El dulce arte de no hacer nada
Quiero aclararles lo que es "hacer nada" o saber disfrutar de los momentos de inactividad
![El dulce arte de no hacer nada El dulce arte de no hacer nada](https://resources.diariolibre.com/images/2023/04/16/shutterstock360192704-fce221fc-focus-0-0-896-504.jpg)
Muchas personas me preguntan, refiriéndose a mi hábito de la meditación, cómo puedo sentarme por veinte minutos todos los días a no hacer nada.
"Meditar es hacer algo", les respondo. "Mientras medito estoy ejercitando mi mente y mi cerebro".
Por esta pregunta reiterativa es que hoy quiero aclararles lo que es "hacer nada".
En la era moderna, el culto al trabajo y la productividad se ha convertido en un valor socialmente aceptado y promovido. Se nos enseña que, para ser exitosos y realizados en la vida, debemos estar siempre ocupados, hacer algo productivo, y aprovechar al máximo nuestro tiempo. Sin embargo, esta mentalidad puede llevarnos a descuidar uno de los aspectos fundamentales del bienestar emocional que es justamente la necesidad de hacer nada.
![Infografía](https://resources.diariolibre.com/images/2023/04/16/una-persona-haciendo-gestos-con-la-mano-en-la-calle-4980daf8.gif)
Il dolce far niente es una expresión en italiano que se traduce literalmente como "el dulce arte de no hacer nada". Esta expresión se refiere a la idea de que la vida no se trata solo de trabajar y producir, sino también de disfrutar de los momentos de inactividad.
Se cree que la expresión se originó en Italia, donde el estilo de vida y la cultura se han caracterizado por valorar la relajación y la pasividad.
El término se ha relacionado a menudo con la idea del "otium" romano, que era un concepto en la antigua Roma que describía el tiempo libre que tenían los ciudadanos después de cumplir con sus deberes y responsabilidades. Durante este tiempo, los romanos dedicaban su tiempo al reposo, la reflexión y la conversación con amigos y familiares.
Se cree que la frase "il dolce far niente" se popularizó durante el siglo XIX, cuando muchos escritores y artistas visitaban Italia en busca de inspiración y tranquilidad. La belleza de la vida italiana, con su clima cálido, su comida deliciosa y sus paisajes impresionantes, se convirtió en un tema recurrente en la literatura y el arte de la época.
Hoy día, para los italianos, el il dolce far niente es una parte importante de su cultura y estilo de vida. Se trata de una actitud que valora el disfrute de la vida y la contemplación, y que reconoce la importancia de tomarse el tiempo para disfrutar de los pequeños placeres. Además, al agendar espacios para no hacer nada, se pueden descubrir nuevas ideas, tener nuevas perspectivas y apreciar la belleza del mundo que nos rodea. Es también, una forma de resistencia a la cultura del trabajo y el consumismo que domina en muchas sociedades modernas, una actitud que valora la calidad de vida sobre la cantidad de trabajo producido, y que reconoce que la felicidad y el bienestar no están necesariamente relacionados con el éxito material o el estatus social.
A menudo subestimamos el valor de la inactividad, pensando que son actividades improductivas y sin sentido. Sin embargo, el simple hecho de no hacer nada puede ser una fuente de bienestar y equilibrio emocional. La dulzura de no hacer nada nos permite descansar, desconectar del estrés y la ansiedad, y reconectar con nosotros mismos. Cuando nos permitimos este lujo, estamos dando lugar a la creatividad, la imaginación, y la introspección. Sin la presión de tener que hacer algo en particular, nuestra mente se libera y comienza a explorar nuevas ideas, emociones y pensamientos. Este tiempo libre y sin expectativas nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, y a entender nuestras necesidades y deseos más profundos.
La dulzura de no hacer nada también nos ayuda a mantener una perspectiva equilibrada y saludable sobre la vida. Al alejarnos de la constante presión de la productividad, podemos apreciar las cosas simples y cotidianas que nos rodean. Podemos disfrutar del sol en la cara, del olor de las flores, del sabor de un café caliente, o de la conversación de un amigo. En lugar de estar siempre enfocados en lo que falta por hacer, podemos vivir el momento presente y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. Al tomarnos un tiempo para descansar y relajarnos, podemos reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en nuestro cuerpo, lo que a su vez puede mejorar nuestro sistema inmunológico, nuestra salud cardiovascular, y nuestra salud mental.
Por último, es importante destacar que la dulzura de no hacer nada no significa abandonar nuestras responsabilidades o descuidar nuestros objetivos. Simplemente se trata de reconocer la importancia del tiempo libre y de la inactividad en nuestra vida, y de buscar un equilibrio saludable entre la actividad y la relajación. No hacer nada puede ser una forma de reponer fuerzas, recargar energías, y volver a la vida cotidiana con una mente más clara y un corazón más tranquilo.
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