Enseñar a hablar a las máquinas
La entrada de la inteligencia artificial en la RAE
Arrastramos desde un antaño lejano la concepción errónea de la separación de las ciencias y las letras. Como casi todo lo ficticio, ha arraigado con una fuerza apabullante en la mente de muchos. Enfrentamos las humanidades a las ciencias, como si el saber científico no fuera profundamente humanístico, o debiera aspirar a serlo. Enfrentamos las humanidades a las ciencias, como si el saber humanístico no estuviera necesariamente vinculado con el científico.
Instalados en esta separación antinatural y anticultural, muchos fueron los sorprendidos cuando Asunción Gómez Pérez ingresó a mediados de 2023 como académica de número en la Real Academia Española para ocupar el sillón q minúscula. La extrañeza nace de que la nueva académica es doctora en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y catedrática de Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica de Madrid. Muchos se preguntaron qué hacía una doctora en Computación e Inteligencia Artificial en la Real Academia Española, que, como ustedes saber, se dedica al estudio y defensa del buen uso de la lengua española. La flamante académica se encargó de despejar dudas en su discurso de ingreso: «Mis aportaciones han de ir encaminadas a poner la inteligencia artificial al servicio de la lengua española, pero también a que los materiales de calidad de la lengua española estén en formatos apropiados para las tecnologías de la inteligencia artificial». Por cierto, ahora que hablamos tanto, y sabemos tan poco, de inteligencia artificial, les recomiendo vivamente que lean el discurso, que tienen disponible en el portal electrónico de la RAE.
No fue la Dra. Gómez Pérez la primera en plantear esta necesidad acuciante de vincular estrechamente nuevas tecnologías y buen uso de la lengua. Desde 2019 las academias de la lengua española en el mundo acordaron dar impulso al proyecto Lengua española e inteligencia artificial (LEIA), con la colaboración de importantes empresas tecnológicas.
El proyecto LEIA tiene un claro objetivo: enseñar a las máquinas a hablar un español correcto. Sí, sí, ya sé que ustedes tienen la imagen de un pequeño robot que habla con voz metálica; esto hace tiempo quedó atrás. Todos los días, a cada hora, interactuamos con máquinas, les hablamos y ellas nos hablan: buscadores, centralitas telefónicas, asistentes de voz, procesadores de texto, redes sociales, aplicaciones, y un largo etcétera. La idea es que estos productos y servicios hablen español, y en un español correcto, para que los hispanohablantes los utilicemos y nos beneficiemos de ellos en nuestro propio idioma.
Los frutos de esta relación serán recíprocos. Ya estamos utilizando la inteligencia artificial para crear herramientas que nos ayuden a enseñar la lengua y a fomentar su cuidado y buen uso. Los que hacemos diccionarios hace tiempo que echamos mano de la tecnología para optimizar nuestro trabajo y nuestros resultados, y aún nos queda mucho campo por explorar.
Santiago Muñoz Machado, el director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, asegura que, al fin y al cabo, la tarea no está tan alejada de lo que ha sido la labor de las academias desde su creación: «Estamos en un momento crucial en el que tenemos que hacer algo que hicieron nuestros antecesores del siglo xviii (con los humanos): normativizar la lengua de las máquinas y de la inteligencia artificial».
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