¿Es el azúcar peor que la grasa para tu hígado?
Una dieta alta en azúcares y carbohidratos puede ser más perjudicial para el hígado que una dieta alta en grasas saludables
El hígado graso no alcohólico (HGNA) es una condición prevalente caracterizada por la acumulación excesiva de grasa en el hígado en ausencia de consumo significativo de alcohol. Esta afección puede progresar a enfermedades más graves como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), cirrosis y carcinoma hepatocelular.
La pérdida de peso es una piedra angular en el tratamiento del HGNA. Estudios han demostrado que una reducción del 5-10 % del peso corporal puede mejorar significativamente las características histológicas del hígado, incluyendo la esteatosis, la inflamación y la fibrosis. La pérdida de peso debe ser gradual, alrededor de 0.5-1 kg por semana, para evitar efectos adversos como la pérdida de masa muscular o la aparición de cálculos biliares.
Aunque el HGNA se define por la acumulación de grasa en el hígado sin consumo significativo de alcohol, la ingesta moderada de alcohol puede exacerbar la enfermedad. El alcohol induce estrés oxidativo y daño hepático adicional, por lo que se recomienda evitar o limitar su consumo.
Una idea errónea común es que la grasa en el hígado proviene directamente de la grasa que se consume en la dieta. Sin embargo, la realidad es más compleja. La grasa en el hígado se forma principalmente a partir de un proceso llamado lipogénesis de novo, en el cual el hígado convierte el exceso de carbohidratos y azúcares en grasa. Cuando consumimos más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, especialmente en forma de carbohidratos refinados y azúcares, el hígado transforma este exceso en triglicéridos que se almacenan en las células hepáticas.
Esto significa que una dieta alta en azúcares y carbohidratos puede ser más perjudicial para el hígado que una dieta alta en grasas saludables. Las grasas saturadas y trans también pueden contribuir al HGNA, pero su efecto es secundario comparado con el de los azúcares.
Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, puede ayudar a reducir la grasa hepática y mejorar la salud general del hígado. Específicamente, la dieta mediterránea ha mostrado beneficios significativos en pacientes con HGNA, debido a su alto contenido en antioxidantes y ácidos grasos monoinsaturados.
El consumo de alimentos procesados y ricos en azúcares añadidos debe minimizarse, además, se recomienda aumentar la ingesta de fibra dietética, ya que puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la inflamación. La dieta keto o cetogénica es alta en grasas y extremadamente baja en carbohidratos no es recomendable en el HGNA pues no aborda el problema subyacente del metabolismo del azúcar. Además, puede no proporcionar una nutrición equilibrada a largo plazo, lo que es esencial para la salud hepática.
El ejercicio regular tiene un impacto positivo en la reducción de la grasa hepática. Tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento de resistencia han demostrado ser efectivos. Ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la inflamación y promover la pérdida de peso, lo que a su vez reduce la cantidad de grasa acumulada en el hígado. Se recomienda al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, como caminar, nadar o montar en bicicleta, complementado con ejercicios de fortalecimiento muscular.
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