman medicamentos para la tiroides deben tener precaución, ya que la ashwagandha puede aumentar los niveles de hormonas tiroideas
La ashwagandha (Withania somnifera), también conocida como ginseng indio, es una hierba con una historia que se remonta a más de 3,000 años.
Se le atribuyen propiedades que ayudan al cuerpo a resistir el estrés, mejorar la energía y fortalecer el sistema inmunológico. Veamos qué dice la evidencia científica al respecto.
La ashwagandha es una planta originaria de la India, Medio Oriente y partes de África. Es apreciada en la medicina ayurvédica por sus efectos adaptógenos, es decir, su capacidad para ayudar al cuerpo a adaptarse al estrés físico y mental.
Las raíces de esta planta contienen compuestos bioactivos, como los withanólidos, que se cree que son responsables de sus efectos beneficiosos.
Algunos estudios han sugerido que puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que ayuda a mitigar los efectos negativos del estrés crónico en el cuerpo.
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Además, hay evidencia que sugiere que la ashwagandha puede mejorar la resistencia física y el rendimiento deportivo. Un estudio publicado en el Journal of the International Society of Sports Nutrition en 2015 concluyó que la suplementación con ashwagandha mejoró la fuerza muscular y la recuperación en los participantes.
En el ámbito neurológico, la ashwagandha ha mostrado promesas en la mejora de la memoria y la cognición. Algunos estudios indican que puede tener efectos neuroprotectores, posiblemente debido a su capacidad para reducir el estrés oxidativo y la inflamación, lo que podría ser útil en la prevención del deterioro cognitivo asociado con el envejecimiento.
Limitaciones y contraindicaciones
A pesar de los hallazgos prometedores, la evidencia sobre la ashwagandha aún no es concluyente. Muchos de los estudios disponibles se han realizado en poblaciones pequeñas, y a menudo, los ensayos clínicos no han sido lo suficientemente amplios ni a largo plazo como para hacer afirmaciones definitivas.
Por lo tanto, se requiere más investigación para establecer con claridad sus beneficios y posibles efectos adversos.
En cuanto a las contraindicaciones, la ashwagandha no es adecuada para todos. Las personas que padecen enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide, lupus o esclerosis múltiple, deben evitarla, ya que podría agravar los síntomas por su influencia en el sistema inmunológico.
Asimismo, las personas que toman medicamentos para la tiroides deben tener precaución, ya que la ashwagandha puede aumentar los niveles de hormonas tiroideas.
También hay preocupaciones sobre su uso durante el embarazo, ya que algunos estudios en animales han sugerido que la ashwagandha podría tener efectos abortivos. Por lo tanto, las mujeres embarazadas deben evitar su consumo.
Desde una perspectiva nutricional y médica, es importante que la ashwagandha se utilice bajo la supervisión de un profesional de la salud, especialmente en personas con condiciones médicas preexistentes o que estén tomando medicamentos.
Si bien la ashwagandha muestra un potencial prometedor como suplemento para reducir el estrés y mejorar la salud física y cognitiva, la evidencia sigue siendo limitada. Una dieta equilibrada, ejercicio regular y manejo del estrés siguen siendo los pilares de una buena salud.
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