¿Llevar o no a los niños a conciertos? Todo lo que debes saber antes de decidir
Una psicóloga infantil y una pediatra explican desde qué edad es recomendable llevar a los niños a conciertos, qué riesgos existen y qué medidas tomar para que la experiencia sea segura

Ver a padres asistir a conciertos acompañados de sus hijos ya no es extraño. Cada vez más adultos deciden compartir la experiencia que supone ver a sus artistas favoritos en vivo junto a sus pequeños.
Y aunque la ley dominicana no prohíbe la asistencia de menores a este tipo de eventos (siempre y cuando estén acompañados de un adulto), hay algunas informaciones que deberías tener presente antes de tomar esta decisión.
¿Cuál es la edad ideal?
Desde el punto de vista psicológico, la edad recomendada para asistir a un concierto varía según el tipo de espectáculo.
Así lo asegura la psicóloga clínica infanto-juvenil de @mentalmenterd Naomi Feliz, quien explica que a partir de los cinco años los niños pueden ir a conciertos familiares o infantiles, siempre acompañados de un adulto.
Si se trata de eventos más grandes al aire libre, recomienda llevar a los niños a partir de los 10 o 12 años, siempre y cuando el lugar sea seguro, con asientos disponibles, volumen moderado y supervisión adulta, mientras que en conciertos con multitudes refiere que lo mejor es esperar hasta los 14 años o más.
"En todos los casos, lo más importante es priorizar la seguridad, la comodidad del niño y asegurarse de que la experiencia sea positiva y apropiada para su edad", sostiene la experta en salud mental.
A partir de los 16 o 17 años (dependiendo de la madurez del adolescente), es posible permitirles que asistan solos, siempre que existan condiciones seguras, buena comunicación familiar y acuerdos claros sobre comportamiento y responsabilidades.
Para fomentar la autonomía de forma segura, Feliz comenta que es útil establecer acuerdos previos: definir horarios de llegada, saber con quién estarán, conversar sobre el consumo de alcohol u otras sustancias y dejar claras las consecuencias en caso de incumplimientos.
"Así se fortalece la confianza y se les acompaña en su camino hacia la independencia con responsabilidad", dice.
Desde el punto de vista médico
La pediatra del Hospital Yale-New Haven, Elianny Lantigua, advierte que, aunque la Academia Americana de Pediatría (AAP) no establece una edad mínima para asistir a conciertos, sí recomienda evitar exponer a los niños a ruidos fuertes.
"Los conciertos y eventos musicales pueden alcanzar niveles de ruido peligrosos para los oídos, sobre todo en los niños, cuyo sistema auditivo es más sensible y todavía está en desarrollo", asegura.
La doctora explica que la exposición a niveles elevados de ruido puede tener múltiples consecuencias negativas en la salud y el desarrollo de los niños.
"Exposiciones excesivas y/o prolongadas a sonidos de alto volumen pueden provocar pérdida auditiva, tinnitus (sensación de zumbido en los oídos) e hiperacusia (hipersensibilidad a sonidos cotidianos)", comenta.
"Una de las principales consecuencias es la pérdida auditiva neurosensorial, que ocurre por daño a las células ciliadas del oído interno, y que frecuentemente es irreversible cuando se debe a exposiciones recreativas u ocupacionales excesivas", añade.
Tomando esto en cuenta, los eventos pequeños o acústicos son la mejor opción para los más pequeños. "En estos lugares, el nivel de decibeles suele ser menor, hay menos aglomeración de personas y es más fácil controlar la exposición al ruido. Por ejemplo: conciertos acústicos, presentaciones infantiles, o espectáculos culturales familiares".
La Asociación Americana de Pediatría sugiere que, "si un lugar suena demasiado ruidoso para un adulto, definitivamente lo es para un niño".
¿Y si hay música explícita?
La psicóloga es clara: los conciertos con letras explícitas no son apropiados para niños. El contenido puede normalizar comportamientos de riesgo o generar confusión emocional.
Lo ideal es esperar hasta los 16 años o más, siempre conversando antes y después sobre el contenido. "No se trata de censurar, sino de dar contexto, fomentar la reflexión y ayudar a los hijos a interpretar lo que escuchan", explica Feliz.
"Durante la niñez y adolescencia, los chicos están en pleno proceso de construcción de su identidad, valores y conductas. Si constantemente escuchan letras que reproducen violencia, machismo, sexualización o consumo, eso puede moldear su visión del mundo, su autoestima y su forma de relacionarse", añade.

Consejos para proteger su audición
Si decides llevar a tus hijos a un concierto, la protección auditiva es imprescindible. La doctora Lantigua recomienda dos tipos:
- Orejeras (protectores tipo copa): son las más recomendadas para niños pequeños (incluso bebés). Cubren toda la oreja, son fáciles de poner y quitar, y reducen bien el ruido. Son ideales para niños que no toleran tapones o para niños muy pequeños (los tapones sueltos pueden ser un riesgo de asfixia si se los llevan a la boca).
- Tapones para los oídos: pueden ser de espuma, silicona o modelos especiales para música. Los de espuma bien puestos reducen el ruido hasta 20 decibelios (dB). Existen protectores auditivos diseñados específicamente para conciertos o eventos musicales. Estos reducen el volumen peligroso, pero permiten que el niño escuche la música con claridad, sin distorsionarla demasiado.
"Es necesario proteger la audición de los niños, porque el ruido en conciertos es muy fuerte (puede llegar a 130 dB, similar a un avión despegando). El daño auditivo es acumulativo y puede empezar con niveles altos, aunque sea por poco tiempo", señala.
Agrega que el niño debe llevar estos elementos puestos desde que entra hasta que sale del recinto, sin excepciones.
Si van a estar muy cerca de los altavoces o el ruido es muy intenso (como en conciertos de rock grandes), lo más seguro es usar orejeras y tapones de manera simultánea. Esta combinación brinda la mayor reducción de ruido posible.
Lantigua comparte consejos clave para cuidar la salud auditiva durante el concierto:
- Mantenerse lo más lejos posible de los altavoces gigantes (bocinas). El sonido pierde intensidad con la distancia.
- Salir periódicamente (cada 45-60 minutos) a zonas menos ruidosas del recinto (pasillos, áreas de comida o baños) para dar un respiro a los oídos. Llevar la protección puesta hasta salir completamente de la zona de música fuerte. Cuanto más dure el concierto, mayor es el riesgo. Combina estos descansos con el uso constante de protección.
- Utilizar aplicaciones de celular para medir el nivel de ruido. Si marcan consistentemente más de 80-85 dBA, es una señal clara de que la protección es esencial y que los descansos son importantes. Estas apps no son de laboratorio, pero sirven para alertar.
- Si el niño ya ha estado expuesto a otro ruido fuerte ese día (música con auriculares, práctica de instrumentos, etc.), el riesgo en el concierto es mayor. Si es posible, planifica para que el concierto sea la única exposición fuerte del día.
Y si toca decir "no"...
Negarse a llevar a un niño o adolescente a un concierto puede ser un reto, pero también es una oportunidad para educar. La profesional de la conducta humana sugiere:
- Escuchar primero: deja que te cuente por qué quiere ir.
- Validar su emoción: "Entiendo que te emocione mucho y que quieras ir".
- Explicar con claridad: "Este evento no es adecuado aún por tu edad, el lugar o el contenido".
- Ofrecer una alternativa: "Tal vez podamos ir juntos a otro más adelante".
- Dejar la puerta abierta: mostrar disposición a reconsiderar en el futuro.
"Hay que recordar que cada límite bien puesto, cuando se comunica con respeto y escucha, también construye confianza. No se trata solo de decir ´no´, sino de enseñar a cuidarse, comprender los porqués y fortalecer el vínculo con nuestros hijos", concluye Feliz.