¿Es la dieta el mejor tratamiento para la prediabetes?
En personas sin estos factores de riesgo, la dieta suele ser la mejor herramienta para restaurar el equilibrio metabólico
La prediabetes es una condición en la que los niveles de glucosa en sangre son más altos de lo normal, pero no lo suficiente para ser diagnosticada como diabetes tipo 2.
Es importante entender que la prediabetes representa una pérdida significativa de las reservas de células beta pancreáticas, que son responsables de producir insulina.
Contrario a lo que muchas personas creen, esta condición no está directamente relacionada con el consumo de azúcar en sí mismo, sino con una combinación de factores metabólicos que afectan la capacidad del cuerpo para regular la glucosa de manera eficiente.
Esta etapa es crítica porque ofrece una ventana de oportunidad para revertir o ralentizar el progreso hacia la diabetes, y la intervención nutricional puede jugar un papel fundamental.
La hemoglobina glucosilada (HbA1c) y los niveles de glucosa en ayunas son los parámetros principales para diagnosticar la prediabetes. Un valor de HbA1c entre 5.7% y 6.4% indica prediabetes, lo que refleja un promedio elevado de glucosa en los últimos tres meses.
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La glucosa en ayunas entre 100 y 125 mg/dL también señala un posible estado prediabético.
Además, los niveles de insulina pueden ofrecer información valiosa sobre la sensibilidad a la insulina. En la prediabetes, es común que el páncreas produzca insulina en exceso debido a la resistencia a esta hormona, lo que con el tiempo provoca que los niveles de glucosa en sangre aumenten.
Manejo nutricional basado en evidencia científica
La nutrición es uno de los pilares más importantes para el manejo de la prediabetes, y la investigación apoya la adopción de una dieta rica en proteínas, baja en carbohidratos refinados y rica en fibra para mejorar la sensibilidad a la insulina y controlar los niveles de glucosa.
Los estudios sugieren que una dieta mediterránea, rica en grasas saludables (aceite de oliva, aguacates, frutos secos) y baja en azúcares añadidos, puede ser efectiva para reducir los marcadores de glucosa e insulina en individuos con prediabetes. Sin embargo ningún patrón dietético especifico supera la individualización de la pauta dietética.
Además, las dietas que enfatizan el consumo de proteínas magras, granos integrales, y una alta ingesta de vegetales ayudan a mejorar el control glucémico y a reducir el riesgo de progresión a diabetes tipo 2.
La fibra, en particular, retarda la absorción de glucosa, lo que ayuda a evitar picos de azúcar en sangre después de las comidas.
¿Cuándo es mejor la dieta que la medicación?
En la mayoría de los casos de prediabetes, la intervención nutricional es preferible al tratamiento farmacológico. Varios estudios han demostrado que los cambios en la dieta y el estilo de vida pueden ser tan efectivos, o incluso más, que los medicamentos como la metformina para prevenir la progresión a diabetes.
La American Diabetes Association (ADA) recomienda priorizar la pérdida de peso moderada (alrededor del 5-7% del peso corporal) y la actividad física regular, como estrategias principales para revertir la prediabetes.
De hecho, investigaciones como el Diabetes Prevention Program (DPP) han demostrado que la modificación del estilo de vida puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 58%, en comparación con el 31% cuando se usa metformina.
La medicación puede ser una opción cuando los cambios en la dieta y el ejercicio no logran controlar los niveles de glucosa o cuando existen otros factores de riesgo significativos, como antecedentes familiares de diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, en personas sin estos factores de riesgo, la dieta suele ser la mejor herramienta para restaurar el equilibrio metabólico.
Es evidente entonces que el manejo de la prediabetes mediante la nutrición es una intervención altamente efectiva respaldada por la evidencia científica.
Si bien en algunos casos el uso de medicamentos es necesario, en la mayoría de las situaciones, una dieta equilibrada (no una sin carbohidratos), junto con el ejercicio, optimizar el patrón de sueño, entre otras pautas relacionadas al entorno, contribuyen a revertir esta condición y prevenir el desarrollo de diabetes tipo 2.